T¨¦cnica de la espiritualidad

Si uno visita la muy escueta web personal del director debutante Julio Quintana, puede comprobar, no sin cierta sorpresa, la extrema importancia que su responsable concede a su condici¨®n de propietario de un sofisticado equipo de c¨¢mara RED Epic Dragon. Junto a la p¨¢gina de inicio y el apartado destinado a contactar con el cineasta y operador, la ¨²nica secci¨®n espec¨ªfica es la dedicada a desglosar los elementos, capacidades y caracter¨ªsticas de ese equipo t¨¦cnico ¨²ltimo modelo, con su correspondiente despliegue de lentes y tarjetas de memoria capaces de contener hasta 6 horas de metraje en calidad 6K. No es una informaci¨®n in¨²til a la hora de afrontar el an¨¢lisis de The Vessel, opera prima de Quintana, pues de sus im¨¢genes podr¨ªa uno inferir que la representaci¨®n de la espiritualidad y la trascendencia es para este cineasta antes un problema t¨¦cnico que una cuesti¨®n de estilo.

Tal y como indag¨® Paul Schrader en El estilo trascendental en el cine, la obra de cineastas como Robert Bresson, Carl Theodor Dreyer y Yasujiro Ozu se hab¨ªa enfrentado, desde contrastados contextos religiosos y culturales, a la espinosa cuesti¨®n de acu?ar una caligraf¨ªa cinematogr¨¢fica para representar la revelaci¨®n de lo sagrado en lo cotidiano. Por caminos diversos, los tres cineastas encontraron sus respectivas respuestas en un proceso de esencialidad y despojamiento. A pesar de que, en The Vessel, Quintana delata que el cine de Bresson ha dejado algunas huellas tem¨¢ticas, que no estil¨ªsticas, en su discurso ¡ªtanto Baltasar como el cura de Ambricourt encuentran aqu¨ª discutibles reencarnaciones¡ª, su punto de partida es otro: la est¨¦tica del desbordamiento ext¨¢tico que Terrence Malick, aqu¨ª productor ejecutivo, y Emmanuel Lubezki propusieron en El ¨¢rbol de la vida (2011) y que The Vessel reduce, sin pretenderlo, a la condici¨®n de t¨®pico visual.

En The Vessel, la fe de la comunidad pesquera de un pueblo portorrique?o se quiebra tras la tr¨¢gica muerte de todos sus ni?os. Un joven que parece canalizar el mito de L¨¢zaro (o el mito cr¨ªstico) ser¨¢ la pieza clave para restituir la esperanza bajo el silencio de Dios. Quintana convierte su c¨¢mara en un omnisciente ojo ingr¨¢vido, mientras se plantean estimulantes cuestiones sobre la distancia entre tragedia y milagro, pero la direcci¨®n de fotograf¨ªa de Santiago Benet Mari, en clave muy sub-Lubezki, acerca el resultado a una est¨¦tica publicitaria que, en su empe?o de homenajear la memoria del neorrealismo, la vac¨ªa incesantemente de materialidad.