Las obras de arte de Alicia Koplowitz que solo se podr¨¢n ver en Par¨ªs
La empresaria expondr¨¢ por primera vez su colecci¨®n privada en marzo en el Museo Jacquemart-Andr¨¦
Del imperio del ladrillo a los dominios del arte, Alicia Koplowitz lleva a?os invirtiendo parte de su fortuna ¡ªla novena de Espa?a, formada por 2.050 millones de euros, seg¨²n la revista Forbes¡ª en una colecci¨®n privada que nunca ha querido exponer hasta la fecha. El secreto terminar¨¢ en cuesti¨®n de semanas. La empresaria ha aceptado mostrar, por primera vez, esa colecci¨®n de arte a trav¨¦s de una exposici¨®n en Par¨ªs, que se inaugurar¨¢ el 3 de marzo en el Museo Jacquemart-Andr¨¦ de la capital francesa.
La muestra se titula De Zurbar¨¢n a Rothko. Colecci¨®n Alicia Koplowitz y recoge 53 obras adquiridas por la empresaria en las ¨²ltimas tres d¨¦cadas. Constituyen un impresionante recorrido, que incluye cuadros de Goya, Tiepolo y Canaletto, obras firmadas por Van Gogh, Gauguin y Picasso u originales de Rothko, Freud, Louise Bourgeois o Miquel Barcel¨®. La heredera del gigante de la construcci¨®n FCC, junto a su hermana Esther, abandon¨® la compa?¨ªa familiar en 1998 para fundar el fondo de inversiones Omega Capital, oficialmente propietario de la colecci¨®n, repartida entre la sede del grupo y el domicilio madrile?o de Koplowitz.
¡°Coleccionar obras de arte es, para m¨ª, un viaje inici¨¢tico, que empieza cuando ten¨ªa 17 a?os y que me ha servido de escudo ante las vicisitudes de la vida. A lo largo de ese sendero, he aprendido a explorar v¨ªas ¨ªntimas que me resultaban desconocidas¡±, explica Koplowitz en el texto que abre el cat¨¢logo de la muestra. La empresaria asegura que su primer instinto fue dedicarse a las Bellas Artes y que incluso frecuent¨® una academia en Recoletos, en la ¨²ltima planta del edificio donde se encontraba el Caf¨¦ Gij¨®n. ¡°He invertido [en la colecci¨®n] parte de mi patrimonio y lo he hecho para que el conjunto sea conservado y pueda estar a disposici¨®n de los dem¨¢s¡±, a?ade la empresaria.
?Por qu¨¦ la expone en Francia antes que en Espa?a? ¡°Alicia es un personaje discreto y pudoroso, al que no le gusta ser el centro de atenci¨®n. No es una persona mundana, sino tranquila e introvertida¡±, explicaba ayer Pablo Melendo, ex consejero delegado de Sotheby¡¯s en Espa?a y comisario de la muestra parisina junto al conservador del museo, Pierre Curie. ¡°La exposici¨®n ha surgido de manera natural, y no programada, por simple pasi¨®n por su colecci¨®n¡±, a?ade Melendo. No descarta que termine exponi¨¦ndose tambi¨¦n en Espa?a: ¡°Si esta muestra funciona bien, ser¨¢ positivo¡±. Adem¨¢s, el comisario recuerda que la empresaria mantiene un fuerte v¨ªnculo con la cultura local: fue educada en el Liceo Franc¨¦s, recibi¨® la Legi¨®n de Honor en 2006 y es patrona del Museo de Artes Decorativas de Par¨ªs. Tambi¨¦n adquiri¨® la primera obra de su colecci¨®n, una porcelana de S¨¨vres, en la sala parisina Drouot.
La muestra se fragu¨® en los pasillos de la feria de arte TEFAF, en la ciudad holandesa de Maastricht, en marzo de 2016. ¡°Hace dos a?os, tal vez nos hubiera mandado al garete, pero creo que ahora estaba preparada para escucharnos¡±, relata Curie. ¡°Ha llegado a ese momento que alcanzan, tarde o temprano, todos los coleccionistas. En un momento determinado, todos sienten ganas de mostrar su colecci¨®n y de compartirla¡±. A principios del pasado oto?o, la empresaria visit¨® el museo parisino para dar un s¨ª definitivo. ¡°Le gust¨® el formato que le propon¨ªamos, el aspecto ¨ªntimo del museo y el hecho de que fuera un hogar de coleccionistas¡±, afirma el conservador, recordando que el palacete donde se encuentra el museo fue el hogar de la pareja formada por ?douard Andr¨¦ y N¨¦lie Jacquemart. Durante el siglo XIX poseyeron cerca de 5.000 obras, del Renacimiento italiano a la pintura dieciochesca francesa.
Toda colecci¨®n es un retrato de su propietario. La de Koplowitz traduce un gusto ecl¨¦ctico ¡°y a la vez coherente¡±, como apunta Curie. Por ejemplo, predominan los retratos femeninos, ¡°pese a que ella no sea consciente de ello al comprar sus obras¡±, seg¨²n Melendo. ¡°Existe una elegancia y una austeridad en sus elecciones. Dir¨ªa que la pieza m¨¢s representativa de su car¨¢cter es su lienzo de Rothko: secreta y p¨²dica, pero deslumbrante¡±, a?ade Curie. Para el conservador del museo, Koplowitz empez¨® erigiendo una ¡°gran colecci¨®n aristocr¨¢tica¡±, pero la termin¨® llevando por otros derroteros. ¡°En su comedor conviven Goya, Van Dongen y Cy Twombly de la manera m¨¢s natural¡±, explica. En el cat¨¢logo, Koplowitz da una pista sobre el criterio que sigui¨® para escogerlas: ¡°Cada una de las obras que he adquirido suscit¨® en m¨ª una emoci¨®n y, a veces, una pasi¨®n en grandes dosis. La exposici¨®n es el resultado de emociones, pasiones y recuerdos inolvidables que han formado parte y siguen formando parte de mi vida¡±.
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