La fiesta de los toros, ninguneada por el Tribunal Constitucional
La ponencia contraria a la prohibici¨®n catalana est¨¢ redactada, pero no la sentencia
Cuando parec¨ªa que el toro estaba a punto de salir al ruedo, resulta que el corral estaba vac¨ªo. Cuando se daba por hecho que este jueves se hac¨ªa p¨²blico el fallo del Tribunal Constitucional que anulaba la prohibici¨®n de la fiesta que acord¨® el Parlamento catal¨¢n el 28 de julio de 2010, resulta que los magistrados no han estudiado ni debatido la ponencia, y, en consecuencia, no est¨¢ redactada la sentencia final, que ha quedado pospuesta para una pr¨®xima reuni¨®n de la alta instituci¨®n.
Algo huele a chamusquina en este asunto. Alguien est¨¢ ocultando informaci¨®n a los ciudadanos y, sobre todo, y a tenor de los datos existentes, el alto tribunal est¨¢ ninguneando de manera poco elegante a la fiesta de los toros.
Seis a?os son muchos a?os para que duerma en un caj¨®n un recurso de inconstitucionalidad sobre un asunto de capital importancia para millones de espa?oles que consideran que el acuerdo de los parlamentarios catalanes es un ataque a la libertad, y que, adem¨¢s, ha dado pie a un contagio persecutorio en otras comunidades espa?olas.
Se sabe que hace tiempo que la magistrada Encarnaci¨®n Roca, catedr¨¢tica de Derecho Civil, tiene redactada la ponencia tras el estudio del recurso de inconstitucionalidad presentado por el Partido Popular el 28 de octubre de 2010. Pero por razones que se desconocen, aunque se pueden imaginar, no se ha sido discutida hasta este momento.
Ahora se ha confirmado que el escrito de la se?ora Roca es favorable a la vuelta de los toros a Catalu?a y, en consecuencia, contrario a la decisi¨®n del Parlament por considerar que este ¨®rgano tiene competencias para regular los espect¨¢culos taurinos, pero no para prohibirlos.
Este es el ¨²nico avance conocido, importante pero incompleto, sobre la situaci¨®n del recurso. Rumores fundados de todo tipo -algunos de ellos procedentes del propio seno del Tribunal Constitucional- han asegurado estos d¨ªas que la sentencia estaba lista para presentarla en sociedad, pero no ha sido as¨ª. Al parecer, a¨²n no se ha producido el correspondiente debate sobre los aspectos empresariales y culturales de la tauromaquia, que el Partido Popular recog¨ªa en el recurso, y que tan sustanciales son en el presente y para el futuro de la fiesta de los toros.
Si bien pudiera haber unanimidad jur¨ªdica sobre la invasi¨®n de competencias estatales por parte del Parlament, los magistrados estar¨ªan interesados en hilar fino el resto de los argumentos para evitar en lo posible que la sentencia suponga la apertura de un nuevo frente entre Catalu?a y el resto de Espa?a.
A nadie se le oculta que son razones pol¨ªticas las que han mantenido inerte la resoluci¨®n del recurso. Pero sea as¨ª o no, lo cierto es que el Tribunal Constitucional ha ninguneado a la fiesta de los toros, y ni el tradicional desinter¨¦s y la pasividad del sector no han evitado una profunda y justa decepci¨®n.
Llama la atenci¨®n que distintos representantes del Govern y el arco parlamentario catal¨¢n hayan reaccionado con diligencia y contundencia ante la perspectiva inmediata de una sentencia revocatoria. Seguramente, no habr¨¢ relaci¨®n alguna, pero, de manera inmediata, el propio Tribunal Constitucional ha dejado claro que el asunto no ha sido debatido a¨²n y se ha dado quince d¨ªas m¨¢s de plazo, hasta el pr¨®ximo pleno.
Ser¨¢ verdad, pero despu¨¦s de seis a?os de espera desesperante, cualquiera tiene derecho a no creer nada. ?Qui¨¦n puede asegurar que habr¨¢ senetncia en dos semanas? Cualquiera podr¨¢ pensar que habr¨¢ que esperar tiempos mejores para que el fallo se haga p¨²blico. El problema es que ese tiempo carece de fecha.
En fin, que la fiesta de los toros merece un respeto que no ha guardado el Tribunal Constitucional. La tauromaquia podr¨¢ gustar o no, pero importa a millones de espa?oles que han visto invadida su libertad. Y quienes tienen la obligaci¨®n de discernir si tienen raz¨®n o no son los magistrados que han preferido el silencio a una valiente decisi¨®n.
Alguien deber¨ªa explicar por qu¨¦ este inexplicable retraso. Alguien deber¨ªa indemnizar a la fiesta de los toros por todos los males sufridos durante tiempo, que son muchos e irreparables.
La tauromaquia no merece este ninguneo; y, menos, de tan alta y respetable instituci¨®n.
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