Almas perdidas
Atticus Lish firma una cruda novela sobre el mundo urbano m¨¢s s¨®rdido que necesita depuraci¨®n. Su larga extensi¨®n opaca su escritura y sus extraordinarios personajes
El realismo sigue siendo el modo de escritura imperante, como si buscara reafirmarse ante otras corrientes o la narrativa estuviera atascada a tal extremo que el recurso del realismo fuera la ¨²nica isla en la que refugiarse mientras se disipa el tiempo tormentoso. Y esta novela de Atticus Lish pertenece al realismo sin duda alguna, un realismo crudo, sucio, cutre, que no ahorra una l¨ªnea en la descripci¨®n de la miseria vital y moral de dos almas condenadas.
Skinner es un excombatiente de la guerra de Irak, tocado de la cabeza por la tremenda experiencia sufrida, un hombre que trata de mantenerse cerca de lo que pudieron constituir en su d¨ªa sus valores, pero al que sus fantasmas asedian y se niegan a restituirle la cordura, un hombre siempre al descubierto ante lo imprevisible de sus actos. Zou Lei es una musulmana de origen chino, perteneciente a la etnia uigur, lo que la mantiene en una perpetua extra?eza incluso con la gente de su religi¨®n o nacionalidad. Ha entrado en Estados Unidos por la frontera mexicana tras un penoso periplo y sobrevive malamente en Nueva York en oficios mal pagados, explotada y con la amenaza de la expulsi¨®n del pa¨ªs.
Estas dos almas perdidas se encuentran en un momento determinado y surge entre ellos no tanto un amor como la necesidad de protegerse y confiar el uno en el otro. Es un amor real y emocionante sostenido por la precariedad y la falta de horizontes, a los que tratan de dirigirse con una ciega esperanza. El modo en que cada uno se convierte en referencia para el otro es intenso y emocionante, y su lucha por mantenerse cerca, por evitar que los devore la realidad, es heroica.
Avanzada la novela, aterriza en ella un tal Jimmy el irland¨¦s, un exconvicto que no sabemos qu¨¦ pinta en la historia hasta que unos cuantos cap¨ªtulos despu¨¦s descubrimos que es el hijo bala perdida de la mujer que tiene alquilado el s¨®tano de su casa a Skinner. Jimmy es un duro, racista, sin oficio ni beneficio, un delincuente de poca monta. El tri¨¢ngulo est¨¢ servido, el enfrentamiento de los dos hombres tambi¨¦n. Zou Lei parece condenada a convertirse en un da?o colateral de ese enfrentamiento.
El realismo de la novela presenta novedades. La descripci¨®n de ese mundo urbano s¨®rdido y pobre se convierte en una interminable retah¨ªla de objetos, personas, calles, caminatas de kil¨®metros por la ciudad, etc¨¦tera. Es una acumulaci¨®n enumerativa que, sin embargo, con un lenguaje preciso, va dando cuenta de la miseria y posee una notable eficacia. El problema est¨¢ en la eficiencia, pues la acumulaci¨®n se repite tanto que resulta agotadora: es decir, el modo es efectivo, s¨ª, pero es abrumador. Lo que tiene de atractivo y nuevo (el uso del abuso) diluye el inter¨¦s (que no el dramatismo que impregna, sobre todo, el ¨²ltimo tercio).
Atticus Lish es hijo del gran¨¦ditor (acent¨²o la palabra para distinguirle del convencional editor o publisher) Gordon Lish. Yo me permito creer que su padre habr¨ªa metido la tijera. Atticus Lish es (y ser¨¢, sin duda) un gran novelista. En esta primera obra, la obsesi¨®n por acumular p¨¢ginas tan grata a tantos novelistas americanos, sobre todo a los posmodernos y sus ep¨ªgonos, opaca un tanto su escritura y no apoya suficientemente a sus extraordinarios personajes. Sus ojos para seleccionar el paisaje urbano y la gente que lo puebla es excelente, ahora tiene que depurar esa mirada tan apoyada.
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Autor: Atticus Lish. Traducci¨®n de Magdalena Palmer.
Editorial: Sexto Piso (2016).
Formato: tapa blanda (520 p¨¢ginas).
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