Todo vale

El sue?o oscuro de EuroVegas se cumple en Gran Casino, barroco escenario de One Piece Gold: un complejo de ocio flotante que funciona como pa¨ªs independiente, con su propia moneda, libre de todo intervencionismo ajeno a sus particulares pol¨ªticas laborales. Sus empleados son esclavos obligados a devolver con su trabajo las deudas contra¨ªdas en el juego. Hac¨ªa ah¨ª llegan los Piratas del Sombrero, h¨¦roes de la saga creada en 1997 por Eiichiro Oda que, expandida en los territorios del anime ¨Ctelevisivo, cinematogr¨¢fico y dom¨¦stico- y el videojuego, alcanza aqu¨ª su 13? largometraje para salas (aunque sea el primero que haya merecido un estreno as¨ª en nuestro pa¨ªs).

Tanto la saga One Piece como esta entrega en particular, dirigida por Hiroaki Miyamoto -un habitual de la serie televisiva-, podr¨ªan servir para explicarle a todo profano el poder de seducci¨®n de ciertas sagas del manga y el anime como paradigm¨¢ticos discursos de la posmodernidad: en el universo creado por Eiichiro Oda todo vale, pues las aventuras corsarias, la mitolog¨ªa de los superh¨¦roes, el thriller, el musical, la est¨¦tica de los mecha (los robots gigantes japoneses) y el delirio pueden convivir en su apuesta por la extravagancia l¨²dica, sin rendir otras cuentas que las exigidas por el principio del placer. Con los colores refulgentes de una tragaperras, la pel¨ªcula logra que sobreact¨²en hasta las l¨ªneas cin¨¦ticas que acompa?an a los personajes en las escenas de acci¨®n, donde volutas de humo y fuego no cesan de crear imaginativas filigranas visuales. Creativa y desbordante.