¡°Se puede vivir de una librer¨ªa comiendo poco¡±
La librer¨ªa madrile?a Tres Rosas Amarillas ampl¨ªa su cat¨¢logo de literatura infantil y juvenil
Queriendo o sin querer, Malasa?a se ha convertido en uno de los barrios con m¨¢s librer¨ªas por kil¨®metro de calle. A veces, incluso, se producen mudanzas librescas. Y all¨ª donde antes te encontrabas una librer¨ªa, ahora hay una tienda de ropa. Lo bueno de Malasa?a es que las librer¨ªas no desaparecen, simplemente cambian de lugar. Una de ellas es la peque?a Tres Rosas Amarillas: ¡°Nosotros abrimos en 2008 en la calle San Vicente Ferrer, luego me cambi¨¦ yo solo a la calle Esp¨ªritu Santo. Es apenas una calle pero parece que est¨¦ en las ant¨ªpodas por el tipo de p¨²blico que pasa por aqu¨ª¡±, explica el librero Jos¨¦ Luis Pereira. Desde su origen, adem¨¢s del vaiv¨¦n de calle han experimentado otras mutaciones, por ejemplo, la del tipo de libros que vend¨ªan: ¡°Antes est¨¢bamos m¨¢s centrados en los libros de narrativa corta para adultos, ahora hemos incorporado mucho libro para ni?os y j¨®venes¡±, explica Pereira. Y es que lo ¨²nico que permanece inalterable es su pasi¨®n por el cuento. El nombre de la editorial ya da buena cuenta de ello: ¡°Tres Rosas Amarillas es el t¨ªtulo de un libro y un relato corto del que es, para m¨ª, un autor fetiche y quiz¨¢s el mejor cuentistas contempor¨¢neo: Raymond Carver¡±, comenta el librero. Dicho relato, adem¨¢s, constituye una reconstrucci¨®n imaginaria de los ¨²ltimos d¨ªas de otro cuentista: Ch¨¦jov. ¡°En un mismo nombre ten¨ªamos al maestro del cuento contempor¨¢neo y al maestro del cuento ruso cl¨¢sico¡±, explica Jos¨¦ Luis. Imposible pedir m¨¢s.
La librer¨ªa Tres Rosas Amarillas es peque?a y los libros se desbordan. Parece que de noche escaparan de sus anaqueles y se mezclaran los unos con los otros, casi sin sentido: El Principito con Borges o Ch¨¦jov conversando con Rulfo. Todo es posible: ¡°Es cierto que en la librer¨ªa los libros est¨¢n mezclados; s¨ª hay una parte dedicada al cuento infantil donde tambi¨¦n se combinan por idiomas o edades porque al final, son libros que contienen sorpresas y su objetivo es que sean abiertos por los clientes¡±, comenta Jos¨¦ Luis. Unos clientes con origen variopinto pero con afinidades comunes: ¡°Tenemos mucho papi joven, muchos abuelos y abuelas que vienen a buscar el libro para los ni?os y que al final se acaban llevando algo del fondo de cat¨¢logo para adultos¡±.
Entre las obras para m¨¢s peque?os destacan los libros art¨ªsticos y espectaculares con tres modalidades: troquelados, libros pop-up y desplegables. Son los llamados ¡®libros m¨®viles¡¯ o ¡®tridimensionales¡¯, que contienen todo tipo de creaciones, proporcionando a los m¨¢s peque?os experiencias muy visuales. El escaparate y la tienda est¨¢n decorados con marionetas, m¨®viles de cart¨®n que cuelgan del techo, figuras que simulan estar en teatros de papel. Cierto d¨¦j¨¤ vu se experimenta al entrar en este recinto que en su anterior morada s¨ª ten¨ªa actividades en torno al cuento: talleres, lecturas, presentaciones¡ ¡°Ahora nos dedicamos s¨®lo a lo que deber¨ªa hacer un librero: vender libros¡±.
"El a?o pasado no tuve ni un d¨ªa de vacaciones, no se puede desatender el proyecto, has de estar pendiente"
Jos¨¦ Luis Pereira es un librero por vocaci¨®n, al que no le importa aprovechar domingos o festivos para abrir su proyecto: ¡°Se puede vivir de una librer¨ªa comiendo poco¡±, bromea entre risas, ¡°el a?o pasado por ejemplo no tuve ni un solo d¨ªa de vacaciones, no se puede desatender el proyecto, has de estar muy pendiente de ¨¦l¡±, explica el librero para concluir que esto ¡°es una pasi¨®n, ?qu¨¦ demonios!, sarna con gusto no pica, dec¨ªa mi madre¡±.
Pereira cree en los libros como gran objeto de transmisi¨®n cultural pero tiene una queja a la correcci¨®n pol¨ªtica de los ¨²ltimos tiempos: ¡°La gente est¨¢ muy tiquismiquis. No todos los cuentos deben ser buenistas y blancos. Cuando ¨¦ramos peque?os, nosotros le¨ªmos que el lobo de com¨ªa a Caperucita y aqu¨ª estamos, no nos ha pasado nada¡±. Antes de despedirse se reafirma en su idea de que la gente sigue regalando libro y eso ya significa algo: ¡°Si eso no se ha perdido es porque el valor simb¨®lico del libro permanece¡±.
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