El cine en candilejas
Una muestra en Barcelona rastrea los v¨ªnculos del s¨¦ptimo arte con la pintura o la fotograf¨ªa
La exposici¨®n m¨¢s familiar de este invierno en Barcelona es una macropel¨ªcula de pel¨ªculas, una interminable mescolanza de elementos, objetos, im¨¢genes fijas y en movimiento aptos para un p¨²blico no muy exigente que, a cambio, se llevar¨¢ peque?os tesoros de la imaginaci¨®n. CaixaForum exhibe un desmontaje de m¨¢s de 100 a?os de arte visual con fragmentos que esperan a ser separados unos de otros y vueltos a montar. Un Mnemosyne para los que creen que el cinemat¨®grafo fue un invento genial a la altura de la penicilina o Internet. La muestra Arte y cine es puro encantamiento si se la recorre con ingenuidad; al contrario, produce un disgusto colosal, por su apelaci¨®n a la historia del arte, pues en su efecto vela lo que pretende destacar.
La exposici¨®n es puro encantamiento si se la recorre con ingenuidad; al contrario produce un disgusto colosal
Mostrar los v¨ªnculos del cine con el resto de las artes y sus influencias mutuas es el prop¨®sito de esta exposici¨®n organizada con los fondos de la Cin¨¦math¨¨que Fran?aise, a los que se suman obras procedentes de colecciones p¨²blicas espa?olas y francesas. La tesis es que el cine se puede exponer: la tecnolog¨ªa digital, que ha hecho posible la reproducci¨®n de las pel¨ªculas a una alt¨ªsima calidad, permite establecer relaciones in¨¦ditas con el arte cinematogr¨¢fico. Sin salir de casa y ¨²nicamente con un v¨ªdeo o un ordenador, se puede disfrutar de un filme y analizarlo al detalle como si ley¨¦ramos un libro. Seg¨²n los organizadores de la muestra, el fragmento de una pel¨ªcula es equivalente al detalle de una fotograf¨ªa o de un cuadro. Por la misma raz¨®n, el tenebrismo en un filme de Jim Jarmusch es una interpretaci¨®n de los cuadros de Caravaggio, y las visiones del aislamiento social americano en las pinturas de Hopper nos transportan a los extra?os espacios de De Chirico o a los desiertos rojos de Antonioni. La insondable claridad narrativa de Chaplin ser¨ªa cualitativamente la de un Picasso. As¨ª, la piedra Rosetta de la comunicaci¨®n de masas, ese gran factor social que cabe tanto en un iwatch como en una sala a oscuras, sobrevive a sus propios temas convirti¨¦ndose en puro espect¨¢culo posmoderno.
En CaixaForum el cine tambi¨¦n se expone como si hubiera pasado por una sauna purificadora, encapsulado confusa pero disciplinadamente en habitaciones separadas por decenios. Asistimos a las bodas entre los pioneros de la imagen en movimiento y los artistas pl¨¢sticos como si viaj¨¢ramos en un vag¨®n de tren por cuya ventanilla desfilan las estampas m¨¢s inesperadas: los experimentos fotogr¨¢ficos de corrientes de humo hechos por el ingeniero y fisi¨®logo ?tienne-Jules Marey y los polioramas pan¨®pticos de Pierre Henri Amand sostienen un di¨¢logo mani¨¢tico con las pinturas de Juan Usl¨¦ y los desnudos masculinos de Mari¨¤ Fortuny; las pinturas de Monet son los espejos de los fotogramas de los hermanos Lumi¨¨re; Picabia y Duchamp entablan un pugilato mortal con las serigraf¨ªas de Hans Richter y Oskar Fischinger; las pel¨ªculas de Val del Omar y Joseph Cornell se dan de tortas con las videoproyecciones de ?scar Mu?oz; y los filmes de Godard se pierden en las derivas de Guy Debord. Sin olvidar a ?ric Rohmer y a James Rosenquist, quienes habr¨ªan concedido a sus trabajos el lujo, la calma y la voluptuosidad de Matisse. Son algunos ejemplares extra¨ªdos del gran supermercado de la historia del arte.
Si no fuera por algunas coqueter¨ªas de comisario, Arte y cine tendr¨ªa el grado de refinamiento de esas muestras palpitantes donde la ambici¨®n nunca es el problema. Pero ya estamos advertidos. Con todo, la mayor¨ªa de las obras sostienen con suficiencia las afirmaciones ¨®rficas de un medio que nunca perder¨¢ su adjetivo de vanguardista. Los m¨¢s escrupulosamente tiernos son los carteles de cine ¡ªJean Burkhalter para L¡¯Inhumaine (1924) con textos de Adolf Loos, R¨®dchenko para el Cine-Ojo de V¨¦rtov, Jean Harold para los filmes de Cocteau¡ª, algunas peliculitas ¡ª?El pintor neoimpresionista (1910), de ?mile Cohl¡ª y dibujos ¡ªlos retratos de Eisenstein y Charlot (1926), de Sergu¨¦i Yutk¨¦vich, o las litograf¨ªas de David Lynch para Sue?o Potemkim¡ª. Modestas pero insistentes, son en s¨ª mismas obras de arte sin tener que someterlas a ning¨²n principio de subsidiariedad.
Arte y cine. 120 a?os de intercambios. CaixaForum. Ferrer i Guardia, 6-8. Barcelona. Hasta el 26 de marzo de 2017. Comisario: Dominique Pa?ni.
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