Pok¨¦mon ?qu¨¦?
Al final no ocurri¨® nada: Pok¨¦mon Go pas¨®, como pasan todas las modas
Parec¨ªa que se iba a acabar el mundo. Los peri¨®dicos no habl¨¢bamos de otra cosa. Cientos de personas aparec¨ªan en televisi¨®n caminando como zombis, atra¨ªdos por una fuerza que nadie m¨¢s ve¨ªa. No sent¨ªan el calor, ese sol abrasador que vac¨ªa las calles de Madrid todos los veranos. Solo quedaban los turistas desubicados que parecen tener el termostato averiado. Y ellos. Hubo estampidas en lugares p¨²blicos, abarrotados de gente. La Polic¨ªa hac¨ªa advertencias. Al final no ocurri¨® nada: Pok¨¦mon Go pas¨®, como pasan todas las modas.
El videojuego de realidad aumentada tom¨® el relevo de los Juegos Ol¨ªmpicos en los intereses veraniegos y ocup¨® la memoria de m¨¢s de 20 millones de smartphones en los primeros d¨ªas. Tambi¨¦n hubo catastrofistas que predijeron el fin de las relaciones personales, sustituidas por la realidad virtual: un mundo donde lo intangible sustituye a lo real. Nuevas generaciones que reh¨²yen el contacto con sus semejantes. Un cap¨ªtulo de Black Mirror en versi¨®n animada.
En los d¨ªas en los que todo eran Picachus y pok¨¦paradas, parec¨ªa que la memoria de los m¨¢s cr¨ªticos con los jugadores hab¨ªa olvidado que todos hemos ca¨ªdo en alg¨²n vicio similar, y generalmente inocuo. Me declaro culpable de horas perdidas con el Tetris. En los tiempos anal¨®gicos, el libro The Simple Solution to Rubik¡¯s Cube (C¨®mo solucionar f¨¢cilmente el cubo de Rubik) vendi¨® casi 7 millones de copias en 1981 y fue uno de los t¨ªtulos m¨¢s vendidos en EE UU ese a?o. No es descartable que entre sus lectores hubiera futuros cient¨ªficos, escritores o activistas sociales.
No tenemos constancia de que Pok¨¦mon Go rompiera familias. Al contrario, se les ve¨ªa felices cazando Charmanders todos juntos en el Retiro durante las vacaciones. Qu¨¦ locos. Despu¨¦s pas¨® lo previsible: se acab¨® el verano, volvieron los horarios y las obligaciones, Nintendo cay¨® en Bolsa con la misma rapidez con la que se hab¨ªa disparado. Los que solo quer¨ªan probar la novedad acabaron borrando la app para instalar otras m¨¢s recientes. Y los verdaderos jugadores siguieron jugando, aunque fuera de las c¨¢maras.
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