Las aguas turbias del comandante Cousteau
Su nieta Alexandra subraya que es injusto juzgarlo con los valores actuales
En realidad, pese a lo que dijera Tolstoi, todas las familias infelices se parecen, aunque tengan aletas. Los l¨ªos de la familia Cousteau, esa saga oce¨¢nica, son muy reconocibles y de estar por casa aunque su herencia sea el ancho mar. El conflicto principal en la actualidad se centra en el legado material (incluido el Calypso) y espiritual del c¨¦lebre patriarca marino, el medi¨¢tico comandante Jacques Yves Cousteau (1910-1997), nuestro Nemo de gorro rojo, que hizo de las extensiones saladas su reino.
Cousteau es un personaje que suele caer peor de lo que se piensa: ten¨ªa un no s¨¦ qu¨¦ de resabiado y esa falsa jovialidad de los demasiado delgados que esconde un car¨¢cter ¨¢spero y desabrido. Buscaba la gloria y la inmortalidad. No era bueno con los peces y dem¨¢s criaturas marinas (ni con sus hijos, ya que estamos), a las que maltrat¨® para filmarlas. De hecho su carrera en las profundidades la inici¨® como feroz depredador entusiasta de la caza submarina. Incluso en sus documentales de m¨¢s tecnicolor yo le veo en la sonrisa en el puente del Calypso una mueca de Ahab, el gran perseguidor rencoroso de la grandeza del mar. Eso por no recordar que su primer documental lo estren¨® en 1943 en Par¨ªs en plena Ocupaci¨®n y los nazis le hicieron hasta un carnet cultural por intercesi¨®n de su hermano colaboracionista Pierre-Antoine. En cambio, los hechos en la Resistencia de Jacques, sobre el que pende incluso una sombra de antisemitismo, son dudosos.
Mientras manten¨ªa la mano firme en el tim¨®n de su barco rumbo a la fama ¨Cque para m¨ª que merec¨ªan mucho m¨¢s sus dos viejos colegas del agua, Phillipe Tailliez y Fr¨¦d¨¦ric Dumas (juntos eran los tres Mousquemers, los mosqueteros del mar)- , la familia le hac¨ªa aguas. Se hab¨ªa casado con una mujer de armas tomar, Simone Melchior, la Berg¨¨re, hija y nieta de almirantes de la flota francesa. Cuando se conocieron, Jacques era un joven oficial de la marina de 26 a?os y ella una chiquilla de 17 que hasta hablaba japon¨¦s. Luego parir¨ªa en la mesa de la cocina a sus dos hijos (uno de ellos, Philippe Pierre, el delf¨ªn de Costeau, es el que fallecer¨ªa en accidente de hidroavi¨®n en 1979). El padre de ella fue el que apoy¨® las investigaciones de Cousteau para fabricar su equipo de respirar bajo el agua (en realidad Cousteau no invent¨® nada: lo patent¨®). Como una nueva Isabel, Simone vendi¨® sus joyas para comprar el dragaminas Calypso en 1950, y fue la ¨²nica mujer a bordo en su primer viaje al Mar Rojo. Sol¨ªa estar fuera de c¨¢mara oteando ballenas desde la cofa. Siguiendo la tradici¨®n de la marina, empinaba el codo a menudo. Cuando falleci¨® de c¨¢ncer en 1990 tuvo un funeral militar. Ya a?os antes Cousteau ten¨ªa una amante, la azafata (eso s¨ª que es querer ir por mar y cielo) Francine Triplet, con la que luego se cas¨® y que es ahora su viuda. Francine, madre de otros dos hijos varones del comandante, mantiene varias batallas legales con la primera familia, especialmente con su hijastro Jean-Michel (que ya tuvo broncas con su padre), y se ha hecho con el Calypso.
Una de las herederas m¨¢s notables del comandante es su nieta Alexandra, hija de Philippe Pierre, que se ha convertido en exploradora y documentalista por propios m¨¦ritos y en una defensora mundial del agua. Es una mujer notable (me reprimo para no a?adir que bella como una sirena) y que aprendi¨® de su abuelo a nadar antes que a caminar. Conversando con ella el otro d¨ªa que presentaba la serie Planeta en peligro de National Geographic y Acciona, demostr¨® estar muy apesadumbrada por el enrarecido ambiente familiar. No quiere hablar mal de nadie. De su abuelo me dijo que era ¡°una extraordinaria persona y un visionario". Pero me recalc¨® que era un hombre de otra ¨¦poca y que no ser¨ªa justo juzgarlo con los valores actuales. ¡°Tuvieron que aprenderlo todo, eran pioneros. Nosotros tenemos que aprender de sus errores. Los cometieron, por supuesto, todos lo hacemos. Pero nos ense?aron a ir bajo el agua, ?no es eso grandioso?¡±
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