Sombras en los ojos de la ni?a
Muchas situaciones tienen gracia espor¨¢dica, y la puesta en escena y montaje del cl¨ªmax de la evasi¨®n son muy mejorables
Entre 1986 y 1998, sin plan preestablecido, Fernando Trueba compuso una de las m¨¢s hermosas trilog¨ªas del cine espa?ol de siempre. Con El a?o de las luces (1986), Belle ?poque (1992) y La ni?a de tus ojos (1998), intercalando entre ellas otros proyectos, el cineasta madrile?o hab¨ªa ido abordando momentos clave de la historia espa?ola del siglo XX desde un esp¨ªritu de (aparente) comedia luminosa en el que, poco a poco, se iban colando los espectros de la intolerancia y la crueldad, hasta culminar en desenlaces que dejaban un poso de tristeza retrospectiva, de implacable an¨¢lisis hist¨®rico.
LA REINA DE ESPA?A
Direcci¨®n: Fernando Trueba.
Int¨¦rpretes: Pen¨¦lope Cruz, Antonio Resines, Chino Dar¨ªn, Javier C¨¢mara, Jorge Sanz.
G¨¦nero: comedia. Espa?a, 2016.
Duraci¨®n: 128 minutos.
Sin embargo, tras la cima de Belle ?poque y el excelente remate de La ni?a de tus ojos, Trueba entr¨® en un guadianesco trecho de su carrera en el que se alternaron los proyectos personales, e ins¨®litos en nuestro cine (Calle 54, Chico & Rita), con los resbalones en la vertiente de ficci¨®n (El embrujo de Shanghai, El baile de la Victoria). De modo que no es dif¨ªcil ver la aparici¨®n de La reina de Espa?a, continuaci¨®n, 20 a?os despu¨¦s, de aquellas desventuras de la tropa cinematogr¨¢fica espa?ola en la Alemania nazi, como un intento del director por volver a aquellos puntos ¨¢lgidos, a aquellas esencias, tonos y subtextos. Una pel¨ªcula en la que, ahora sin la colaboraci¨®n en la escritura del fallecido Rafael Azcona ni de David Trueba, dos de sus coguionistas en La ni?a, se siguen una estructura y una mec¨¢nica muy semejantes (reparto coral; rodaje de una pel¨ªcula; relaci¨®n afectiva de la estrella con un trabajador; aventura pol¨ªtica final, presencia de lamentables mitos hist¨®ricos...), que sin embargo ha cambiado en el camino tonal: all¨ª, de la luz a las sombras; aqu¨ª, del sombr¨ªo inicio al resplandor final.
Parad¨®jicamente son esos tristes primeros minutos los mejores de la pel¨ªcula, con el otrora exitoso director de cine espa?ol, interpretado por Resines, en la intemperie de Madrid. A partir de ah¨ª la irregularidad en gags e interpretaciones, desarrollo y puesta en escena, se adue?a del relato. El guion de Trueba no acaba de trenzar la uni¨®n entre las peripecias de los estadounidenses de rodaje en Espa?a y el encarcelamiento en Cuelgamuros de uno de los personajes, ni la fusi¨®n entre la pel¨ªcula de dentro (sobre Isabel la Cat¨®lica) y la de fuera (la de la tropa de actores, t¨¦cnicos y artistas). Las situaciones relacionadas con la homosexualidad bordean el desastre, los abundantes gui?os cin¨¦filos (John Ford, Cary Grant, las Conversaciones de Salamanca, Raza...) tienen gracia espor¨¢dica, y la puesta en escena y montaje del cl¨ªmax de la evasi¨®n son muy mejorables.
Mientras, el inmenso oficio de Javier C¨¢mara y Resines, junto a las secuencias de flirteo entre Pen¨¦lope Cruz y Chino Dar¨ªn, plenas de rotundidad y frescura, otorgan aire al desarrollo. Pero esta reina de Espa?a, con m¨¢s sombras que luces, es un p¨¢lido reflejo de aquella ni?a de tus ojos.
Babelia
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