En los l¨ªmites del baile
Roc¨ªo Molina presenta una improvisaci¨®n de cuatro horas en la Bienal de Flamenco de Sevilla
¡°El flamenco, a nivel personal, es una catarsis, una bomba; necesito el conflicto, el dolor emocional, la p¨¦rdida¡±. Roc¨ªo Molina (M¨¢laga, 1984), premio Nacional de Danza en 2010, necesita poner su cuerpo al l¨ªmite para expresarse. En su trayectoria profesional destaca esa necesidad de empezar de cero y derribar barreras. La del vestuario (del que prescindi¨® casi en su totalidad en Cuando las piedras vuelen), la de la escenograf¨ªa (bailando sobre cristales rotos en Vin¨¢tica) y las que le impone su propio f¨ªsico. Esto, que se ha podido observar siempre en sus espect¨¢culos, ha tomado desde hace un tiempo un nuevo camino: el de la improvisaci¨®n.
En la Bienal de Flamenco, que tiene lugar en Sevilla, no solo se enfrentar¨¢ al p¨²blico sin saber qu¨¦ va a pasar, sino que adem¨¢s lo har¨¢ durante cuatro horas, el 1 de octubre, s¨¢bado, en el Teatro Central. ¡°Quiero saber qu¨¦ pasa cuando ya no puedo m¨¢s f¨ªsicamente y se me acaban los recursos, quiero poner a prueba qu¨¦ le pasa a mi cuerpo y a la emoci¨®n¡±, explica.
Formada en el Conservatorio Superior de Danza de Madrid (y graduada con matr¨ªcula de honor), adem¨¢s de instruirse en el flamenco, la necesidad de transgresi¨®n ha sido una constante en su carrera, en algunos montajes con m¨¢s ¨¦xito que en otros. Todos han supuesto una ruptura con el anterior. ¡°Mi gran miedo es verme estancada. Siempre he buscado ese conflicto, desde peque?ita, es una necesidad art¨ªstica¡±.
Sevilla es un paso m¨¢s en una serie de improvisaciones (Impulsos) que comenzaron hace cuatro a?os en espacios alejados de los teatros, como una plaza, un museo o la naturaleza, en las que la reacci¨®n del p¨²blico y la propia improvisaci¨®n de los m¨²sicos que le acompa?an marcan la pauta. ¡°Necesitaba sorprenderme, no saber lo que iba a ocurrir, dejarme llevar por lo que sucediera¡±, justifica. En esta ocasi¨®n ir¨¢ m¨¢s all¨¢, con una duraci¨®n extrema, pero tambi¨¦n con una disposici¨®n diferente de los elementos esc¨¦nicos, que colocar¨¢n al p¨²blico alrededor del escenario, lo que facilitar¨¢ su interacci¨®n con los espectadores. ¡°Me gustar¨ªa que trajeran los m¨®viles cargados para proponer su m¨²sica favorita para que yo la baile, o que traigan una prenda que les resulte interesante y que pase a formar parte de la escena¡ El p¨²blico puede ir alterando la improvisaci¨®n¡±.
La conversaci¨®n con Molina tiene lugar en Triana (Sevilla), en uno de sus escasos huecos entre ensayos que la bailaora desarrolla ma?ana y tarde. Ante la sorpresa de que se pase ocho o nueve horas al d¨ªa en el estudio, Roc¨ªo aclara que los ensayos no son para la improvisaci¨®n, sino para la obra en la que tambi¨¦n trabaja y que estrenar¨¢ el 3 de noviembre en el Teatro Nacional de Chaillot, en Par¨ªs, en el que es artista asociada desde 2015. ¡°Es una obra que se decidi¨® hacer tir¨¢ndonos a la piscina, sin saber a d¨®nde ¨ªbamos ni nada¡±.
La libertad del cuerpo
¡°Los montajes que hago ¨²ltimamente se forman a partir de lo que hago en estas improvisaciones¡±, a?ade. ?Cu¨¢l es el mayor aprendizaje? Lo resume en una palabra: libertad. ¡°La libertad del cuerpo es inmensa. De pronto es como que abres otros canales, recibes lo que ves de otra manera¡ Me ayuda a buscar la inspiraci¨®n en algo diferente, que no eres t¨² o los m¨²sicos, sino algo exterior¡±.
Reconoce que le gusta alternar los Impulsos con las obras m¨¢s convencionales, pero despu¨¦s de cuatro a?os, las improvisaciones han comenzado a calar en sus espect¨¢culos. La obra que prepara para noviembre, y que a¨²n no tiene ni siquiera t¨ªtulo, arranca con 20 minutos de baile improvisado.
En su nuevo proyecto, Molina vuelve a moverse en el terreno del conflicto. ¡°Tiene dos caras, algo muy pulcro, muy bello, que puede recordar a la perfecci¨®n¡ Pero la perfecci¨®n puede llegar a aburrir, entonces necesitamos esa parte viva, que salta, que baila, que hace lo prohibido¡±, subraya. ¡°Ese contraste es lo que yo elijo para estar viva, aunque me lleve al sufrimiento inevitablemente¡±.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.