Al verde lim¨®n, con chorrito de sif¨®n
Este espect¨¢culo alucin¨®geno nos teletransporta con humor y un pellizco de iron¨ªa a uno de los 6.000 caf¨¦s cantantes que hab¨ªa en la Espa?a de los a?os veinte
Lleno el peque?o teatro Tribue?e de p¨²blico popular¨ªsimo, ribeteado el escenario de candilejas, el espectador tiene la sensaci¨®n de haberse teletransportado a uno de los seis mil salones y caf¨¦s cantantes que hab¨ªa en la Espa?a de los a?os veinte, de los que pocas muestras quedan. Se restriega los ojos, pero cupletista y coro siguen ah¨ª, perseguida ella (Helena Amado) por un ca?¨®n de luz, mientras canta con gracejo un chotis de Por si las moscas, revista estrenada por Celia G¨¢mez.
ALARDE DE TONADILLA
Dramaturgia, direcci¨®n y vestuario: Hugo P¨¦rez de la Pica. Int¨¦rpretes: Helena Amado, Raquel Valencia, Badia Albayati, Candela P¨¦rez, Alberto Arcos, Ana Peir¨® y Jos¨¦ Luis Sanz. Pianista. Tatiana Studyonova. Luz: H. P¨¦rez y Miguel P¨¦rez-Mu?oz. Escenograf¨ªa: Santiago Mart¨ªnez Peral. Coreograf¨ªa: Juan Mata, R. Valencia, A. Arcos y H. P¨¦rez. Direcci¨®n musical: Mijail Studyonov. Madrid. Teatro Tribue?e, los domingos, hasta el 26 de febrero.
En Alarde de tonadilla, una historia de la copla, Hugo P¨¦rez de la Pica le da un corte longitudinal a la tradici¨®n canora espa?ola: cuatro actrices cantantes, una bailaora y un actor enhebran con sentido del humor y un salut¨ªfero pellizco de iron¨ªa m¨¢s de cuarenta composiciones de variopinta tradici¨®n, desde el z¨¦jel andalus¨ª hasta la copla, pasando por la canci¨®n sefard¨ª, la romanza zarzuelera y el flamenco. La puesta en escena es un ejercicio de estilo extremo. Su autor marca por menudo el tiempo, el gesto, la actitud, la intenci¨®n y hasta la ca¨ªda de ojos de los personajes en cada momento dram¨¢tico de los cantables, en cuyo curso compone y descompone estampas de sabor a?ejo, inspiradas en un canon est¨¦tico que abarca desde las adoraciones de los magos barrocas hasta la expresividad ingenua pero aguda del quim¨¦rico pintor Orbaneja, de Martes de Carnaval.
El espect¨¢culo mantiene una tensi¨®n fruct¨ªfera entre el estatismo pr¨®ximo al ¨¦xtasis de algunos pasajes y la ritualidad din¨¢mica de otros, en todos los cuales hay intensidad y detalle. Blanqueados los rostros de los personajes, reducida su expresi¨®n a un laborioso m¨ªnimo com¨²n denominador, en ocasiones parecen tallas barrocas que se apearon del paso procesional por su propio pie, tras insuflarles un demiurgo el ¨¢nima.
La mayor¨ªa de los n¨²meros merecer¨ªan glosa. Valgan como ejemplo estos cuatro: La carretera de Asturias, cantado con impronta at¨¢vica por Helena Amado; el gracios¨ªsimo Terceto de cigarreras de la revista De Madrid a Par¨ªs (de la que Andr¨¦s Lima hizo un montaje sembrado para el Teatro de La Zarzuela), interpretado aqu¨ª con sandunga por Badia Albayati, Ana Peir¨® y Raquel Valencia; la gozosa calesera que se marca la jovenc¨ªsima Candela P¨¦rez, y la buler¨ªa Al verde lim¨®n, donde Raquel Valencia crea una tensi¨®n exquisita entre la sutileza de su cante y el poder¨ªo de su baile.
Pero lo m¨¢s divertido es la recreaci¨®n travestida de Fara¨®n cambalachero, farruca extra¨ªda de Rumbo (1949), primera pel¨ªcula de ficci¨®n espa?ola en color, donde Alberto Arcos es un cruce de Paquita Rico con el Paco Espa?a de La tomate. Las canciones se suceden sin soluci¨®n de continuidad o punteadas por pregones de mercanc¨ªas y poemas, en los cuales creemos reconocer la pluma de escritores modernistas: en realidad, son originales de P¨¦rez de la Pica, maestro en rehacerlo todo ¡°a la manera de¡±. La pianista Tatiana Studyonova, acompa?a con elegante discreci¨®n a los int¨¦rpretes y llena holgadamente cuando le toca. Jos¨¦ Luis Sanz a?ade edad y experiencia a la paleta interpretativa.
Si Alarde de tonadilla no es finalista de los premios Max al mejor musical y al mejor vestuario, ser¨¢ porque los acad¨¦micos se quedaron en casa.
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