La realidad virtual abre sala en Sitges
El festival se convierte en el primer certamen con una secci¨®n estable dedicada al ¨²ltimo adelanto t¨¦cnico
Ya se proyectaron experiencias parecidas en festivales como Sundance o Toronto. Y hace poco m¨¢s de un mes, el certamen de Venecia estren¨® el primer largometraje de realidad virtual, Jesus VR, que se sumerg¨ªa, efectivamente, en la vida de Jesucristo. Pero desde el pasado viernes 7, el festival de Sitges se ha convertido en el primero en tener una programaci¨®n estable dedicada a esta experiencia para el espectador. Desde ese d¨ªa y hasta el pr¨®ximo domingo se pueden ver ocho cortometrajes ¡ªdependiendo de cada jornada se proyectan (si es que este es el verbo adecuado) unos u otros¡ª en lo que Pau Teixidor, director de cine y responsable de esta secci¨®n, denomina "la quinta sala de Sitges".
La carpa est¨¢ justo fuera del hotel que alberga las principales actividades del certamen. Ah¨ª est¨¢ programado el ciclo Samsung Sitges Cocoon. ?ngel Sala, director del festival, confirma que no es un evento temporal. "La apuesta de Sitges por la tecnolog¨ªa no es puntual". La realidad virtual ha venido para quedarse. Hay dos colas. Una, para entrar en la sala, donde los espectadores se pueden sentar en una decena de sillas, giratorias para ayudar a la experiencia. En la otra esperan pacientes su turno quienes quieren disfrutar de algo a¨²n m¨¢s retorcido que se realiza al aire libre: dos sillas hospitalarias de ruedas, con un peque?o motor para provocar vibraciones y sendas azafatas caracterizadas de enfermeras que ayudan al p¨²blico. As¨ª se puede ver Catatonic, un desquiciado corto estadounidense de cinco minutos que recrea una visita en silla por un manicomio. Eso s¨ª es terror. "Desde Sitges siempre nos ha interesado la tecnolog¨ªa y su aplicaci¨®n en el fant¨¢stico", cuenta Teixidor. "Nosotros contactamos con Samsung y hemos realizado una selecci¨®n de cortos cercanos a los g¨¦neros que programamos entre los que ya exist¨ªan".
En la ma?ana del domingo hay m¨¢s gente esperando (puede que porque solo haya dos plazas, puede que por el reto del miedo) a disfrutar de Catatonic que de la sala. En ambos sitios el proceso es el mismo. El espectador se pone unas gafas Oculus Rift, que en su visor llevan un tel¨¦fono m¨®vil, y unos cascos para el sonido. A los ni?os solo se les permite ver el filme The Rose and I, que les lleva a una historia similar a la de El principito. El p¨²blico espera animado. Hay risas nerviosas. "Nos hemos puesto ahora porque por la tarde hay much¨ªsima m¨¢s cola", cuenta una pareja de Barcelona. Dentro se puede desde pasar miedo con, por ejemplo, Sisters, a la que su animaci¨®n algo simple no disminuye la capacidad para provocar respingos; hasta disfrutar con el mucho m¨¢s complejo y logrado Evolution of Verse, que con su poes¨ªa visual rememora los l¨ªricos momentos de 2001, una odisea del espacio o al mejor Malick. L¨®gico, detr¨¢s est¨¢ la productora Annapurna, uno de los motores del nuevo Hollywood con pel¨ªculas como The master, La noche m¨¢s oscura, Her o La fiesta de las salchichas. El resultado es, como poco, impactante. El espectador est¨¢ absolutamente sumergido en la historia, flotando encima de un lago, y mire donde mire y se mueva donde se mueva, est¨¢ viendo, sintiendo la pel¨ªcula, hasta cuando un tren se lanza desbocado en l¨ªnea recta contra ¨¦l, y si no aparta la cabeza el choque convertir¨¢ la locomotora en una bandada de p¨¢jaros. Si se gira ocurre lo mismo... pero a su lado.
"Recuerda a una instalaci¨®n art¨ªstica, pero no sustituir¨¢ al cine. Cuando yo veo una pel¨ªcula de los Coen, quiero disfrutar de su punto de vista, no del m¨ªo" (Nacho Vigalondo)
Fuera pasea Nacho Vigalondo. Es el primer director espa?ol de prestigio que ha dirigido ficci¨®n en realidad virtual, Ceremony, con un guion propio. Se estrenar¨¢ en dos semanas. Lo curioso es que se rod¨® en Madrid mientras ¨¦l lo dirig¨ªa desde Austin (Texas). "Pones la c¨¢mara en marcha y hay una cosa muy graciosa, y es que todo el mundo tiene que esconderse porque si no, sale en la pel¨ªcula. Adem¨¢s, para m¨ª ha sido una aventura porque me ha demostrado que es posible dirigir a medio mundo de distancia". Vigalondo no cree que la realidad virtual supla al cine. "En la realidad virtual, el objetivo es que t¨² encuadres, eres el eje de la situaci¨®n, y el lenguaje aplicado tiene que ver m¨¢s con la escenograf¨ªa que con la composici¨®n tradicional. Si recuerda a algo es a una instalaci¨®n art¨ªstica". Otra cosa es el cine, como apostilla: "Son est¨ªmulos distintos. Cuando yo veo una pel¨ªcula de los Coen, quiero disfrutar de su punto de vista. Como espectador no pinto nada, salvo disfrutar de una historia de los Coen". Que no es poco.
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