La retaguardia sabinera

Pancho Varona, Antonio Garc¨ªa de Diego y Joaqu¨ªn Sabina constituyen el tr¨ªo m¨¢s estable del panorama musical. Sus caminos se unieron hace m¨¢s de 30 a?os y hoy se mantienen como la perfecta uni¨®n. "Yo no necesito figurar, el premio es que Joaqu¨ªn me deje formar parte del equipo y siga pidi¨¦ndome canciones", reconoce Varona. Hace siete a?os, se uni¨® a este equipo la voz femenina, Mara Barros, quien en la ficci¨®n que inventa el flaco se present¨® al casting en el que buscaba nuevas coristas con un ch¨¢ndal rosa. "Esa historia est¨¢ adornada. Lo ¨²nico que es verdad de lo que cuenta es que me dijo: 'Vas a tener que hacer de prostituta en el escenario' y que nunca pens¨® que se me dar¨ªa tan bien", bromea ella. Los tres, la retaguardia sabinera, llegan el domingo 11 a los Matinales de EL PA?S con un concierto que repasa el repertorio del jienense y en el que en el p¨²blico est¨¢ invitado a subirse al escenario. Son Las noches sabineras...por la ma?ana. (Entradas aqu¨ª).

Hace ya diez a?os desde que naci¨® este invento. El d¨ªa anterior a un concierto en el Palau Sant Jordi de Barcelona, Varona y De Diego acudieron al Zac club y se postularon para ofrecer un concierto improvisado con el repertorio de Sabina. "Ni sab¨ªamos muy bien que quer¨ªamos cantar aquella noche", explica Varona. Poco a poco las Noches sabineras se convirtieron en un proyecto consistente que les ha llevado por medio mundo. "Empez¨® como una tonter¨ªa que se ha convertido en un trabajo estupendo", a?ade. Lo de invitar a la gente a subir al escenario a cantar vino despu¨¦s. "Creo que es un plus. Te encuentras de todo, algunos que se creen Sabina y piensan que pueden manosear a Mara... De todo", apunta De Diego. La corista se uni¨® a estos conciertos hace dos a?os, aunque antes de eso ya hab¨ªa conseguido participar en alguno de estos espect¨¢culos gracias a su evidente enchufe.

Sentados frente a tres caf¨¦s con leche y un plato de huevos con bacon en La Central de Callao charlan sobre el ego en la m¨²sica. Sobre el hecho de ser dos de los compositores de algunas de las canciones m¨¢s memorables de la banda sonora de Espa?a y que la mayor parte del p¨²blico no les relacione con su autor¨ªa: "Lo bonito es que la gente conozca la canci¨®n, el que quiera leer la letra peque?a que la lea, el que no, est¨¢ disculpado". De Diego a?ade: "Con saber que formas parte, ya es suficiente". No parece falsa humildad, pues cuando un chico y su madre le saludan para decirle que ¨¦l le escucha en Gente despierta (RNE) desde Australia, donde vive, muy emocionado. Barros, por su parte, cree que el trabajo de los compositores est¨¢ m¨¢s reconocido entre la profesi¨®n que por el gran p¨²blico: "Forma parte de la cultura y la curiosidad".

El escenario ha sido un maestro para los tres. A ellos, les gusta ese segundo plano en el que se sienten c¨®modos. "En todos estos a?os, he aprendido a emocionarme. Siempre hablo de la emoci¨®n, soy muy cursi para estas cosas. Cuando te subes al escenario, por muy cansado que est¨¦s, sabes que le tienes que poner actitud", se?ala De Diego. Barros lo secunda: "Sabes que lo tienes que dar todo pase lo que pase. Te pones enferma, las mujeres tenemos la regla, yo soy muy quejica...Pero a¨²n as¨ª, sales". En este punto sale a relucir la recurrente frase de la int¨¦rprete, a punto de sacar un disco en solitario, de "yo no quiero ir al cole", cuando no est¨¢ de humor para salir a cantar.

Tres amigos, tres soldados de la m¨²sica en el batall¨®n del comandante Sabina, que el pr¨®ximo domingo madrugar¨¢n para tener la voz y los dedos preparados. "Aunque Sabina y ma?ana parezcan dos t¨¦rminos contradictorios".