Gabinete de crisis con monstruo al fondo

Cuando, en 1954, el productor norteamericano Joseph E. Levine compr¨® los derechos de la primera pel¨ªcula de Godzilla para elaborar una versi¨®n norteamericana rodando material nuevo, remontado sobre las im¨¢genes de la pel¨ªcula original de Inoshiro Honda, tambi¨¦n tom¨® una decisi¨®n sintom¨¢tica: contratar al actor Raymond Burr para encarnar a un periodista norteamericano que, como testigo en primera l¨ªnea de los hechos, sirviera de hilo conductor a la ficci¨®n y asidero para los espectadores occidentales. Honda ten¨ªa claro que su estrella era el monstruo y el factor humano cobraba la casi impersonal forma de un protagonismo colectivo, sin rasgos dram¨¢ticos, ni psicol¨®gicos rese?ables. La trama, en su versi¨®n japonesa, parec¨ªa avanzar con total despreocupaci¨®n por los mecanismos tradicionales de identificaci¨®n, casi como una sucesi¨®n de teletipos que diesen cuenta, en tiempo real, del desarrollo del Apocalipsis.

En 2014, el brit¨¢nico Gareth Edwards rescat¨® al personaje en una pel¨ªcula a la que le pesaban como una losa todas sus tramas humanas, atrapadas en un gui¨®n formulario y perezoso, pero en la que brillaban con verdadero fulgor po¨¦tico unas im¨¢genes catastr¨®ficas elusivas y enigm¨¢ticas. Tras esa an¨®mala y fascinante revisi¨®n del mito a escala global, Hideaki Anno y Shinji Higuchi toman la m¨¢s atrevida de las decisiones en Shin Godzilla, el regreso a casa de la ic¨®nica criatura: volver a esa narrativa impersonal de los or¨ªgenes, convirtiendo su trabajo casi en lo contrario de lo que la tradici¨®n norteamericana considera una monster movie. Esto no es tanto una pel¨ªcula de monstruos, sino una pel¨ªcula de bur¨®cratas con monstruo al fondo.

Anno e Higuchi, que trabajaron juntos en el influyente anime Neon Genesis Evangelion, han hecho una pel¨ªcula antip¨¢tica, pero no exenta de un raro sentido del humor, que se cierra con la imagen de un Godzilla convertido en monumento de s¨ª mismo.