Manolo I el Irrepetible
V¨¢zquez Montalb¨¢n no s¨®lo era prol¨ªfico, era genial
Se dec¨ªa que si todos los escritores, grandes o chicos, que le pidieron a Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n una presentaci¨®n o un pr¨®logo hubieran ido a su sepelio este tendr¨ªa que haber sido celebrado en el estadio del F¨²tbol Club Barcelona. Pero ni fueron todos ni todos, luego, hicieron honor de veras al padrino m¨¢s generoso que en muchos a?os tuvo la literatura espa?ola.
Era tan generoso, tambi¨¦n con los peri¨®dicos, que, se dec¨ªa tambi¨¦n, cuando le ped¨ªas un art¨ªculo era tan r¨¢pido diciendo que s¨ª, que lo har¨ªa, y era tambi¨¦n tan r¨¢pido haci¨¦ndolo, que te daban ganas de pedirle una serie. E hizo series, art¨ªculos, reportajes, novelas cortas y largas, teatro, musicales, y nunca le torci¨® el gesto a ninguna aventura nueva. Nunca. Cuando muri¨®, en Bangkok, en unas circunstancias que hab¨ªa adivinado en uno de sus poemas tristes, ven¨ªa de trabajar, e iba a trabajar; y antes de irse habl¨® en este peri¨®dico de Barcelona, de lo que amaba la ciudad, y de lo que amaba la vida.
Su literatura fue sobre la vida, y ¨¦l mismo era tan vital como t¨ªmido, y era risue?o, nunca le vi gritando carcajadas; no re¨ªa para la carcajada sino para la co?a marinera, que est¨¢ en el rostro que muchos deben tener en la memoria de quien fue: un hombre solidario con los otros que escrib¨ªa a toda m¨¢quina como si lo fueran a echar del trabajo. Cada a?o llamaba a un redactor de EL PA?S: ¡°?Crees que me siguen queriendo?¡±. Era un genio del periodismo, pero se ganaba el sitio con cada art¨ªculo, con cada columna, con cada reportaje. Nunca dej¨® de ser un periodista, jam¨¢s, y eso le quit¨® de la cabeza todo envanecimiento.
Es in¨²til preguntarse ahora sobre qu¨¦ dir¨ªa sobre la discusi¨®n razonable que se ha abierto sobre la iniciativa de Planeta de prolongar Carvalho, su serie m¨¢s conocida; la editorial le encarg¨® el prop¨®sito, que tiene antecedentes en otros autores extranjeros que ya nunca m¨¢s van a escribir sus libros m¨¢s famosos, y que tiene tambi¨¦n ahora alg¨²n paralelo espa?ol, a Carlos Zan¨®n. Este no es el sitio para mi opini¨®n personal acerca del alcance del proyecto que ahora tiene entre manos tan excelente escritor, pero quiero destacar las cosas muy sensatas que he le¨ªdo en el reportaje que escribi¨® Andrea Aguilar en EL PA?S: las que dice Antonio Mu?oz Molina, que considera inconveniente la misi¨®n, por muy dotado que est¨¦ Zan¨®n; las que dice el propio Carlos Zan¨®n entendiendo la posici¨®n cr¨ªtica que avanza Mu?oz Molina (y que avanzan otros, sin duda), y las de la viuda de Manolo V el Empecinado, como tambi¨¦n se llam¨® en Triunfo este hombre de tantos seud¨®nimos.
Quiero llamar la atenci¨®n sobre lo que ha dicho Anna Sall¨¦s, esta mujer que con tanta sensatez como br¨ªo ha defendido siempre a su marido, desde que este estuvo en la c¨¢rcel de Franco por comunista hasta el final de sus d¨ªas y m¨¢s ac¨¢. La iniciativa le pareci¨® interesante, le lleg¨® de la agencia Balcells (que desde hace tiempo busca, con Planeta, f¨®rmulas para acrecentar el inter¨¦s de los lectores por la obra de V¨¢zquez Montalb¨¢n). Y el acuerdo es una novela tan solo, ¡°y despu¨¦s ya se ver¨¢¡±.
El asunto queda, por tanto, en un ejercicio de los que ahora llamamos medi¨¢ticos, ¡°y despu¨¦s ya se ver¨¢¡±. Eso es sensato, y es sensato que se diga. Y es sensato que escritores como Mu?oz Molina se opongan a que se reviva por otras manos el genio que cre¨® el personaje. Y es sensato que Zan¨®n no se llene de ira por las dudas expresadas por un colega.
?Y por qu¨¦ hago tanto ¨¦nfasis en la sensatez de las tres figuras? Porque, en la vida literaria, y en la vida period¨ªstica relacionada con la literatura, se ha mantenido la impostura de tachar al que dice no como si a todo hubiera que decir s¨ª, y absolutamente s¨ª, ante toda iniciativa u ocurrencia que circule con el ruido con que acostumbran a suceder estas cosas. Mucho tambor y nadie en contra.
Esa rara unanimidad en la que vivimos es puro aburrimiento que ha achatado tanto el periodismo cultural como la propia vida de la literatura. Que V¨¢zquez Montalb¨¢n sea el protagonista de este intercambio tan civilizado como altamente necesario lo convierte otra vez en alguien que inquiet¨® siempre las aguas de la opini¨®n. Y no s¨®lo en ese sentido este magn¨ªfico personaje que fue ¨¦l mismo resulta irrepetible. Irrepetible sin duda como el propio Carvalho, aunque Zan¨®n haga una obra maestra, algo que le deseo con todo fervor. Manolo fue Manolo I el Irrepetible.
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