?Qu¨¦ porquer¨ªa est¨¢ comiendo ese toro?
Delirio de documentaci¨®n sobre Espa?a en el cap¨ªtulo de 'Mentes Criminales: Sin fronteras' que se desarrolla en Pamplona
La serie americana Mentes criminales: sin fronteras se emiti¨® este jueves en Cuatro con un cap¨ªtulo que lleva al equipo de polic¨ªas comandado por el jefe Garrett hasta Pamplona, en pleno San Ferm¨ªn. Tratan de desentra?ar la desaparici¨®n de algunos turistas americanos que siguieron los pasos de Hemingway y perdieron las orejas, sin que se sepa el paradero del resto de los cad¨¢veres. Las orejas han sido halladas en la calle y en una iglesia y todo conduce r¨¢pido a un asesino en serie que algo tiene que ver con las corridas de toros, la religi¨®n, esas cosillas que un americano mencionar¨ªa de Espa?a.
Para ser una serie de cr¨ªmenes y sangre, result¨® lo m¨¢s divertido de las Navidades. Para empezar, el equipo de investigadores llega a una Pamplona en fiestas cuajadita de banderas espa?olas, no hay un balc¨®n donde no haya una. Perplejidad absoluta. Bastar¨ªa teclear en Google San Ferm¨ªn y hacerse un barrido por las ¨²ltimas noticias. Pero esto no fue lo mejor, no.
Las conversaciones entre los agentes que van desenredando la madeja de los cr¨ªmenes rayan el delirio. ¡°?Un viajero vasco le cort¨® a don Quijote una oreja, verdad?¡±, pregunta uno de ellos para ver si tirando de ese hilo avanzan las pesquisas. Y el jefe responde en un alarde de sabidur¨ªa que deja pasmado a todo el equipo: ¡°Fue herido tras la batalla con los molinos de viento de la Mancha¡±. Como los colegas no acaban de cerrar la boca ante tanta sabidur¨ªa el jefe se ve obligado a justificarse: ¡°He visto la pel¨ªcula¡¡± Desde luego el libro no lo ha le¨ªdo. Hasta donde se sabe el tal don Quijote conservaba sus pabellones auditivos en perfecto estado. Lo mismo a Van Gogh le llaman el Manco de Lepanto en un cap¨ªtulo por venir¡ Pero esto no fue lo mejor, qu¨¦ va.
En el episodio se menciona que ¡°Espa?a es un pa¨ªs cat¨®lico, un estilo de vida¡±. Cuando la grabaci¨®n muestra a un extranjero meando en una plaza, una actriz que interpreta a una espa?ola que colabora con los agentes suelta: ¡±Qu¨¦ guiri m¨¢s tonto, ?c¨®mo se le ocurre orinar en una iglesia? Hay que ser muy osado para hacer algo as¨ª¡±. Hombre, osado quiz¨¢, pero guarro, seguro. Eso pasa en todos los cascos viejos de Espa?a cada fin de semana, por desgracia. Con iglesias y sin ellas.
Y aqu¨ª va lo mejor. Que no son las reflexiones sobre terrorismo o nacionalismo, ni esas calles sin asfaltar de Pamplona que m¨¢s parecen de Maputo. Lo m¨¢s hilarante ocurre cuando los polis se preguntan qu¨¦ har¨¢ el asesino con los cad¨¢veres, dado que solo deja como reclamo las orejas mutiladas. La siguiente escena lo desvela: un tipo atormentado est¨¢ d¨¢ndole a la manivela de una m¨¢quina trituradora, embadurnado de sangre y casquer¨ªa. Cuando tiene el cubo repleto se va para el cercado donde guarda a los toros bravos y silb¨¢ndoles como si fueran perros les ofrece el suculento bot¨ªn. ¡°?Las v¨ªctimas se las da de comer a los toros!¡±, se percata una sagaz agente a punto de cerrar el caso. Anda que¡ Malo est¨¢ no documentarse sobre lo que ocurre en Espa?a, pero un toro es herb¨ªvoro en Pamplona y en Minnesota. Ol¨¦.
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