¡°Ser solitario hoy es como escribir con pluma¡±
El novelista ecuatoriano Javier V¨¢sconez presenta en Madrid 'Hoteles del silencio', su m¨¢s reciente obra
Javier V¨¢sconez es un solitario que viene de Quito, Ecuador, escribe novelas y viaja por el mundo con una maleta imaginaria en la que habitan Kafka, Pavese, Onetti, Nabokov, Benet¡ Hace cuarenta a?os, en 1966, le¨ªa en una pensi¨®n madrile?a Una meditaci¨®n, de Juan Benet, y La ciudad y los perros, de Mario Vargas Llosa. Todo lo convert¨ªa en literatura entonces, pero lo mismo hac¨ªa cuando era chico; su padre, que era diplom¨¢tico y hombre de negocios ecuatoriano, lo alojaba en hoteles de su pa¨ªs o del extranjero.
Ahora est¨¢ de nuevo en Madrid. No se aloja en esta ocasi¨®n en hotel alguno, sino en la casa de un amigo. Viene a presentar una novela que publica Pre-Textos. Es Hoteles del silencio, que sucede, sobre todo, en un hotel como aquel en el que ¨¦l ley¨® a Benet y a Vargas Llosa en Madrid, en un pa¨ªs que no se parece en absoluto a aquel ¡°polvoriento, de sandalias¡± que conoci¨® cuando era ni?o y que reconoci¨®, en igual estado, cuando vino a estudiar a Navarra y a Madrid. Entonces Madrid estaba lleno de borregos: ¡°Felipe Gonz¨¢lez y su gente cambiaron este pa¨ªs, le quitaron el polvo y las alpargatas¡±. Le queda a Madrid (y a Espa?a, dice) ¡°el buen humor, la simpat¨ªa de la gente, la comida, el pan con tomate y la belleza de algunas damas¡±.
En aquel entonces, cuando ten¨ªa diez a?os, V¨¢sconez era coleccionista de sellos: ¡°Iba a la calle Montera, cambiaba estampillas y le hablaba al due?o del almac¨¦n en ingl¨¦s; deb¨ªa pensar que era un imb¨¦cil pedante¡ De aquel tiempo viene mi pasi¨®n por las cantantes, me enamor¨¦ de Sara Montiel de por vida¡±. Su padre le hablaba de Baroja, su amigo, ¡°al que le tra¨ªa sombreros de paja toquilla¡±.
Siempre fue un solitario, y siempre ha escrito, desde que era chico, y ahora tiene setenta a?os. Se ha ayudado de su oficio de editor freelance en Ecuador, ¡°y de una herencia que me dejaron. Por ejemplo, gracias a que vend¨ª una l¨¢mpara de Baccar¨¢ en Par¨ªs escrib¨ª mi novela La sombra del apostador¡±. Esa novela fue finalista del premio R¨®mulo Gallegos, y se junta a otros libros suyos: El hombre de la mirada oblicua, El viajero de Praga, La piel del miedo¡, hasta llegar a esta que publica Pre-Textos y que presenta este jueves en Madrid (Librer¨ªa Alberti, con Javier Rodr¨ªguez Marcos y Jos¨¦ Andr¨¦s Rojo).
En su adolescencia madrile?a se hizo apasionado de las papeler¨ªas, y una papeler¨ªa y un hotel, o unos hoteles, forman parte de la geograf¨ªa urbana de Hoteles del silencio, el que vierte un terror onettiano que incluye celos, secuestros, llantos de ni?os¡ ¡°En los hoteles, que son mi fascinaci¨®n, puede ocurrir cualquier cosa; seg¨²n en qu¨¦ hoteles, hay drogatas, amantes, trasnochadores sin escr¨²pulos ni pudor¡ Y hacia el amanecer se condensa una atm¨®sfera de cr¨ªmenes. ?Si un hotel hablara!¡±
¡°En la soledad se hace la buena literatura. La literatura es soledad, y nada es mejor que la soledad en los hoteles¡±
Pues este hotel habla en su libro. ¡°Me encantan los hoteles, como a Nabokov, a Somerset Maugham o como a Tennessee Williams, o a Truman Capote, que se serv¨ªa de una pieza en el Waldor Astoria para ambientarse¡±. Es un solitario habitando en hoteles. ¡°Ser solitario hoy, con tanto ruido al lado, es como ser escritor con pluma¡±. En sus novelas (y en esta tambi¨¦n) hay solitarios como ¨¦l. ¡°Mientras est¨¢n solos los solitarios son felices. Cuando salen al mundo es cuando est¨¢n verdaderamente solos. Y en la soledad se hace la buena literatura. La literatura es soledad, y nada es mejor que la soledad en los hoteles¡±.
¡ª?Y el horror?
¡ªHay alguna escena de horror en la que hago un homenaje al Infierno tan temido de Onetti: un personaje manda unas fotos¡, y ya sabes lo que pasa.
Cuando se va hacia el taxi, con su primer iPad en la mano, este solitario sonriente y a la vez esquivo como Onetti o como Rulfo, que fue objeto de su primer trabajo acad¨¦mico, se adentra en la ciudad, ¡°donde los solitarios estamos m¨¢s solos¡±. De esos caminos urbanos salen sus novelas. Las escribe cuando ya descansa solo y solitario en los hoteles del silencio.
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