Effi Briest, repudiada y sola
Publicada inicialmente por entregas, apareci¨® como libro en 1896. Es la obra tard¨ªa de un autor que escribi¨® sus grandes t¨ªtulos pasados los 60
Ana Ozores, Emma Bovary, Anna Karenina o Luisa, protagonista de El primo Basilio, de E?a de Queiroz, sin duda la superan en la intensidad de su pasi¨®n er¨®tica. En las consecuencias nefastas de su infidelidad matrimonial, Effi Briest no le queda a la zaga a ninguna de sus compa?eras de destino.
Theodor Fontane (1819-1898) pudo cerrar la historia de esta candorosa criatura con una breve escena final o con un suicidio. Prefiri¨® consagrar un tramo largo de novela a los episodios relativos a la exclusi¨®n social del personaje. Repudio, soledad impuesta, desamparo econ¨®mico, enfermedad y muerte prematura son la consecuencia directa de su prolongado castigo. Demasiado escarmiento para tan poca falta.
Effi Briest, publicada inicialmente por entregas, apareci¨® en forma de libro en 1896. Es la obra tard¨ªa de un autor que escribi¨® sus novelas m¨¢s relevantes despu¨¦s de haber cumplido 60 a?os. El realismo alem¨¢n del siglo XIX le debe unos cuantos t¨ªtulos memorables. La historia de la literatura suele considerar Effi Briest el mayor de ellos.
Effi es al comienzo de la novela una muchacha de 17 a?os, alegre, so?adora, con el punto de ingenuidad que da el haber tenido desde la cuna la manutenci¨®n asegurada. Hija de un noble rural del margraviato de Brandeburgo, preferir¨ªa divertirse con sus amigas en el jard¨ªn a tener que saludar al hombre que viene a pedir su mano y al cual s¨®lo ha visto una vez en la vida. Son sus padres quienes la persuaden a contraer matrimonio con el bar¨®n Geert von Innstetten, un funcionario que en tiempos pasados fue pretendiente de su madre. El futuro marido dobla en edad a la muchacha. Effi, que carece de natural rebelde, consiente en una uni¨®n que pronto empezar¨¢ a corroer su vitalidad.
El matrimonio se instala en una peque?a ciudad de la costa de Pomerania, donde la joven esposa se aburre entre gentes mediocres. El marido se dedica a lo suyo. Los quehaceres del cargo lo obligan a pasar muchas horas fuera de casa y a Effi, turbada por los ruidos nocturnos, convencida de que un fantasma recorre las habitaciones, la sobrecoge el miedo. El nacimiento de una hija no le aporta la felicidad. Y, entretanto, irrumpe en su vida Crampas, comandante de distrito con quien mantiene un leve amor¨ªo, si es que tal nombre merecen unos besos ardientes en las manos, unos paseos a caballo con conversaciones ¨ªntimas y unas cartas que, andando los a?os, traer¨¢n a Effi la perdici¨®n. Eso es todo. Un flirteo con un hombre casado, una distracci¨®n fr¨ªvola. Effi se sentir¨¢ aliviada de perder de vista a Crampas cuando un ascenso profesional de su marido la lleve a domiciliarse en Berl¨ªn.
El v¨ªnculo desigual que une a los c¨®nyuges prosigue en el nuevo escenario. En la gran ciudad, asistida por criadas sol¨ªcitas, a Effi le resulta menos arduo adaptarse a sus nuevas condiciones de vida. Encuentra mayores posibilidades de distracci¨®n; pero, en el fondo, nunca ha dejado de a?orar su pueblo natal y su edad de la inocencia. No logra conectarse emocionalmente con su marido. Lo estima como hombre atento y bueno, viendo en ¨¦l m¨¢s a un educador que a un amante. Jam¨¢s discuten. A la menor divergencia, ambos se apresuran a darse la raz¨®n. No hay en ellos lugar para las pasiones; no conocen el riesgo ni las aventuras. Se limitan a convivir en un equilibrio rutinario hasta que, transcurridos seis a?os desde la mudanza, se vuelca el costurero e Innstetten descubre por casualidad las viejas cartas de Crampas, imprudentemente conservadas por su mujer.
El problema no es de celos, sino de principios. Innstetten juzga a su esposa en nombre de la sociedad. Buscando una opini¨®n imparcial, le ha confiado el caso a un compa?ero, a quien revela que sigue amando a Effi, que no lo aprietan ni el rencor ni el deseo de venganza, que incluso en el ¨²ltimo recoveco de su coraz¨®n estar¨ªa dispuesto a perdonarla. Sin embargo, un razonamiento lo induce a atajar sus impulsos afectivos.
Al haberse sincerado con un compa?ero, la infidelidad de Effi ha adquirido una dimensi¨®n p¨²blica. Es ahora cuando el honor vulnerado de Innstetten exige una reparaci¨®n social. Y ya sabemos que una reparaci¨®n social equivale de costumbre a un castigo despiadado. El bar¨®n Innstetten mata a Crampas en un duelo a pistola y se divorcia de Effi, quien, por prescripci¨®n legal, queda privada de cualquier contacto con su hija.
Theodor Fontane narra con destreza y contenci¨®n el largo final de Effi Briest; el reencuentro al cabo de unos a?os con su hija distante y fr¨ªa, educada de modo que no puede responder a las propuestas y ofrecimientos de la madre sin el permiso del padre; el ego¨ªsmo de Innstetten, quien por medio del repudio a la esposa salvaguard¨® su reputaci¨®n de funcionario arribista; la reconciliaci¨®n con sus padres, que la sostienen econ¨®micamente y al fin la acogen en su casa del pueblo, de donde Effi no habr¨ªa deseado salir jam¨¢s. La melancol¨ªa y la enfermedad acabar¨¢n con ella. Sus restos mortales reposar¨¢n en el jard¨ªn, el lugar por el que el lector la vio retozar al comienzo de la novela.
Publicada inicialmente por entregas, apareci¨® como libro en 1896. Es la obra tard¨ªa de un autor que escribi¨® sus grandes t¨ªtulos pasados los 60
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