Otro aburrimiento gal¨¢ctico. ?Hasta cu¨¢ndo?
Me l¨ªo mentalmente con el tiempo, la acci¨®n y los personajes en cada nueva entrega
Escucho machaconamente una terminolog¨ªa que al parecer explica el nuevo funcionamiento del mundo pero que a fuerza de repet¨ªrmelo me provoca asqueada fatiga. Son conceptos denominados globalizaci¨®n, populismo, posverdad, marketing, trending topic, hackers, precuelas, spoiler y dem¨¢s matracas presuntamente aclaratorias y trascendentes. Pienso en ello haciendo cola para acceder a algo que debe de ser impresionante ateni¨¦ndote al celo y la precauci¨®n que imponen los due?os del producto. Se trata de una pel¨ªcula, ni m¨¢s ni menos, de aventuras, ni secuela ni precuela de La guerra de las galaxias, sino algo a¨²n m¨¢s sofisticado llamado spin- off que consiste en una pel¨ªcula o una serie protagonizada por personajes que eran secundarios en series o pel¨ªculas precedentes. Pues vale, pues muy bien. Se titula Rogue One y cuenta c¨®mo los esp¨ªas rebeldes robaron al Imperio los planos de la devastadora Estrella de la Muerte. Pero no tengo la sensaci¨®n de algo tan ancestral y natural como ir al cine, sino que toda la parafernalia del estreno la asocio con los dispositivos de seguridad en los partidos de f¨²tbol de alto riesgo y en las cumbres de los jefes del Estado.
ROGUE ONE: UNA HISTORIA DE STAR WARS
Direcci¨®n: Gareth Edwards.
Int¨¦rpretes: Felicity Jones, Diego Luna, Ben Mendelsohn, Alan Tudyk, Jiang Wen, Donnie Yen, Forest Whitaker, Riz Ahmed.
G¨¦nero: aventuras. EE UU, 2016.
Duraci¨®n: 133 minutos.
Me cuesta infinito esfuerzo recordar en ese fil¨®n econ¨®mico centrado en la saga gal¨¢ctica del que pretenden explotar hasta la ¨²ltima e ¨ªnfima veta que ocurri¨® antes, durante y despu¨¦s en la alargada historia. Me l¨ªo mentalmente con el tiempo, la acci¨®n y los personajes en cada nueva entrega. La memoria solo me funciona con nitidez y admiraci¨®n al evocar durante los a?os setenta el estreno de un w¨¦stern espacial repleto de imaginaci¨®n, ¨¦pica y humor que llevaba por legendario nombre La guerra de las galaxias y de su inquietante y sombr¨ªa continuaci¨®n El imperio contraataca. Todo funcionaba mod¨¦licamente en ellas, incluida su vibrante m¨²sica. Y despu¨¦s me fui cansando, haci¨¦ndome un l¨ªo, viendo por estricta obligaci¨®n profesional ese cine aparatoso y pl¨²mbeo que olvidaba con alarmante celeridad. Pero puedo entender que infinitos y globalizados espectadores lleven toda su vida cinematogr¨¢fica profesando fan¨¢tico y embelesado culto a la saga gal¨¢ctica y a su merchandising. Lo segundo debe de producir infinito y mareante dinero, muy superior al taquillaje que genera la sala oscura.
No me pregunten por la trama de El despertar de la Fuerza, mi anterior contacto con los guerreros espaciales. Se me ha borrado. Solo recuerdo que hubo lectores que se sintieron ofendidos porque en mi comentario sobre aquella inanidad contaba que entre sus nuevos protagonistas figuraba un se?or negro, cuando lo correcto al parecer es que me hubiera referido a ¨¦l como alguien con un color de piel distinto del blanco, o un afroamericano de las galaxias, o algo as¨ª. En?Rogue One ampl¨ªan la formula para que ninguna raza se sienta excluida en el absoluto espect¨¢culo global. Hay actores mexicanos, chinos, paquistan¨ªes, hongkoneses, daneses... Tambi¨¦n reconstruyen digitalmente al fallecido Peter Cushing en el papel del antiguo gran malvado. Y, c¨®mo no, ah¨ª est¨¢ Darth Vader como tributo a la nostalgia, aunque ya no se mueve con la contundencia de antes ni desprende su magn¨¦tica onda mal¨¦fica.
Admito que todo est¨¢ muy pensado en la planificaci¨®n del gran negocio. Incluso se permiten el lujo de una fotograf¨ªa terrosa, que huele a ambiente contaminado, nada convencional. Y en el guion y en la producci¨®n figura Tony Gilroy, autor de la formidable Michael Clayton. Y conf¨ªas en que la permanente aventura, los tiros, las explosiones, el permanente ruido, consigan algo tan elemental como que no aparezca el aburrimiento. Y ser¨ªa surrealista que en medio de esa apoteosis de los efectos especiales alg¨²n espectador fuera capaz de dejarse invadir por el sue?o. Me ha ocurrido, debo de ser anormal. Todo me parece monocorde, sin vida, rutinario, en las haza?as de los revolucionarios contra el Imperio del mal. Se supone que existir¨¢ tensi¨®n ante su incierto y peligroso destino, que lo que dicen y hacen los personajes tocaran tus fibras sensibles. En mi caso, no hay forma. Nada me resulta exultante, dram¨¢tico, ¨¦pico, heroico, complejo o simplemente entretenido. El gran circo no es brillante, sino de una vacuidad apabullante, falta de ritmo y de la m¨ªnima gracia. Y, por supuesto, los c¨¢lculos econ¨®micos funcionaran con exactitud. Y los fans de siempre incluso encontrar¨¢n los art¨ªsticos. Para m¨ª es imposible.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.