Picabia, el pintor de todos los g¨¦neros, se instala en el MoMA de Nueva York
200 piezas del artista franc¨¦s de origen hispanocubano recorren una carrera marcada por el cambio constante y componen su primera exposici¨®n monogr¨¢fica en el museo neoyorquino.
Francis Picabia no lo pone f¨¢cil al visitante del museo: es sumamente complicado distinguir un cuadro suyo a no ser que se haya visto anteriormente. No tiene una marca propia, no destac¨® en un estilo en especial o, m¨¢s bien, destac¨® por igual en todos, pues en sus 74 a?os de vida (de 1879 a 1953) transit¨® por el puntillismo, el cubismo, el impresionismo, el dada¨ªsmo, el surrealismo o el collage, as¨ª como por el ballet, el cine, la literatura y la fotograf¨ªa. 125 cuadros, 45 dibujos, una pel¨ªcula, varias revistas y hasta el sonido de sus poemas recitados dan fe en esta exposici¨®n del MoMA de su inquietud en todo movimiento, arte o soporte. ¡°Nuestras cabezas son curvas para permitir al pensamiento cambiar de direcci¨®n¡±, dej¨® dicho el artista en 1922.
¡°Es verdad que es muy dif¨ªcil reconocer un Picabia, porque ¨¦l renunci¨® a tener una marca de la casa, pero espero que el p¨²blico se encuentre con que eso es una liberaci¨®n, que el arte moderno puede ser muchas cosas, que no es solo un camino¡±, explica a EL PA?S Anne Umland, la comisaria de esta exposici¨®n que estar¨¢ abierta en el museo neoyorquino hasta el 19 de marzo de 2017.
Andr¨¦ Breton, padre del surrealismo, dijo que para dejar atr¨¢s a Picabia solo se pod¨ªa confiar en lo nuevo de Picabia, y Marcel Duchamp, defini¨® su obra como ¡°una serie caleidosc¨®pica de experiencias art¨ªsticas que aparentan no estar relacionadas entre s¨ª pero que est¨¢n marcadas por una fuerte personalidad¡±.
Efectivamente, si algo le qued¨® grabado a fuego de aquel movimiento antiart¨ªstico fue la necesidad de dinamitar las estructuras. Eso s¨ª, al ver su obra en conjunto se reconocen la experimentaci¨®n, la audacia, la provocaci¨®n y el metaarte con los que jugaba este ni?o rico y caprichoso, pero tambi¨¦n lleno de talento y discurso, que fue Francis Picabia.
Inconsistencia
¡°Sus a?os en el dada¨ªsmo fueron muy formativos en cuanto a que decidi¨® rechazar absolutamente cualquier posici¨®n fija: nacionalismos, religiones, posiciones culturales¡ Estaba all¨ª para luchar contra las estructuras que seg¨²n los dad¨¢ dieron como resultado las guerras. Ese fue el motor de su cambio constante, de ser totalmente consistente en su inconsistencia¡±, asegura Umland.
En contra de lo que pudiera creerse, la variedad de su obra ha hecho f¨¢cil la narrativa de la exposici¨®n. El camino se limita a seguir sus volantazos sin perderse ni marearse. Empez¨® en 1905 casi copiando los estudios de luz impresionista de Claude Monet en la catedral de Notre-Dame de Par¨ªs y de ah¨ª fue al puntillismo de Sisley y Pissarro. Alcanz¨® la madurez de sus maestros en tiempo r¨¦cord y se cans¨®. En 1912 salt¨® a la abstracci¨®n y al estallar la Gran Guerra brinc¨® en dos direcciones: hacia el dada¨ªsmo y hacia el exilio en Espa?a, Suiza y Estados Unidos. Al contrario que muchos de sus compa?eros del arte europeo, Picabia ten¨ªa dinero para viajar: su padre pertenec¨ªa a la alta burgues¨ªa parisina. As¨ª que fue el ¨²nico que en esos momentos pudo visitar el Armory Show neoyorquino de 1913, una exposici¨®n internacional de arte moderno. ¡°Enseguida se convirti¨® en el embajador del arte europeo de vanguardia en Nueva York. Sab¨ªa perfectamente manejar la prensa¡±, se?ala la comisaria. El MoMA recrea en otra de las secciones la primera monogr¨¢fica de Picabia, que tuvo lugar en 1922 en las galer¨ªas Dalmau de Barcelona y que se compuso de pinturas sobre papel como Optophone, la imagen con la que el museo promociona la muestra. En 1924 fue cuando, con ayuda del compositor Erik Satie y las artes de Ren¨¦ Claire, cre¨® el ballet cinematogr¨¢fico par¨®dico Rel?che, aut¨¦ntica joya que el museo muestra restaurada. Quiz¨¢ el momento m¨¢s ins¨®lito de su carrera fue su periodo dedicado a las transparencias, de 1927 a 1930, donde superpone distintas capas sobre el cuadro que le dan un efecto entre el relieve y la vidriera. Y la turbulenta historia de la primera d¨¦cada del siglo XX sigui¨® marcando sus giros estil¨ªsticos, pues la llegada de la guerra Civil Espa?ola y sus conversaciones con Picasso le llevaron a pintar La revoluci¨®n espa?ola en 1937, un cuadro lleno de sorna de su ¨¦poca iconoclasta. ¡°Si Picasso se cre¨ªa Dios, Picabia era un artista descre¨ªdo¡±, explica Umland.
Lleg¨® la Segunda Guerra Mundial y Picabia decidi¨® mezclar realismo casi fotogr¨¢fico con porno-soft de Mujeres con bulldog. Cuando la contienda termin¨®, el pintor certific¨® la muerte del arte figurativo y volvi¨® a la abstracci¨®n con t¨ªtulos inspirados por el fil¨®sofo Nietzche. Despu¨¦s de tanta agitaci¨®n, en 1953, el hombre que recorri¨® la geograf¨ªa mundial y transit¨® entre movimientos art¨ªsticos, muri¨® ir¨®nicamente en la misma casa en la que hab¨ªa nacido.
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