Ram¨®n Andr¨¦s: ¡°Twitter ha puesto el aforismo a precio de saldo¡±
El ensayista y poeta disgrega el mundo en ¡®Pensar y no caer¡¯ y en su antolog¨ªa reunida junto a sus aforismos
Entre el ruido sordo de twitter y las diversas reencarnaciones del mal que vive el presente, Ram¨®n Andr¨¦s, pide paso para invitarnos a reflexionar con sus aforismos, su poes¨ªa intermitente pero enraizada -reunida recientemente en Lumen-, adem¨¢s de un nuevo, brillante y personal ensayo: Pensar y no caer (El Acantilado).
Si tuvi¨¦ramos que definirlo mediante esa ametralladora que suelta por capsulas en sus l¨²cidos aforismos, nos construir¨ªamos el retrato robot de un sabio, ahora sereno, que necesita de vez en cuando ajustar cuentas con una incierta verdad jubilada. ¡°No s¨¦ por qu¨¦ los aforismos viven tanto desprestigio. Quiz¨¢s porque twitter lo ha puesto a precio de saldo. Bien hecho, es muy dif¨ªcil: puro pensamiento destilado¡±, comenta.
Ram¨®n Andr¨¦s (Pamplona, 1955) ha ido perfilando con los a?os una reflexi¨®n l¨ªrica, que bebe lo mismo de Nietzsche que de Bach. Una trinchera desde la que nos alerta contra la l¨®gica, ¡°que es casi una verdad¡±, la fe que mueve monta?as y las credulidades, aun peor, que desplazan cordilleras. Piensa que nuestras cargadas espaldas caminan demasiado dopadas de identidad. Asegura que las convicciones son par¨¢sitos y por ello necesitamos fumigar las doctrinas. Nos aconseja que la base de la sabidur¨ªa, reside en no envidiar. Ha certificado que los libros son las cajas negras de la Historia y desconf¨ªa hasta de las sillas para que no crean que da nada por sentado.
Contra el pesimismo y la perversi¨®n de una Europa de mercaderes, reivindica los lazos del arte y el pensamiento, como pilares de su regeneraci¨®n. Nos anima con el nuevo t¨ªtulo a no desazonarnos, lo mismo que en un anterior ensayo sobre el suicidio, dio a luz un libro sobre la vida. ¡°Aquello surgi¨® cuando hace muchos a?os, un amigo ¨ªntimo, al cumplir los 27, decidi¨® acabar con todo. Entonces quise saber¡ ?Por qu¨¦?¡±. De ah¨ª apareci¨® Semper dolens. Historia del suicidio en Occidente (Acantilado), otro volumen a a?adir a una colecci¨®n de escritos en los que el arte y la m¨²sica, completas formas de pensamiento para ¨¦l, han sido sus ejes y han dado lugar a No sufrir compa?¨ªa. Escritos m¨ªsticos sobre el silencio, el fundamental Diccionario de M¨²sica, mitolog¨ªa, magia y religi¨®n, Johann Sebastian Bach. Los d¨ªas, las ideas y los libros o El lutier de Delft, entre otros t¨ªtulos.
En Pensar y no caer, apunta a los j¨®venes. ¡°Es un libro para ellos¡±, afirma, orgulloso padre de cuatro hijos, como es. Con una nueva forma de concebir el g¨¦nero: ¡°Sobre todo, con el deseo de acercar al lector ideas, autores, obras que a menudo permanecen en un ¨¢mbito muy restringido. Tambi¨¦n he procurado evitar la aridez que suele caracterizar la escritura ensay¨ªstica, asediada por una continua terminolog¨ªa t¨¦cnico-filos¨®fica que causa un l¨®gico rechazo a quien no es un conocedor de ese lenguaje. Quiz¨¢ sea una pretensi¨®n por mi parte, pero creo que hay que hacer legible el ensayo y humanizarlo¡±.
Quiz¨¢ sea una pretensi¨®n por mi parte, pero creo que hay que hacer legible el ensayo y humanizarlo"
A¨²n m¨¢s¡ C¨®mo prob¨® a hacerlo Nietzsche, su h¨¦roe, a quien todav¨ªa debemos desnihilizar un poco para dotarlo al completo de m¨¢s sentido. ¡°El nihilismo del que habla no ha sido bien entendido. ?l mismo dec¨ªa que ese estado de ¨¢nimo, ese modo de pensamiento, es el hu¨¦sped m¨¢s inc¨®modo de Europa. Quien lea su Zaratustra ver¨¢ que est¨¢ formulando un renacer, un punto y aparte que permita empezar otro p¨¢rrafo¡±.
Sabe que el cimiento de las civilizaciones no son los hechos, sino aquello invisible que nos invita a ser descifrado. Dice, adem¨¢s, que lo llevamos crudo porque estudiamos muchas lenguas pero olvidamos lenguajes. ?l ha aprendido lat¨ªn con otros alfabetos, como las partituras. En el lenguaje musical ve m¨¢s futuro que en la matraca de la austeridad dictada por los bancos centrales. ¡°No se trata de negar una realidad que necesita del mercado, pero no puede ser que un esp¨ªritu como el europeo est¨¦ siendo depredado por una econom¨ªa feroz que ha terminado por arrasar a la pol¨ªtica. Sin caer en ingenuidades, porque la realidad es la que es, tambi¨¦n debemos ser conscientes de que el n¨²cleo de Europa, su espina dorsal, su entidad, est¨¢ hecha de un pensamiento que dignific¨® al ser humano desde los mismos presocr¨¢ticos. La m¨²sica, la literatura, el arte han formado una parte decisiva de sus cimientos, pero esto, los nuevos mandatarios acostumbrados al ejercicio de una pol¨ªtica muy rudimentaria, piensan que es un asunto de tercer o cuarto orden. A veces ni lo contemplan. Pensemos en los planes de estudios surgidos de sus propuestas: el objeto es fabricar obediencia¡±.
Observa, preocupado, comportamientos demasiado primarios. Pero en vez de devorarnos entre nosotros, bien podemos alimentarnos con otro tipo de vitamina. Igual que ocurr¨ªa con algunos monjes en la edad media o con San Juan de la Cruz, que se zamp¨® en una celda parte de su C¨¢ntico Espiritual, quiz¨¢s para demostrar, escribe Andr¨¦s, que el arte se metaboliza: ¡°El saber, la b¨²squeda de conocimiento, por qu¨¦ no concebirlos como una forma de alimento, como una necesidad org¨¢nica... Por qu¨¦ no masticar buena poes¨ªa, por qu¨¦ no beber de la mejor m¨²sica. En las buenas p¨¢ginas hay aut¨¦nticos graneros, cosechas que, bien cocinadas, salvan a la especie¡±.
Babelia
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