Y el Grammy es para... ?Philip Roth!
En cuanto se supo el nombre de Bob Dylan como ganador del Nobel de Literatura, pens¨¦ en Philip Roth, el ser humano al que m¨¢s le fastidia no ganar el Nobel
Qu¨¦ le voy a hacer, intoxicada como estoy de eso que llaman listas de favoritos para el Nobel de Literatura, todos los a?os pienso en los eternos candidatos. Debe ser muy triste enrocarse en ese puesto de aspirante oficioso, de tal manera que un d¨ªa al a?o todo el mundo te recuerde con un poco de penilla. En cuanto se supo el nombre de Dylan, pens¨¦ en Philip Roth, porque creo que es el ser humano al que m¨¢s le fastidia no ganar el Nobel. Si de algo hace alarde el novelista es de una vanidad sin innecesarios pudores. A m¨ª ese desparpajo me resulta muy simp¨¢tico; cuando le escuch¨¦ en el documental sobre su persona afirmar que se acababa de leer sus obras completas para ver si se sosten¨ªan en el tiempo y que se hab¨ªa quedado bastante satisfecho me entr¨® una ternura enorme por el anciano vanidoso. Al menos es sincero, otros deben estar leyendo sus obras en silencio, pregunt¨¢ndose c¨®mo co?o no han entrado ya de una pu?etera vez en la lista de eternos candidatos. Me imagino a Roth, que s¨ª lo viene siendo desde hace a?os, este mismo jueves. No lo visualizo mirando el Twitter, eso ya ser¨ªa en s¨ª mismo un chiste, sino poniendo la radio y escuchando el nombre de Bob Dylan. ?Bob Dylan? Lo imagino haciendo c¨¢balas: Bob Dylan, estadounidense, jud¨ªo¡ Maldita sea. ?Cu¨¢nto tiempo tendr¨¢ que pasar para que otro jud¨ªo americano vuelva a llevarse el premio?
Pienso, imaginaciones m¨ªas, que la ¨²nica mezquina alegr¨ªa que le habr¨¢ quedado a Roth es que el premio ha ido al bolsillo de un cantautor. Al fin y al cabo, no a uno de los suyos, y eso es algo que se encaja mejor. Cosas m¨ªas, de alguien que lleva muchos a?os calent¨¢ndose las manos en esta hoguera de las vanidades.
Pero hay que reconocer que el jueves fue un d¨ªa francamente divertido; como dice un amigo m¨ªo, cada espa?ol lleva dentro un Vicente del Bosque y un jurado del Nobel. De pronto, surgieron los detractores de Dylan, con tanta furia que parece que el premio Nobel lo concediera Dios con sus ap¨®stoles desde el cielo y no un grupo de se?ores mortales como nosotros. Hab¨ªa poetas que clamaban al cielo porque Dylan no era un poeta. Hab¨ªa cantautores que dec¨ªan que Dylan era sin duda alguna el mejor poeta americano del siglo XX, como si se hubieran le¨ªdo a todos los poetas americanos. Porque los defensores eran tanto o m¨¢s iracundos que los cr¨ªticos, y m¨¢s creyentes que admiradores, ya que Dylan tiene un no s¨¦ qu¨¦ de santidad que anula cualquier tipo de cr¨ªtica que no sea absolutamente rendida. Y a todo esto, una pensando, pero¡ ?tanto nos importa el Nobel?
No cabe duda de que una de las virtudes de este premio es dar a conocer a personas que habitando en los m¨¢rgenes han creado una obra excelente sin que la mayor¨ªa del mundo se enterara. Coloc¨® en muchas librer¨ªas a Svetlana Aleksi¨¦vich, nos volc¨® en la lectura de Modiano, nos dio a conocer a Transtr?mer. Una quisiera creer que los premios sirven de corrector ante la corrosi¨®n del olvido, pero no es as¨ª. Los premios son arbitrarios. El de este a?o y todos. Bob Dylan hubiera estado en el coraz¨®n y la memoria de los amantes de la m¨²sica y la poes¨ªa con Nobel o sin ¨¦l. En su pa¨ªs est¨¢ absolutamente reconocido en la Biblioteca del Congreso y varias de sus grabaciones registradas en el Grammy Hall of Fame, que re¨²ne composiciones de m¨¦rito hist¨®rico y cultural. Dylan es un artista popular, con toda la grandeza que contiene ese adjetivo, pero tan merecedor del Nobel como otros poetas a los que el Nobel no ha alumbrado y jam¨¢s llegaremos a conocer. Copio unas agudas palabras del cronista Jordi Corominas, que ayer escrib¨ªa esto: ¡°?Cu¨¢l es el impacto cultural que marca los sesenta? El folk, el pop y su conexi¨®n con las preocupaciones de la generaci¨®n de la posguerra. Ergo Dylan, guste m¨¢s o menos, es un justo ganador que por otra parte conecta con una idea primordial: la poes¨ªa naci¨® con la m¨²sica¡±.
Sea como fuere, a m¨ª me parece que la composici¨®n de canciones tiene un m¨¦rito que no se comparar a nada. Hay en nuestro cerebro, ya lo han corroborado los neur¨®logos, un apartado especial para la m¨²sica. No es necesario pues para ensalzar una canci¨®n elevarla a un supuesto canon literario. Cu¨¢ntos de los que amamos la literatura tanto como la m¨²sica no hubi¨¦ramos cambiado una de nuestras p¨¢ginas por haber compuesto ¡°So in love¡±. Compones esa canci¨®n y no hay nobeles que valgan, porque cada d¨ªa en cualquier rinc¨®n de la tierra alguien est¨¢ tarare¨¢ndola. Es, en s¨ª, memoria colectiva. ?Alguien da m¨¢s?
Tambi¨¦n se comentaba que el premio a Dylan conten¨ªa un mensaje antiTrump. Si as¨ª es, espero que cuando el cantante recoja el premio, nos sintamos tan libres del monstruo como para desmarcarnos tambi¨¦n de Hillary.
Babelia
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