Humor y artificio

?Desentra?ar el asunto de una comedia o envolverla para regalo, con una bonita idea de montaje? El perro del hortelano, una de las obras mayores de Lope de Vega, habla del amor entre personas de estamentos diferentes, de la falta de escr¨²pulos de la aristocracia, de c¨®mo la inteligencia florece entre los m¨¢s humildes y de que pocos ocupan el lugar que por sus capacidades les corresponde. Todo ello, sin que su autor afloje ni por un instante el tempo humor¨ªstico, pero sin que desista tampoco de atravesar la pieza entera con una veta ir¨®nica.

A trav¨¦s de Teodoro, su coprotagonista, Lope refleja experiencias propias: tambi¨¦n ¨¦l fue secretario de un noble y se vio desterrado, por amar a quien le vino en gana. En este hermoso, agil¨ªsimo y divertido montaje de Helena Pimenta, poco aflora de la causticidad inherente al texto de Lope. La directora de la Compa?¨ªa Nacional de Teatro Cl¨¢sico y su equipo han vestido el N¨¢poles del Duque de Osuna de manera que m¨¢s parece la Venecia goldoniana de La baruffe chiozzotte, vista por Giorgio Strehler: los altos muros de la escenograf¨ªa de Ricardo S¨¢nchez Cuerda, las pelucas blancas que gastan los pretendientes de la condesa Diana y la que esta se pone para recibirles, casan m¨¢s con la era de los primeros Borbones que con la de los Austrias.

La lluvia de p¨¦talos que ilustra el segundo soneto de Marcela, evoca la de El jard¨ªn de los cerezos, en otro montaje hist¨®rico del director del Piccolo de Mil¨¢n. Natalia Huarte le imprime a tal personaje una frescura, alegr¨ªa y vigor juveniles que la direcci¨®n deber¨ªa de haber entreverado de pesadumbre, puesto que recibe mil desaires de Teodoro y tiene que acabar content¨¢ndose con marido menos de su gusto: recu¨¦rdese al respecto como lo abordaba Lidia Ot¨®n, dirigida por Laurence Boswell.

A Rafa Castej¨®n, genial actor, el papel de Teodoro no le calza del todo: es un gal¨¢n c¨®mico imbatible (recu¨¦rdese su Cap¨® en La del manojo de rosas), pero no el brazo de mar del que aqu¨ª se habla. El espect¨¢culo funciona francamente bien de cara al p¨²blico general, porque tiran de ¨¦l dos locomotoras: Joaqu¨ªn Notario y Marta Poveda, cuya Diana, poco aristocr¨¢tica pero muy mujer, a veces es torbellino de celos, otras, un arrasador coraz¨®n al ataque. Notario, Trist¨¢n gracios¨ªsimo, noblote e inteligente, pone un contrapunto feliz a la condesa egoc¨¦ntrica.