La vida escondida que acechaba al maestro del cuento
Hip¨®lito G. Navarro regresa con un nuevo libro de relatos tras una d¨¦cada de silencio
El maestro del cuento estaba escondido, aterrado, paralizado detr¨¢s de un cuento del pasado: la muerte lenta de su padre alcoholizado y derrotado por la vida. Durante mucho tiempo, el humor y la literatura lo manten¨ªan a salvo y liberado del dolor. Al menos, en apariencia. Y as¨ª hasta que por fin se dio cuenta. Hip¨®lito G. Navarro regresa despu¨¦s de once a?os con un revelador libro de relatos, La vuelta al d¨ªa (P¨¢ginas de espuma). Un volumen en el que se han cocinado a fuego lento ¨Cdurante estos largos once a?os- relatos que celebran la felicidad, pero tambi¨¦n las simas amargas de la memoria, tapizados de humor y de dolor autobiogr¨¢fico.
Hip¨®lito G. Navarro (Huelva, 1961) confiesa que rodean a este libro de cuentos afortunados azares, sue?os, alegr¨ªas, regalos, complicidades con amigos. Tambi¨¦n etapas negras como cuando durante una seria operaci¨®n de columna, en el aire son¨¢mbulo de una noche de hospital, so?¨® con la estructura de este libro que ¨¦l se empe?aba en no dar a la imprenta. ¡°En esa operaci¨®n vi todas sus partes, su estructura interior, su cabeza, sus brazos, sus piernas. El cuerpo completo de esa criatura de la que yo hab¨ªa estado dudando¡±, explica el autor de Los ¨²ltimos percances, El cielo est¨¢ L¨®pez o El aburrimiento, Lester.
?Y cu¨¢les son las razones de esas dudas? Por un lado, la expectativa creada con su ¨²ltimo libro, El pez volador, recibido con entusiasmo por la cr¨ªtica y por esa curiosa secta libresca que son los letraheridos del cuento. Tambi¨¦n con la edici¨®n en la que Seix Barral recopilaba sus mejores relatos en Los ¨²ltimos percances. ¡°Ver publicados mis cuentos en esa editorial m¨ªtica en la que yo hab¨ªa le¨ªdo a mis maestros fue como el cierre del sue?o para aquel muchacho de un pueblecito de la Sierra de Huelva. Mi kiosco de la ficci¨®n se acababa ah¨ª¡±, aclara.
Pero no fue as¨ª sino que supuso la confirmaci¨®n de un gran autor en el que ya se adivinaban nuevas y fruct¨ªferas etapas. Por ejemplo, ese poso de dolor que recorre como otra columna vertebral herida toda su obra, a veces con el alivio del humor y otras con los disfraces de la ficci¨®n. Fue a ra¨ªz de su libro de relatos anterior, El pez volador, cuando se intuye que ese pasado cerrado en falso est¨¢ a punto de salir a escena. ¡°Fue Javier S¨¢ez de Ibarra, que prepar¨® la antolog¨ªa de El pez volador, y varios amigos los que se dieron cuenta de algo que yo no hab¨ªa percibido: que comenzaba a asimilar un inc¨®modo episodio del pasado¡±.
El lector atento descubre fogonazos de ese pasado a lo largo de su obra, como pasillos o estancias apenas entrevistas. En esta ¨²ltima entrega de La vuelta al d¨ªa est¨¢n el padre ebrio, la muerte, un grave accidente infantil, el adolescente que lee a solas a Kafka y Cort¨¢zar en el castillo de Cortegana. ¡°Mi padre guardaba un libro, un manual para podar ¨¢rboles. Era el ¨²nico libro que hab¨ªa en mi casa. Lo ten¨ªa como un tesoro porque dec¨ªa que los libros eran lo m¨¢s importante del mundo. Cuando muri¨®, mi madre quem¨® todas sus cosas y yo perd¨ª ese libro por el que ahora mismo cambiar¨ªa toda mi biblioteca. Porque ese libro me hizo como soy y mi padre, en el fondo, me hizo un regalo con toda esa tragedia. ?sa fue su herencia y me alegra descubrirlo ahora as¨ª¡±, confiesa.
Hip¨®lito G. Navarro tambi¨¦n ten¨ªa pudor de volver a publicar por considerar que este nuevo libro era un caj¨®n de sastre. Pero ¨¦l se ha empe?ado en dar un sentido narrativo, una arquitextura en la que aparecen los ¨¢ngeles de la guarda que lo salvaron con la lectura, reparaciones narrativas, mucha autobiograf¨ªa ya sin m¨¢scaras y hasta ¡°un texticulario ¨ªntimo para incondicionales y compinches¡±. Hip¨®lito G. Navarro en estado puro.
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