Cuando Superman entr¨® en la universidad
'Apocal¨ªpticos e integrados' otorg¨® dignidad a los ¡°parientes pobres¡± de la industria cultural
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Estamos en 1964. El mismo a?o en que aparecen los Elementos de semiolog¨ªa, de Roland Barthes, o Understanding Media, el mejor libro de Marshall McLuhan, donde se profiere el acaso m¨¢s repetido eslogan de este parusiaco autor: el medio es el mensaje. A John Cage le gustaba el modo en que salta de un par¨¢grafo al sucesivo sin un nexo l¨®gico. A ese modo de pensar lo tild¨® de cogitus interruptus Umberto Eco, que ese mismo a?o publicar¨ªa Apocal¨ªpticos e integrados, t¨ªtulo que se debe al editor Valentino Bompiani, con quien trabajaba. Dif¨ªcilmente se puede encontrar un t¨ªtulo m¨¢s citado y sorprendentemente m¨¢s eficaz, hasta el punto de que hay quien ha querido encontrar en sus iniciales A. I. un acr¨®nimo en ingl¨¦s de inteligencia artificial.
Dos a?os antes Umberto Eco hab¨ªa publicado Obra abierta, que se ocupaba de las vanguardias, y un a?o despu¨¦s formaba parte del Grupo 63 junto con Edoardo Sanguineti, Alberto Arbasino o Giorgio Manganelli. Ahora, en 1964, se ocupar¨ªa de los ¡°parientes pobres¡± de la cultura, como Barthes y ¨¦l mismo denominaban a los textos de la cultura de masas y a los que quer¨ªa dotar de dignidad, en claro contraste, por ejemplo, con un apocal¨ªptico Adorno, que, en Dial¨¦ctica de la Ilustraci¨®n, sustituy¨® cultura de masas tal como aparec¨ªa en el borrador que hab¨ªa redactado con Horkheimer por industria cultural (Kulturindustrie), acentuando el ox¨ªmoron y caracteriz¨¢ndola por una nefanda homologaci¨®n. Si para Adorno el kitsch atenta contra cualquier principio ilustrado ¡ªo es una expresi¨®n de la rebeli¨®n de las masas y de la oclocracia (gobierno de la muchedumbre) para Ortega¡ª, Umberto Eco lo encara como ¡°lo que imita el efecto de la imitaci¨®n¡± y, contra las condenas al gusto masificado, da la impresi¨®n de que (?integrado?) defiende a un supuesto consumidor medio.
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Eugenio Montale, futuro premio Nobel de Literatura, en agosto de 1964 en el Corriere della Sera, calific¨® de ¡°rico¡± al libro de Eco, a quien le dedica el siguiente comentario: ¡°(¡) debo decir que Eco no es para nada un fan¨¢tico integrado: sabe que quien se integra corre el riesgo de desintegrarse; y reconoce que los apocal¨ªpticos son muy conscientes de su extra?a condici¨®n de quien protesta contra los medios aunque dentro de los medios¡±.
Otras rese?as locales se?alaban con gran desconcierto (¡°Mandrake entra en la Universidad¡±. ¡°Tambi¨¦n los tebeos tienen sangre azul¡±. ¡°De Joyce a Rita Pavone¡±) c¨®mo era posible que un intelectual del Grupo 63, acad¨¦mico reconocido, se ocupara ahora de Steve Canyon, Charlie Brown o Superman.
Cincuenta a?os despu¨¦s se celebr¨® el medio siglo de esta afortunada obra en un congreso de semi¨®tica. All¨ª su autor reneg¨® de su propio libro y lament¨® que dos a?os antes no se hubiera recordado Opera Aperta. Mientras de tantos libros encontramos cambios, rectificaciones, reediciones, Apocal¨ªpticos e integrados, que no quiso reeditar, no ha sufrido ninguna variaci¨®n. Demasiadas cosas han cambiado. En este curso acad¨¦mico la Universidad Complutense de Madrid ofrece un m¨¢ster posgrado titulado Pol¨ªtica medi¨¢tica. As¨ª lo ver¨ªa hoy Umberto Eco, que tanto se ocup¨® de la universidad y mass media: ¡°El zo¨®logo analiza el comportamiento de las abejas, y puede traer una colmena a clase, pero no invita a una abeja a asistir a un seminario¡±.
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