Un a?o para recordar
La edici¨®n en espa?ol de Philemon, la gran creaci¨®n de Fred, corona un ejercicio sorprendente por la calidad media de las historietas publicadas
Despu¨¦s de varias horas intentando confeccionar un listado de 10 o 15 obras que compongan el top imprescindible de 2016, tiro la toalla. Es imposible. La calidad media de los c¨®mics publicados este a?o es tan deslumbrante que cualquier intento de selecci¨®n se convierte en un ejercicio de impotencia ante la limitaci¨®n de espacio. Admito mi derrota y acepto que lo que sigue es un reguero de obras del que se quedan fuera demasiadas merecedoras de estar aqu¨ª. Eso s¨ª, tengo claro que el listado debe comenzar por la esperada y necesaria edici¨®n en nuestro pa¨ªs de Philemon. La gran creaci¨®n de Fred es una de las obras maestras del c¨®mic europeo, incomprensiblemente in¨¦dita en castellano. ECC Ediciones la publica por fin en integrales, que permiten adentrarse en esta deliciosa f¨¢bula surrealista que transforma las letras de oc¨¦ano Atl¨¢ntico de los mapas en geograf¨ªas reales. Philemon correr¨¢ aventuras ins¨®litas, donde Fred reescribe el lenguaje de la historieta desde una fantas¨ªa que lanza torpedos de profundidad a la realidad. Una pasi¨®n por lo surreal que comparte con la inmensa Impresiones de la isla, de Carlos Portela y Fernando Iglesias, monumento herrimaniano publicado por fin en su totalidad gracias a Retranca.
Este 2016 ha sido el a?o de Mart¨ªn L¨®pez-Lam, joven e inquieto autor peruano que ha lanzado al mercado tres obras que dejan al lector en estado de shock: Sirio (Fulgencio Pimentel), Gialla y El t¨ªtulo no corresponde (Ediciones Valiente), donde su poderoso trazo y color vibrante propone caminos transgresores, en los que las historias rompen su estructura para componer relatos que atienden a las entra?as del lector. Autor de futuro presente como es Felipe Almendros, que con VIP (Reservoir Books) certifica una personalidad que no atiende a clasificaciones, desde una coherencia inmutable que transforma su propia biograf¨ªa en un relato tan sugerente como hipn¨®tico.
Autores que rompen sin prejuicios la din¨¢mica del c¨®mic tradicional para evitar lo establecido, formando parte tambi¨¦n de un movimiento de vanguardia que est¨¢ viviendo el c¨®mic espa?ol y que tiene en la editorial gallega Fosfatina a su mascar¨®n de proa, con la antolog¨ªa Hoodoo Voodoo como espectacular carta de presentaci¨®n, pero que encuentra respuesta en otros autores y editoriales, como la experiencia digital de Tik Tok Comics (http://www.tiktokcomics.com) o las propuestas de la editorial Fulgencio Pimentel, que se lanza sin red para publicar la celebraci¨®n fascinada del c¨®mic que es Mujer de Los Brav¨² o la sorprendente capacidad de exprimir la aparente banalidad que Mirena Ossorno practica en Sensaci¨®n de vivir. Experimentaci¨®n a la que no es ajena ni Carla Berrocal, que traduce en dibujo la ¨¦pica del enamoramiento en Epigraf¨ªas (Libros de Autoenga?o), ni Laura P¨¦rez Vernetti, que abandona la zona de confort para abordar la creaci¨®n de poes¨ªa gr¨¢fica en Ocho poemas (Centro Cultural Generaci¨®n del 27). Una empresa que aprovecha la capacidad simb¨®lica del c¨®mic como han hecho en toda su extensi¨®n Marion Fayolle y Zeina Abirechad: la primera, con la transcripci¨®n de la agon¨ªa de su padre a un relato casi on¨ªrico en La ternura de las piedras (N¨®rdica); la segunda, aprovechando la capacidad sinest¨¦sica del c¨®mic para enlazar lenguaje, dibujo y m¨²sica en El piano oriental (Salamandra Graphic).
Pero ha sido tambi¨¦n un a?o brillante para los veteranos: Altarriba y Kim ampliaron con naturalidad la exploraci¨®n abierta en El arte de volar a la vida de la madre del autor en la impresionante El ala rota; Carlos Gim¨¦nez compuso en Cris¨¢lida (Reservoir Books) un pu?etazo al est¨®mago reflexionando sobre el crep¨²sculo del creador; Sento Llobell concluy¨® la magistral adaptaci¨®n de las terribles vivencias de Pablo Uriel durante la Guerra Civil con Vencedor y vencido (autoedici¨®n); Luis Dur¨¢n sigui¨® aumentando la monumentalidad de su recreaci¨®n de la memoria de la cultura popular con la tercera entrega de Orlando y el juego (Di¨¢bolo); Jaime Mart¨ªn explor¨® la posguerra con brillantez en Jam¨¢s tendr¨¦ 20 a?os (Norma Editorial), y Rayco Pulido reclam¨® su sitio en ese olimpo de autores ya necesarios con la magn¨ªfica Lamia (Astiberrri), un repaso a la posguerra. Por su parte, Jorge Garc¨ªa se refrendaba como uno de los mejores guionistas nacionales con la ambiciosa Los dientes de la eternidad (Norma Editorial), que Gustavo Rico eleva a ¨¦pica gr¨¢fica; mientras Fidel Mart¨ªnez reclamaba la herencia de El Cubri con la poderosa ayuda de Paul Celan en Fuga de la muerte (Edicions de Ponent)¡±.
No puede faltar en este repaso la iconoclastia desde perspectivas tan diferentes como la de la improvisaci¨®n sincera de Joann Sfar en Si dios existe (Confluencias) o la rabiosa y visceral osad¨ªa de adaptar a Nietzsche de Irkus Zeberio en Dios ha muerto (Bang Ediciones). Tampoco faltar¨¢ la dolorosa inmersi¨®n en las muertes cotidianas de Intrusos, de Adrian Tomine (Sapristi C¨®mic); la genialidad amable del Marcel¨ªn, de Semp¨¦ (Blackie Books); la dur¨ªsima introspecci¨®n sobre la violencia de g¨¦nero de Una entre muchas, de Una (Astiberri), o la sorprendente reflexi¨®n sobre la identidad de La favorita, de Matthias Lehmann (La C¨²pula). Incluso hay sitio para el cuento moderno con la deliciosa El mulero, de Oyvind Torseter?(Barbara Fiore), o la necesaria reivindicaci¨®n de Yves Chaland y su Spirou (Dibbuks). Autores y editores se han empe?ado en que este a?o sea inolvidable para los lectores. Es el mejor homenaje que se le puede hacer a V¨ªctor Mora, Micharmut y Paco Camarasa, tristemente desaparecidos este a?o.
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