La ¨²ltima teor¨ªa de la belleza del Stradivarius
Cient¨ªficos de Taiw¨¢n atribuyen el sonido n¨ªtido del viol¨ªn a sus aditivos: la qu¨ªmica reivindica su reputaci¨®n est¨¦tica
La gente suele asociar la ciencia con el futuro, pero la verdadera pasi¨®n de muchos cient¨ªficos es reconstruir el pasado: las tres gracias de Rubens ten¨ªan c¨¢ncer de mama, como consecuencia (probable) de su sobrepeso (manifiesto); el Greco estaba cegato y de ah¨ª sus retratos puntiagudos; Kant desarroll¨® un tumor en el l¨®bulo temporal que le disoci¨® la raz¨®n de las emociones, explicando as¨ª su Cr¨ªtica de la raz¨®n pura, si es que hay algo que pueda explicar eso. Pero el sue?o de todo investigador siempre ha sido esclarecer el sonido estructurado y cristalino de un Stradivarius. Ah¨ª s¨ª que est¨¢ el premio gordo. ?Qu¨¦ puede resultar m¨¢s ambicioso para un cient¨ªfico que entender la belleza, disipar lo nebuloso, explicar lo inexplicable?
La ¨²ltima teor¨ªa sobre el viol¨ªn m¨¢s famoso de la historia se debe a Hwan-Ching Tai y sus colegas de la Universidad Nacional de Taiwan, en Taipei, y se acaba de presentar en ¡®PNAS¡¯. Los Stradivarius estaban hechos de madera de arce, como es bien sabido en el gremio lutier, pero las imitaciones posteriores hechas de la misma madera no han logrado, a juicio de la mayor¨ªa de los connoisseurs, acercarse a los sutiles timbres de su sonoridad, descifrar su c¨®digo arm¨®nico inaprehensible, resucitarlo de entre los instrumentos muertos. Los cient¨ªficos de Taiwan han comparado la madera de los originales y las copias y han hallado que la gran diferencia no est¨¢ en el arce de partida, sino en los adulterantes qu¨ªmicos que le a?adieron los artesanos de la ¨¦poca.

La qu¨ªmica, contra todo prejuicio, puede ser una fuente de misterio y de belleza. Alg¨²n neurocient¨ªfico dir¨¢ que lo es de todo?misterio y belleza, pues el placer est¨¦tico se basa en un producto qu¨ªmico que inunda el cerebro, y del que podemos dar la f¨®rmula. Pero aqu¨ª no se trata de eso. Aqu¨ª hablamos de lo genuinamente artificial, de los aditivos que se a?aden a la madera con fines industriales. Aqu¨ª hablamos de una belleza derivada de la necesidad de matar a los insectos que se comen la madera, de una armon¨ªa del pesticida, de una paradoja del tama?o de un arce.
¡°El uso de maderas de arce tratadas con minerales¡±, postulan Tai y sus colegas, ¡°pertenece a una tradici¨®n olvidada que no han conocido los posteriores fabricantes de violines; el arce de Stradivari tambi¨¦n parece haberse trasformado por la edad y la vibraci¨®n, lo que ha resultado en un material compuesto excepcional, inaccesible a los lutieres modernos¡±. El objetivo de los cient¨ªficos taiwaneses no es solo entender la artesan¨ªa ¨²nica del taller italiano, sino tambi¨¦n ¡°inspirar el desarrollo de nuevos enfoques t¨¦cnicos en la manufactura de instrumentos¡±. Es decir, de fabricar el Stradivarius del siglo XXI.
Eso ser¨ªa una versi¨®n musical de la m¨¢quina del tiempo, pero ?qu¨¦ m¨²sica no lo es, ya que vamos a eso?
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