Alberto Morais entra a saco en los sentimientos de orfandad y abandono
¡°El cineasta tiene que dar fe del tiempo en el que vive¡±, asegura el director de 'La madre'
¡°El cineasta tiene que dar fe del tiempo en el que vive y m¨¢s si son tiempos dolorosos¡±. Las palabras de Alberto Morais (Valladolid, 1976) no mienten. Su pel¨ªcula La madre, que se ha presentado hoy en la secci¨®n oficial de la Seminci (Semana Internacional de Cine de San Sebasti¨¢n), entra a saco en los sentimientos de orfandad y abandono que sufren hoy muchos adolescentes, acuciados por ¡°una tragedia econ¨®mica¡±, a la que muchos, dice el director, llaman ¡°crisis¡±. C¨¢mara en mano toda la pel¨ªcula, Morais acerca al espectador de manera muy directa la angustia y amargura de un adolescente del que su madre no se ocupa. Protagonizada por Javier Mendo, seleccionado tras un casting de 600 j¨®venes, Laia Marull y Nieve de Medina, la ¨²nica voz del filme corresponde a este chaval, en una situaci¨®n de urgencia vital constante, que lucha por no regresar al centro de menores donde ha estado internado un a?o entero. La madre, tercer largometraje de ficci¨®n de Morais, tras Las olas y Los chicos del puerto, se estrena el pr¨®ximo viernes.
Nunca deja de mirar la realidad Alberto Morais y se ve reflejado en los ejemplos que le guian a la hora de hacer cine, como Tiempos modernos, de Chaplin, o Roma, citt¨¤ aperta, dirigida por Roberto Rossellini . Fue durante la presentaci¨®n en Mosc¨² de su anterior filme, Los chicos del puerto, cuando surge la g¨¦nesis de La madre. Paseando por el metro de la ciudad, en un momento de implosi¨®n de la Uni¨®n Sovi¨¦tica que provoc¨® el cierre de muchos orfanatos, el director se encontr¨® con decenas de chicos, abandonados a su suerte, que viv¨ªan en el subsuelo y que se vieron obligados a buscarse la vida. ¡°A m¨ª me gusta poner el foco en las clases perdedoras de lo que yo llamo guerra econ¨®mica sist¨¦mica, con un neoliberalismo que campa a sus anchas. Un hijo, en huida constante y abandonado, que no sabe qui¨¦n es su padre y con una madre incapaz de ocuparse de ¨¦l¡±, explica el director que resalta la nula intenci¨®n de la pel¨ªcula de moralizar a ninguno de los personajes. ¡°La madre es como una ventana local a un problema universal. Todos los personajes de la pel¨ªcula se sienten abandonados y creo que es un reflejo del abandono sist¨¦mico en esta sociedad capitalista¡±.
Ten¨ªa claro el realizador que la mirada del filme ten¨ªa que estar centrada ¨²nicamente en la del joven abandonado. ¡°Hay una ¨²nica voz y es la de ese adolescente ingenuo que todav¨ªa cree que las cosas pueden tener soluci¨®n. Es un chico que se autoenga?a a s¨ª mismo, porque es muy dif¨ªcil romper el cord¨®n umbilical con tu madre. Solo cuando ¨¦l toma su propia decisi¨®n es cuando entra en el mundo de la madurez, aunque sea doloroso¡±. La ausencia de la madre, de la que solo se sabe que es una mujer herida por la vida, es constante a lo largo del filme. ¡°Yo s¨ª tengo escrito c¨®mo ha llegado esta mujer a esta desesperada situaci¨®n pero no quiero mostrarlo al espectador. Me gusta que el espectador tenga su propio espacio y saque sus conclusiones. Sin ser impertinente y sustraerle informaci¨®n de forma absurda, creo que las situaciones impl¨ªcitas que se muestran son suficientes¡±.
No es la primera vez que Morais penetra de manera tan directa en el mundo fr¨¢gil pero poderoso de la adolescencia, ¡°un lugar en el que todo es posible y, al mismo tiempo, ya se empieza a renunciar a cosas¡±. ¡°Los adolescentes viven el presente y no est¨¢n abocados, como los adultos, al futuro y eso hace que vivan el tiempo de otra manera. Son valientes y no tienen miedo a perder cosas¡±, dice el realizador que vive como una enorme contradicci¨®n el hecho de que su pel¨ªcula no transmite la esperanza en la que ¨¦l cree firmemente. ¡°La madre se vincula m¨¢s a la realidad y yo me vinculo m¨¢s al ¨¢mbito del deseo¡±.
Babelia
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