?El nuevo disco de los Rolling Stones? Ruidoso entusiasmo
Mick Jagger protagoniza, como vocalista y armonicista, un ¨¢lbum dedicado ¨ªntegramente al blues
Dos opciones frente a Blue & Lonesome, el ¨¢lbum que los Rolling Stones editan el viernes 2 de diciembre. La primera, lamentar que este lanzamiento retrase una vez m¨¢s la hora de la verdad: la materializaci¨®n de un disco con canciones nuevas ¨Cel ¨²ltimo fue A Bigger Bang, en 2005- que demuestre que son un ente creativo y no esa m¨¢quina pensada para recaudar cantidades ingentes de dinero que sale en los telediarios.
La segunda opci¨®n consiste simplemente en disfrutar con lo que nos llega: una colecci¨®n de blues el¨¦ctricos, 12 temas a?ejos tocados con ruidoso entusiasmo. El productor, Don Was, ha conservado la camarader¨ªa ambiental. Es un disco, atenci¨®n, protagonizado por Mick Jagger, como vocalista y armonicista: de hecho, dominan los temas hechos por bluesmen que alternaban canto y arm¨®nica, como Little Walter, Jimmy Reed o Howlin¡¯ Wolf. Sabemos, sin embargo, que Jagger ha mostrado una curiosa ambivalencia respecto al oficio de cantante de blues.
Ya en 1968, se preguntaba qu¨¦ sentido ten¨ªa escuchar su I¡¯m a King Bee cuando se pod¨ªa acceder al original de Slim Harpo. En sus comienzos, los Stones ejerc¨ªan de proselitistas del blues, m¨²sica entonces fuera del mainstream. Hoy lo explican como una casualidad, el resultado de buscar una oferta novedosa, pero consiguieron extraordinarias proezas. Por ejemplo, colocar el sugerente Little Red Rooster, puro blues de Chicago, en el n¨²mero uno de Gran Breta?a, a finales de 1964.
Siempre mostraron respeto por la forma y sus creadores: nada de apropiarse de composiciones ajenas, al estilo Led Zeppelin. Se esforzaron por ayudar a sus maestros, grabando discos conjuntos y llev¨¢ndolos de gira. En m¨¢s de una ocasi¨®n, han pagado discretamente tratamientos m¨¦dicos o el coste de un entierro.
Volvamos al escepticismo de Jagger. La respuesta es obvia: sus versiones tend¨ªan a ser crudas, insolentes, libidinosas. Cierto que el valor simb¨®lico del gesto ha disminuido: ahora funcionan cien mil m¨²sicos de blues (blancos, en su mayor¨ªa) que recrean el repertorio de los cl¨¢sicos, en unos casos con exuberancia instrumental y en otros con esforzado primitivismo. Consciente de esa ubicuidad, Jagger ha profundizado en su fonoteca, seleccionando temas poco quemados, a veces interpretados por artistas hoy olvidados, como Lightnin¡¯ Slim o Magic Sam. Como en sus inicios, procura presentar una propuesta fresca para el gran p¨²blico.
En realidad, Jagger ya prob¨® exactamente esta misma jugada: en 1992, se meti¨® en un estudio de Los ?ngeles con una banda local, The Red Devils, y grab¨® suficiente material para un ¨¢lbum. No lleg¨® a editarlo, aparte de un tema rescatado para su The Very Best of Mick Jagger (2007). Aqu¨ª se advierte la inteligencia de Jagger, el businessman: tras sus fracasos como solista de sonido moderno, un disco suyo haciendo blues no hubiera incendiado las listas; sin embargo, firmado por The Rolling Stones, es recibido como un gran acontecimiento.
Jagger repiti¨® el m¨¦todo de 1992: algo r¨¢pido e indoloro. En diciembre pasado, se juntaron con sus m¨²sicos de directo en British Grove, estudios londinenses -propiedad de Mark Knopfler- que combinan tecnolog¨ªa anal¨®gica y digital. Iban a trabajar en las nuevas canciones pero eso se hizo muy cuesta arriba. De rebote, se embarcaron en lo que ha sido bautizado como Blue & Lonesome. En tres d¨ªas, liquidaron el disco: para Jagger, Keith Richards y el baterista Charlie Watts, result¨® sencillo recuperar el esp¨ªritu de sus inicios. Cierto que Richards anda algo oxidado pero para eso cuentan con los servicios de Ronnie Wood.
De visita en el estudio, tambi¨¦n se apunt¨® Eric Clapton. Que interpreta su papel de dios de la guitarra en un par de temas lentos, que aparecen ¨Ccuando salga el LP- al final de cada cara. El resultado es pirotecnia vistosa, aunque se aleja del tono general: una banda eficaz, al servicio de su vocalista.
En los peores momentos de su carrera, Jagger sol¨ªa exagerar los manierismos de artistas estadounidenses. Por el contrario, aqu¨ª est¨¢ certero en su papel. No aspira a sonar m¨¢s negro que los originales: es un connoisseur del blues que reinterpreta ocurrencias ajenas con inteligencia, filtradas a partir de sus vivencias. Tampoco se plantea si esa es la m¨²sica que le corresponde, por raza o por estatus econ¨®mico. A su modo, ha vivido inmerso en los blues desde hace m¨¢s de medio siglo y aqu¨ª demuestra que sabe comunicar sus sentimientos universales.
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