Sastre, dando guerra
Paco Azor¨ªn, queriendo podar lo anecd¨®tico, ha subrayado hasta el ¨¢pice el alcance de la obra que dio a conocer a Alfonso Sastre
Una unidad militar, aguardando un ataque que no llega, cual Giovanni Drogo, comandante de El desierto de los t¨¢rtaros, de Dino Buzzati. El tiempo suspendido, como en A puerta cerrada o en Esperando a Godot, aunque la angustia que impregna Escuadra hacia la muerte evoca a Camus antes que a Sartre. En 1953, cuando el estreno de esta pieza en el Teatro Mar¨ªa Guerrero dio a conocer a Alfonso Sastre m¨¢s all¨¢ del peque?o c¨ªrculo del Teatro Espa?ol Universitario, la cr¨ªtica dud¨® si se trataba de una comedia antibelicista o de un drama existencial, porque su autor le da un barniz de realismo al meollo trascendente.
La partida de dados inicial, por ejemplo, ?es una pincelada de costumbres o simboliza que la suerte est¨¢ echada, cual sucede en la partida de ajedrez de El s¨¦ptimo sello? No hay tal en el montaje reci¨¦n estrenado por Paco Azor¨ªn, que queriendo podar lo anecd¨®tico, ha venido a subrayar, hasta el extremo a veces, el alcance (o la ambici¨®n) de la obra. En lugar de la caba?a en el bosque, tenemos en escena el interior de un b¨²nquer de dos alturas, visi¨®n que redunda en el car¨¢cter opresivo del texto, en lugar de entrar en di¨¢logo con ¨¦l o de ponerlo en tensi¨®n. La m¨²sica abunda en el mismo efecto, y tambi¨¦n los oscuros, interminables, que quiebran el ritmo de la acci¨®n.
ESCUADRA HACIA LA MUERTE
Autor: Alfonso Sastre.
Versi¨®n, direcci¨®n y escenograf¨ªa: Paco Azor¨ªn.
Int¨¦rpretes: Jan Cornet, Iv¨¢n Hermes, Carlos Martos, Agus Ruiz, Unax Ugalde, Juli¨¢n Villagr¨¢n.
Luz: Pedro Yag¨¹e.
Madrid. Teatro Mar¨ªa Guerrero, hasta el 27 de noviembre.
Dado el eclecticismo sastriano, el director, escen¨®grafo y autor de la versi¨®n introduce, entre cada cuadro y el siguiente, un poema diferente de entre los muchos alusivos a la guerra que Bertolt Brecht escribiera, decisi¨®n esta que, en vez de proyectarnos hacia esa III Guerra Mundial anunciada en pantalla grande al principio de la funci¨®n, nos retrotrae a la de 1939. Le¨ªda, Escuadra¡ sugiere proximidad y primeros planos, mejor que el largo plano general que en esta ocasi¨®n se nos brinda. Los sugestivos mon¨®logos ¨ªntimos, parecen escritos para ser dichos de boca a o¨ªdo: en la corbata del escenario, por ejemplo, y sin amplificaci¨®n. Los int¨¦rpretes hacen un trabajo ¨ªmprobo, pero no siempre en la direcci¨®n adecuada.
Puestos a acercar Escuadra hacia la muerte a las nuevas generaciones, habr¨ªa cabido dejarla tal cual es o, por el contrario, intervenirla dramat¨²rgicamente de modo decidido, en la tradici¨®n germana en la que parece inspirada esta puesta en escena (que no la adaptaci¨®n). Pero puestos a representar a uno de los autores m¨¢s significativos y combativos del ¨²ltimo medio siglo, hubiera sido preferible que el CDN nos descubriera alguna de las muchas piezas in¨¦ditas (o menos conocidas) que tiene, como Lluvia de ¨¢ngeles sobre Par¨ªs, que, dirigida por Antonio Malonda, ha pasado injustamente inadvertida por el circuito alternativo.
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