El mal que nos acecha
Con una impecable factura t¨¦cnica, unos creativos fuera de campo, juegos de sonido y montajes en paralelo, el filme no deja de mostrar a una sociedad a la deriva
El estreno en Espa?a, hace cuatro a?os, de la magn¨ªfica The yellow sea revel¨® al coreano Na Hong-jin como un muy particular hijo de su tiempo, un director tan dotado para la espectacular secuencia de acci¨®n, montaje cortante, salvaje verosimilitud, como para el acerado retrato social de una ¨¦poca de desequilibrio y suciedad bajo la alfombra. Un estilo que lo convert¨ªa en algo as¨ª como el hermano mediano, por compartir aspectos de uno y de otro, de sus colegas contempor¨¢neos Park Chan-wook (Oldboy) y Bong Joon-ho (Memories of murder).
EL EXTRA?O
Direcci¨®n: Na Hong-jin.
Int¨¦rpretes: Hwang Jung-min, Kwak Do-won, Chun Woo-he, Jo Han-cheol.
G¨¦nero: intriga. Corea del Sur, 2016.
Duraci¨®n: 156 minutos.
Su impacto nos llev¨® a recuperar la aqu¨ª in¨¦dita The chaser, tambi¨¦n excelente, as¨ª que la llegada sin apenas retraso de El extra?o, presentada en el ¨²ltimo Festival de Cannes fuera de concurso, es un acontecimiento. En su nueva obra, Hong-jin, aun manteniendo un enorme poder¨ªo visual, gira hacia una narrativa m¨¢s cl¨¢sica que, sin embargo, se desborda en la fusi¨®n de g¨¦neros y de tonos. Entre lo cotidiano y lo fant¨¢stico, entre lo salvaje y lo ir¨®nico, pero sin despegarse de lo social, El extra?o es una monta?a rusa de sensaciones sobrecogedoras alrededor de un misterio que tiene tanto de pel¨ªcula de asesino en serie como de futurismo de contagio y de terror de posesi¨®n diab¨®lica. Y el director se atreve hasta con un perverso sentido del humor: "?Ahora vienes a subirle el camis¨®n a tu hija mientras duerme?", le dice la cr¨ªa al protagonista, mientras inspecciona sus piernas con una linterna para comprobar un posible contagio.
Con una impecable factura t¨¦cnica, unos creativos fuera de campo, juegos de sonido y montajes en paralelo, El extra?o no deja de mostrar a una sociedad a la deriva, culpable, pecadora y perdida, entre la religiosidad convencional y el paganismo. Y, como en la portentosa Zodiac, con la que comparte variados aspectos, no importa tanto la resoluci¨®n del enigma como la obsesi¨®n del personaje central, un torpe sargento de la polic¨ªa, inoculada al coraz¨®n del espectador.
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