Los hijos de Morente retoman ¡®Omega¡¯ dos d¨¦cadas despu¨¦s
La familia del fallecido cantaor recupera, en un concierto en Granada, el c¨¦lebre disco que el artista grab¨® con Lagartija Nick
Se ech¨® de menos a Estrella. S¨ª estuvieron en el escenario Sole¨¢ y Kiki (Jos¨¦ Enrique), los dos hijos menores. A partir de la tercera canci¨®n, Aurora Carbonell, la viuda, se sum¨® y subi¨® al escenario. Sin estar, se notaba la presencia de Enrique, el padre y patriarca de la familia Morente. Y como si fuera de la familia, 20 a?os despu¨¦s, Antonio Arias, guitarrista y l¨ªder del grupo Lagartija Nick. Todo alrededor de Omega, uno de los discos m¨¢s relevantes en la historia de la m¨²sica espa?ola, el que permiti¨® al flamenco ¡ªgracias a Morente y la banda granadina¡ª salir oficialmente de su ecosistema y convivir con el resto de m¨²sicas.
La antigua Facultad de Medicina de la Universidad de Granada,? acogi¨® la noche del viernes,?organizado por la c¨¢tedra Manuel de Falla, el concierto con el que arranca el vig¨¦simo aniversario de la salida al mercado de Omega. Un concierto ¨ªntimo, en peque?o formato, que reuni¨® a unas 300 personas dispuestas a escuchar una m¨²sica quiz¨¢s dif¨ªcil, pero que llega al coraz¨®n y conmueve, y m¨¢s en la intimidad del espacio designado para el recital. Con Manhattan (versi¨®n morentiana de First we take Manhattan, de Leonard Cohen) arranc¨® una tarde breve, apenas 45 minutos, pero intensa. Antonio Arias estuvo a la guitarra y a la direcci¨®n de todo lo que ocurri¨® sobre el escenario. ?l conoce bien a los Morente y a¨²n mejor el disco. Sole¨¢, en un segundo plano pero bien visible y en el centro de todo; Kiki, dispuesto a relevar al otro Enrique, al ausente. La noche sigui¨® trazando una l¨ªnea difusa entre Granada y Nueva York con Aleluya, trasposici¨®n del Hallelujah, tambi¨¦n de Cohen. La emoci¨®n y los aplausos sub¨ªan de grados y tono.
Tras esa Aleluya, Sole¨¢ convoc¨® a Aurora, su madre al estrado, lugar que ya no abandon¨® hasta el final del concierto. Esta es, probablemente, una de las escas¨ªsimas veces que Aurora ha subido al escenario desde el fallecimiento de su marido hace casi seis a?os. All¨ª, como hace dos d¨¦cadas, los Morente y Arias supieron emocionar a los asistentes. Junto a Aurora, Sole¨¢ dej¨® un espl¨¦ndido Peque?o vals vien¨¦s, versi¨®n del Take this Waltz, de Cohen. ¡°?Qu¨¦ grandes sois los Morente!¡±, grit¨® un espectador para dejar claro el triunfo de este concierto.
La noche hab¨ªa arrancado con Cohen y de ah¨ª se dirigi¨® a Omega, Lorca y Granada, mientras los Morente, con Kiki en el foco se dejaban querer. Un poco m¨¢s atr¨¢s, Sole¨¢ y su madre arropaban a su hermano como solo las familias flamencas saben hacerlo. Kiki, como dice su madre, es el m¨¢s parecido a su padre; por momentos, su voz quiere recordar a la de aquel.
Antes de que empezara el espect¨¢culo, Sole¨¢ pensaba que la noche iba a ser especial. Y casi ¨²nica; quiz¨¢ repitan este recital un par de ocasiones, no m¨¢s. Los aficionados, no obstante, podr¨¢n celebrar el vig¨¦simo aniversario de Omega con una edici¨®n remasterizada del disco en dos versiones: la original, un vinilo doble, y la nueva, un vinilo triple, que incluye cinco canciones in¨¦ditas a cargo del propio Enrique Morente. Cuentan quienes conocen los entresijos de la producci¨®n que hay que prestar especial atenci¨®n a una estremecedora Un cantaor debe morir, un tema que, por alg¨²n motivo, el artista no quiso incluir en el original. En cualquier caso, Kiki y Sole¨¢ nos recuerdan a Enrique veinte a?os atr¨¢s.
El ¨¢lbum que naci¨® en un funeral
Jes¨²s Arias, periodista y m¨²sico ya fallecido, escrib¨ªa para este diario cuando le toc¨® informar de la muerte de un concejal de cultura de Granada, en agosto de 1995. Andaba entonces d¨¢ndole vueltas a c¨®mo grabar poemas de Federico Garc¨ªa Lorca y meterle "ruido, ruido punk", cuenta Antonio Arias, su hermano, de Lagartija Nick. Y Enrique Morente quer¨ªa hacer algo con Leonard Cohen. Cuenta Antonio que Enrique, Jes¨²s y ¨¦l mismo coincidieron en el funeral del concejal y decidieron darle vueltas a esos intereses. Acababa de engendrarse Omega, que no nacer¨ªa como disco hasta diciembre de 1996, pero que pudo escucharse en vivo casi inmediatamente. As¨ª en septiembre del 95, Omega, la canci¨®n, surgi¨® en un ensayo en el que, dice Arias, "en apenas 20 minutos ten¨ªamos una primera versi¨®n".
Antes de publicarse, las canciones del disco se escucharon en varios conciertos en Granada, Madrid, Fuente Vaqueros y Nueva York. El m¨¢s memorable fue el de la capital, en el Teatro Alb¨¦niz, el 28 de febrero de 1996. Morente y Tomatito daban un recital ortodoxamente flamenco. Al terminar, el p¨²blico aplaud¨ªa a rabiar. Entonces, Enrique mand¨® abrir un tel¨®n al fondo del escenario y aparecieron los Lagartija Nick. Son¨® Omega y con ¨¦l, la hecatombe. Insultos y silbidos inundaron el teatro. Perseveraron y, dos a?os despu¨¦s, en 1998, llevaron su m¨²sica al festival Esp¨¢rrago Rock, en Granada. El ¨¦xito fue total. Aquel concierto torci¨® el destino de Omega, lo convirti¨® en ¨¦xito de cr¨ªtica y p¨²blico, y con ¨¦l se abri¨® la puerta que permiti¨® al flamenco salir de su carril de una sola direcci¨®n y entrar en el camino de hibridaci¨®n por el que hoy transita sin prejuicios.
Babelia
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