Amor loco
'Buena conducta' tiene pistolas, mujeres y hombres, adem¨¢s de unas localizaciones espl¨¦ndidas
El tiempo parece darle la raz¨®n a Jean-Luc Godard cuando afirm¨® que "todo lo que se necesita en una pel¨ªcula es una pistola y una mujer", frase perfectamente trasladable a la televisi¨®n. Buena conducta, la serie estadounidense que emite TNT, cuya primera temporada finaliza la pr¨®xima semana, tiene pistolas, mujeres y hombres, adem¨¢s de unas localizaciones espl¨¦ndidas en Carolina del Norte y la demostraci¨®n del buen hacer de dos int¨¦rpretes excelentes: Michelle Dockery y Juan Diego Botto, y si la primera es ya una veterana de la televisi¨®n ¡ªencarn¨® seis a?os a Lady Mary en Downton Abbey¡ª, el segundo accede por primera vez a un papel protagonista de una serie, por m¨¢s que en la actualidad tambi¨¦n participa en la espa?ola Pulsaciones.
La base de la trama es una historia de amor loco entre una ladrona y drogadicta y un asesino a sueldo. La habilidad de los guionistas consiste en convencer a los espectadores de que tales personajes trascienden los estereotipos de la moral convencional y acaban seduciendo. Y aqu¨ª surge de nuevo el magisterio de Godard con aquella inolvidable pareja de Al final de la escapada, en la que el delincuente, y asesino, Belmondo, vivir¨¢ una gran historia de amor con la maravillosa Seberg. Amor, violencia, traici¨®n... sentimientos primarios en los que el talento de los realizadores e int¨¦rpretes pueden trastocar los convencionalismos sociales.
Buena conducta no es una obra maestra, pero tiene los ingredientes necesarios para que se demuestre de nuevo la creciente distancia que existe entre el cine y la televisi¨®n, en un caso dedicado cada vez con mayor frecuencia y medios a captar la audiencia infantil y juvenil, y en el segundo, optando por un p¨²blico adulto al que se le ofrecen historias sugestivas y, con frecuencia, transgresoras. Ese es el caso de una interesante y entretenida serie magn¨ªficamente interpretada que no reh¨²ye las pinceladas sociales y pol¨ªticas pertinentes de un mundo confuso y cruel.
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