Alain Finkielkraut contra ¡°el islamismo de izquierdas¡±
El pensador franc¨¦s publica en espa?ol su controvertido ensayo ?Lo ¨²nico exacto'
El yihadismo avanza en su senda hacia la conquista del poder y el ulema Yusuf al-Qaradawi llama a la guerra santa. Un choque de civilizaciones estalla cada viernes en los suburbios de Par¨ªs. Olas de antisemitismo avanzan por los campos y las plazas de la dulce Francia y los pap¨¢s jud¨ªos retiran a sus hijos de las escuelas temerosos del odio islamista. Los peri¨®dicos de la izquierda se callan entre asustados e interesados y prefieren el ¡°fascismo¡± de Le Pen como chivo expiatorio. No estamos ante una distop¨ªa franco-francesa al estilo Houellebecq. Es la lista de obsesiones que alimenta la pluma del prestigioso pensador y ensayista Alain Finkielkraut (Par¨ªs, 1949), todas ellas y bastantes m¨¢s reflejadas en las p¨¢ginas de Lo ¨²nico exacto (Alianza Editorial).
La nueva obra del autor de ensayos tan vitri¨®licos desde el punto de vista del an¨¢lisis pol¨ªtico y cultural como La identidad desdichada o La derrota del pensamiento volvi¨® a hacerle merecedor de una acusaci¨®n: la de ser el ide¨®logo en la sombra de la derecha identitaria francesa. La intelectualidad rive gauche lo ha venido tachando de reaccionario. Diarios como Le Monde o Lib¨¦ration y semanarios como L¡¯Obs demolieron sus interpretaciones acerca de cuestiones como el avance islamista, la laicidad en la escuela p¨²blica, la integraci¨®n o asimilaci¨®n de los inmigrantes, la cuesti¨®n jud¨ªa y el ¡°antisemitismo de izquierdas¡± o lo que el autor considera ¡°una p¨¦rdida de diversidad en Francia a manos de la homogeneizaci¨®n ideol¨®gica¡±.
Finkielkraut sostiene como tesis vertebradora del relato la imposibilidad de seguir analizando el mundo desde el plano hist¨®rico. Y a sus ojos, la dicotom¨ªa integraci¨®n/asimilaci¨®n cuando se habla de los inmigrantes y de su encaje en suelo franc¨¦s ¨Cy en la identidad francesa: es la verdadera obsesi¨®n del autor- tiene que verse superada por la sincronizaci¨®n. ¡°El fil¨®sofo marxista alem¨¢n Ernst Bloch habl¨® en su libro Herencia de esta ¨¦poca de la no contemporaneidad de los contempor¨¢neos. No vivimos todos la misma ¨¦poca. Y los yihadistas, los salafistas, los islamistas en general, viven en otra temporalidad hist¨®rica completamente distinta a la que estamos acostumbrados. Manejan otra agenda¡±.
El libro recoge 67 piezas escritas entre 2013 y 2015. Por ellas desfilan lo mismo una cr¨ªtica sin freno al ¡°esnobismo e infantilismo¡± de Quentin Tarantino en su pel¨ªcula Django desencadenado, que un conmovedor retrato de Philip Roth en la fiesta de su 80 cumplea?os; o el lamento ante lo que el fil¨®sofo llama ¡°el esp¨ªritu de penitencia¡± puesto en pie por el Estado franc¨¦s tras los atentados yihadistas de Par¨ªs (¡°un esp¨ªritu que incre¨ªblemente convierte a las v¨ªctimas en culpables por aquello del ?pero qu¨¦ habremos hecho mal?¡±); o la falta de integraci¨®n de los j¨®venes inmigrantes de la Francia actual; o el surgimiento de ¡°un nuevo fen¨®meno franc¨¦s, el islamo-izquierdismo¡±.
"El Frente Nacional es temible pero no es fascista"
"Considero el Frente Nacional como un adversario, no quiero que llegue al poder ni que la se?ora Le Pen sea presidenta, su pol¨ªtica econ¨®mica me resulta sumamente inquietante, sus tropismos putinianos y trumpistas me parecen temibles¡ ?la se?ora Le Pen fue a la Torre Trump y ni la recibieron, qu¨¦ verg¨¹enza!... pero no lo considero un peligro. Hace mucho tiempo que el FN dej¨® de ser un partido fascista, si es que alguna vez lo fue. Juega el juego democr¨¢tico, gobierna en ciudades sin mucho esc¨¢ndalo y desde luego no quiere establecer una dictadura en Francia. Nunca votar¨¦ al FN pese a que entiendo el sentimiento de inseguridad cultural de muchos de quienes le votan. Lo mejor que pueden hacer los otros partidos contra el Frente Nacional es dar alternativas a la gente".
El escritor parisiense tiene claro por qu¨¦ levantan tanto resquemor en el arco pol¨ªtico-medi¨¢tico-intelectual de la izquierda sus denuncias de lo que llama ¡°el nuevo malestar franc¨¦s¡±. En una conversaci¨®n con EL PA?S en el Instituto Franc¨¦s de Madrid, donde particip¨® el jueves en La Noche de las Ideas, explica: ¡°Lo que me achacan es haber escrito un libro en 2013, L¡¯identit¨¦ malheureuse (La identidad desdichada, editado en espa?ol por Alianza), donde defiendo el concepto de identidad francesa. Tambi¨¦n soy culpable de mis lazos con Israel. O sea, que como ve soy doblemente culpable. Soy un racista y defiendo cierta idea de mi pa¨ªs, lo que es un pecado. Y eso, ser el objetivo de los antirracistas es, para alguien que se llama como yo y que viene de donde yo vengo (el padre de Finkielkraut fue un jud¨ªo polaco deportado a Auschwitz), terrible de verdad. Terrible e inesperado¡±.
Uno de los cap¨ªtulos clave en su nuevo libro se titula El esp¨ªritu de penitencia, y es una de las claves para entender su (tremendamente discutible, como siempre en Finkielkraut) teor¨ªa del culpable y la v¨ªctima. Preguntado sobre si hay cierta dosis de masoquismo en esa b¨²squeda de culpables, contesta: ¡°Es muy curioso que usted utilice el concepto del masoquismo para hablar de esto. Hace a?os le¨ª un art¨ªculo que Octavio Paz dedic¨® a Sartre tras la muerte de este. Dec¨ªa que, en Sartre, el esp¨ªritu cr¨ªtico hab¨ªa tomado la forma de un masoquismo moralizante. S¨ª: la izquierda ha sobrepasado la frontera que separa el esp¨ªritu cr¨ªtico del masoquismo moralizante. Y en Francia eso se puso sobre todo de manifiesto en los d¨ªas siguientes al atentado contra Charlie-Hebdo. Primero dijeron: ¡®?Es horrible!¡¯. Y enseguida dijeron: ¡®Bueno, pero es que hay gente a la que pr¨¢cticamente hemos obligado a convertirse en terroristas¡±.
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