¡°El asunto del g¨¦nero no es el m¨¢s importante¡±
La lexic¨®grafa y acad¨¦mica de Lengua Espa?ola pronunciar¨¢ este domingo su discurso de ingreso en la Academia
Llega a la Real Academia Espa?ola (RAE) para despejar ambig¨¹edades y agujeros negros en las definiciones. De hecho, el discurso de ingreso que Paz Battaner (Salamanca, 1938) pronunciar¨¢ el domingo se titula Algunos pozos sin fondo en los diccionarios. La lexic¨®grafa, que fue catedr¨¢tica de Lengua Espa?ola en la Pompeu Fabra, ser¨¢ contestada por Ignacio Bosque y sustituye la vacante en la silla s que dej¨® Jos¨¦ Luis Pinillos. Le preocupa que la planta del instrumento ling¨¹¨ªstico fundamental de la casa sea demasiado antigua, ¡°m¨¢s del siglo XVIII, en muchos aspectos, que del XXI¡±, dice. Es algo que considera muy grave. Por eso, su papel en esa transici¨®n revolucionaria que llevar¨¢ definitivamente al pr¨®ximo diccionario hacia la era digital ser¨¢ imprescindible.
Pregunta. El t¨ªtulo de su discurso de ingreso asusta, con eso de los pozos negros. ?Cu¨¢les son?
Respuesta. Algunos, algunos. Bueno¡, muchos.
P. ?Y concretamente en el Diccionario de la RAE o en otros? ?Hasta qu¨¦ punto son graves?
R. En todos. Pero no es una cuesti¨®n de gravedad, sino de c¨®mo se describen y explican los t¨¦rminos.
P. ?Por ejemplo?
Los sustantivos? llamados abstractos son un problema para cualquier diccionario, pero yo los he tomado como un reto"
R. Los sustantivos que no tienen un referente f¨ªsico, los llamados abstractos. Su significado se diluye y toma muchos matices. Esto es un problema para cualquier diccionario, pero en mi caso, lo he tomado como un reto.
P. ?Habla entonces de la ambig¨¹edad impl¨ªcita en esos vocablos o de la falta de concreci¨®n a la hora de definirlos?
R. De su descripci¨®n. Hay casos en los que no sabes si hablan de cualidad o de estado. Son cosas muy diferentes. Dependiendo de su contexto toman formas camale¨®nicas.
P. ?Y causan total confusi¨®n?
R. Total confusi¨®n, no. Siempre digo que los diccionarios llevan una cantidad de informaci¨®n enorme y muy valiosa. Es muy habitual que los consideremos como libros viejos, antiguos, dignos de esa oda que les dedica Pablo Neruda. Todos tienen su inter¨¦s y albergan mucho conocimiento. Una informaci¨®n que antes resultaba dif¨ªcil de recopilar. Ahora, no tanto gracias al mundo digital.
P. La RAE en estos tiempos es muy escrupulosa a la hora de incluir y diversificar a sus miembros. Procura que entren expertos de varios campos precisamente para clarificar y concretar lo m¨¢ximo posible. Aun as¨ª, ?persisten gravemente las inconcreciones?
Para mucha gente, el DRAE es una memoria de la identidad y les molesta no verse reflejados rigurosamente"
R. Hay mucho que no se puede apreciar, detalles que se escapan. Insisto en que m¨¢s que concretar, basta con describir. Los diccionarios hoy, m¨¢s que los antiguos, que eran de comprensi¨®n, son de producci¨®n. Como todo el mundo utiliza la escritura como modo de comunicaci¨®n diario, en ese sentido, han cambiado a lo que llamamos diccionarios de uso. De ah¨ª el gran acierto de Mar¨ªa Moliner con el suyo. Antes bastaban para leer un texto, ya no. Los necesitamos para escribir.
P. A esto se une la complejidad del tiempo que vivimos. Activa alertas sensibles y pol¨¦micas como las que tienen que ver con los asuntos de g¨¦nero. Resulta un tema muy sensible hoy entre los acad¨¦micos. ?Cu¨¢l es su posici¨®n?
R. No es el tema m¨¢s importante, a mi juicio. En el informe que elabor¨® Ignacio Bosque qued¨® perfectamente reflejada la posici¨®n. El Diccionario debe describir c¨®mo usa la gente las palabras. No ir por delante. Es cierto y no est¨¢ mal que en vez de hombre, en general, se utilice el t¨¦rmino persona para referirse al g¨¦nero humano. Hay gente que le duele esto. Yo creo que se debe utilizar el masculino incluyente en la mayor¨ªa de los casos porque lo dem¨¢s lleva a inconsistencias muy grandes y a discursos reiterativos que no ayudan a mejorar la presencia de las mujeres en la sociedad.
P. Le aviso de que este asunto levanta ampollas entre sus nuevos compa?eros.
R. Lo s¨¦, lo s¨¦, pero en el diccionario hay otro tipo de temas igual de hirientes o peores que no las levantan. Por ejemplo, el t¨¦rmino curiosidad¡
P. ?Qu¨¦ le pasa?
Debemos definir los t¨¦rminos desde el presente sin caer en lo que se hac¨ªa ayer"
R. Pues que en la edici¨®n de 1992 estaba definida como un defecto. Deseo de saber que lleva a alguien a lo que no le concierne o incluso vicio que lleva a inquirir sobre lo que no llega a importarle, como una falta. Ya est¨¢ corregido, pero, imag¨ªnese¡ Asuntos que resultan pol¨ªticamente incorrectos. Aun a costa de que eso tambi¨¦n se haya convertido hoy en una inquisici¨®n. Tambi¨¦n se da en t¨¦rminos como astucia, prudencia¡
P. ?Hace falta pues una puesta al d¨ªa urgente?
R. Un trabajo de definir los t¨¦rminos desde el presente sin caer en lo que se hac¨ªa ayer.
P. ?Ayer es cu¨¢ndo para usted?
R. Pues en muchos casos 1726, a?o en que se cre¨® esta casa. Para mucha gente, el Diccionario de la RAE es una memoria de la identidad y les molesta no verse reflejados rigurosamente. Hablamos de revisar t¨¦rminos del d¨ªa a d¨ªa, los de ir a la compra, no tanto tecnicismos. A veces se dejan las cosas como se han hecho siempre por inercia y tambi¨¦n se ha pecado mucho de aplicar parches, no transformaciones necesarias. Existe una matriz antigua y aunque se han producido muchos esfuerzos por mejorarla. La planta del diccionario actual, en el fondo, es muy del siglo XVIII.
P. Pues entonces el problema es grave, porque de lo que se trata, seg¨²n explican sus compa?eros, es de cambiarla para ponerse al d¨ªa en la era digital.
R. Es muy grave, s¨ª. Y hacen falta muchos cambios. Por otra parte, debemos conservar la informaci¨®n existente sobre el vocabulario. Tiene su raz¨®n de ser. Sobre todo en el l¨¦xico, no tanto en la gram¨¢tica. La lengua est¨¢ en constante movimiento y la informaci¨®n es abrumadora. Aun as¨ª debemos de tratar de captarla. M¨¢s en un diccionario que se puede ir actualizando en red y no tiene por qu¨¦ quedar aprisionado en un volumen.
P. Su trabajo en la RAE en ese sentido, entendemos, va a ser muy concreto. ?Por donde empezar¨ªa a transformar la planta del Diccionario?
R. Yo vengo con ganas de trabajar en lo que pueda ser de utilidad, en lo que les valga. El trabajo ya est¨¢ empezado y bien en muchos sentidos. Pero, por ejemplo, adecuar¨ªa el desorden de las acepciones. Lo organizar¨ªa entre acepciones y subacepciones, como muchos otros diccionarios ya hacen. Le dar¨¢ mucha racionalidad al uso. Eso ayudar¨¢ tambi¨¦n a los usuarios. Manejar un diccionario requiere pr¨¢ctica y formaci¨®n que debe salir de primaria y secundaria. Yo he sido profesora de secundaria y me apasion¨® la experiencia. En esos niveles es donde realmente se pueden adquirir las bases para dominar el uso de estos instrumentos.
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