Los figurantes por fin existen
La firma del primer convenio colectivo para reconocer a los extras les permite dejar a un lado su habitual protesta ante los Goya
Todos los espectadores los han visto. Y sin embargo son invisibles. Salen en la pantalla, aunque no en los cr¨¦ditos. En las pel¨ªculas nunca hablan, porque as¨ª lo impone su papel. De ah¨ª que algunos intenten aprovechar justo la gala de los Goya para ser, por una vez, protagonistas. All¨ª, ante las c¨¢maras y el altavoz que proporciona la fiesta del cine espa?ol, decenas de figurantes rompen cada a?o su silencio. Y directamente gritan. ¡°Sin figuraci¨®n no hay producci¨®n¡±, repite el colectivo que se re¨²ne habitualmente fuera de la sede donde se celebra la ceremonia. Gala tras gala, han pedido un convenio colectivo que reconozca en Espa?a su figura profesional. El pasado 18 de mayo por fin ganaron la batalla. De ah¨ª que los Goya de este s¨¢bado sean los primeros que los figurantes tambi¨¦n podr¨¢n celebrar. Siguen siendo el eslab¨®n m¨¢s d¨¦bil, de acuerdo. Pero, al menos, ya existen.
¡°Muchas veces nos trataban como si ni fu¨¦ramos un eslab¨®n. As¨ª que es un gran logro. Era un sector sin reglas¡±, afirma Pedro Grande, de 64 a?os, los m¨¢s recientes pasados como actor y figurante. ¡°No es un acuerdo maravilloso, pero s¨ª es importante tener un convenio espec¨ªfico. Antes solo pod¨ªamos acudir al estatuto general de los trabajadores¡±, agrega Luisa Llorente, que muchos espa?oles habr¨¢n visto en Torrente, La piel que habito o ?guila Roja, aunque casi nadie lo sepa. Uno de los avances clave, coinciden, es que el documento los reconoce y cuenta con la firma de FAPAE (la confederaci¨®n de productores) y de las ETT (empresas de trabajo temporal) que los contratan. Lo de menos es que la definici¨®n no suene muy halag¨¹e?a: ¡°Los trabajadores que recrean con su presencia un ambiente o una escena, sin ning¨²n peso espec¨ªfico o incidencia en la acci¨®n, que contribuye a la autenticidad global y la atmosfera de dicha escena careciendo de texto alguno¡±. Los figurantes pueden, eso s¨ª, ¡°participar en la generaci¨®n de ruidos, gritos y murmullos de muchedumbres y/o los cantos y rezos en coro¡±.
Adem¨¢s de su nacimiento, el convenio establece una serie de derechos que sacan a los extras de la jungla alegal en la que estaban perdidos. Empezando por el salario: antes cada ETT ¡°pagaba lo que le parec¨ªa bien y como m¨¢ximo el salario m¨ªnimo¡±, seg¨²n Grande. Y d¨ªas interminables de rodaje no supon¨ªan apenas compensaci¨®n. Ahora, su jornada laboral queda fijada en ocho horas, con 42 euros brutos de sueldo. Si el rodaje se prolonga, novena y d¨¦cima hora se pagan 7,50 euros cada una. A partir de ah¨ª, nacen las horas extra del extra: 12 euros. Y eso mientras el figurante no hable. Como aquel embajador que, ante el saludo de los protagonistas de la serie, permanec¨ªa callado. Su pobre compa?ero, recuerda Llorente, no era maleducado: simplemente, el ayudante de direcci¨®n le hab¨ªa ordenado el silencio. Porque pronunciar una o dos frases hace toda la diferencia del mundo: he aqu¨ª una ¡°peque?a parte¡±, a la que corresponden 159,77 euros. El que hable de tres a 20 veces se considera actor de reparto, lo que dispara su remuneraci¨®n. Y por encima ya est¨¢n los int¨¦rpretes secundarios, aunque eso, para muchos figurantes, es otra historia.
Mejoras pendientes
El convenio supone un antes y un despu¨¦s, seg¨²n los entrevistados. Sin embargo, ¡°no es el mejor del mundo¡±, reconoce la figurante Luisa Llorente. ¡°Negociamos unas condiciones m¨ªnimas¡±, agrega su compa?ero Pedro Grande. Se trata de ¡°un convenio b¨¢sico para funcionar¡±, en palabras de I?aki Guevara, secretario general de la Uni¨®n de Actores y Actrices. Quedan, por tanto, muchos aspectos por negociar. Guevara destaca sobre todo la necesidad de ¡°sueldos m¨¢s dignos¡± y de crear distintas categor¨ªas dentro de la figuraci¨®n: ¡°No es lo mismo que un extra est¨¦ sentado en la barra de un bar o que baile un vals, por lo que habr¨ªa que pagar m¨¢s; no es igual que se vista de tenista o aparezca jugando al tenis¡±.
Y tanto Llorente como Grande subrayan otro asunto: ¡°Muchas veces te tienes que llevar t¨² tres o cuatro cambios de vestuario. Por un lado es un ahorro para la productora. Por otro, si se rompe o se ensucia algo, nadie te paga nada¡±.
Sea como fuere, el acuerdo supone otros logros que se resumen en una victoria: la de la dignidad. ¡°Les tienen que dar un espacio cerrado para su descanso o para cambiarse, la misma comida que al resto y en los rodajes m¨¢s lejanos la productora se tiene que encargar de su traslado¡±, resume I?aki Guevara, secretario general de la Uni¨®n de Actores y Actrices, que junto con una comisi¨®n de figurantes encabez¨® las negociaciones. Es decir, que los extras podr¨¢n reivindicar cierta igualdad sin acabar, como aseguran que ocurr¨ªa, ¡°en la lista negra de las agencias¡±. Se acab¨® el bocadillo con dos salchichas mientras al lado los dem¨¢s comen men¨²s. Basta de cambiarse en medio del hielo invernal. Los ejemplos proceden de la memoria indignada de Grande y Llorente. ¡°Hab¨ªa que tenernos, pero nos hac¨ªan sentir prescindibles. Como si se pudiera sustituirnos con una silla. Un actor lleg¨® a decir que ¨¦ramos ¡®el atrezo que come¡±, denuncia Grande.
Entonces, ?por qu¨¦ han seguido? ¡°Es una experiencia que engancha¡±, defiende Llorente. El d¨ªa que tus amigos italianos ven Velvet y te dicen que sal¨ªas ¡°bellissima¡±, por ejemplo, compensa muchas amarguras. Ninguno de los dos entrevistados, de hecho, estudi¨® interpretaci¨®n. Sin embargo, una vez que probaron la figuraci¨®n, no hubo vuelta atr¨¢s. Y se sumaron as¨ª a un colectivo ¡°de lo m¨¢s heterodoxo¡±, seg¨²n Guevara. ¡°Conozco al 99%. Te puedes encontrar absolutamente de todo, desde un jubilado aburrido hasta la gente que busca una foto con un actor. Pero ser figurante es una profesi¨®n y hay que ser profesionales¡±, asegura Grande, quien ahora interpreta m¨¢s papeles actorales que como extra. En uno de esos roles, curiosamente, interpretaba a un sindicalista encendido. Seguro que el personaje estar¨ªa orgulloso de su lucha.