Los muertos no hacen promoci¨®n
La tiran¨ªa de la novedad fuerza la resurecci¨®n controlada de personajes inmortales de la literatura
¡°Estados Unidos es el ¨²nico pa¨ªs del mundo en el que la muerte se considera un fracaso personal¡±. Esto dice el personaje de Vryling Buffam, bordado por la actriz Catherine Bailey, en Historia de una pasi¨®n, la pel¨ªcula de Terence Davies sobre Emily Dickinson. Se equivoca, en Espa?a pasa lo mismo. Mejor dicho, en la literatura espa?ola. En un ecosistema libresco tiranizado por la novedad, los escritores tienen dos opciones para llegar a los lectores: seguir vivos ¡ªy productivos¡ª contra viento y marea o morirse pronto para que podamos celebrar cuanto antes su centenario. Es sintom¨¢tico que incluso autores tan influyentes en vida como Vicente Aleixandre o Antonio Buero Vallejo hagan ahora la traves¨ªa de ese largo desierto.
Si llevas menos de un siglo muerto pasas a un limbo del que ya no te sacan ni las lecturas obligatorias. La atomizaci¨®n de los planes de estudio y la dispersi¨®n auton¨®mica de la educaci¨®n han hecho que una colecci¨®n can¨®nica como Letras Hisp¨¢nicas, de la editorial C¨¢tedra, tenga que recurrir a autores en ejercicio ¡ªhace poco F¨¦lix de Az¨²a y Julio Llamazares, pronto Javier Cercas¡ª para hacer rentable un cat¨¢logo que en sus buenos tiempos despachaba anualmente un n¨²mero fijo de lazarillos, regentas y pedros p¨¢ramos.
En esa colecci¨®n acaba de ingresar como novelista Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n, ya presente en ella desde 2001 como poeta ¡ªnov¨ªsimo y social¡ª con Una educaci¨®n sentimental/Praga en edici¨®n de Manuel Rico. La salida de El pianista ¡ªal cuidado de Jos¨¦ Colmeiro, de la Universidad de Auckland¡ª coincide con el anuncio de que Carlos Zan¨®n, poeta y novelista, escribir¨¢ la prolongaci¨®n de las peripecias de Pepe Carvalho, el detective creado por V¨¢zquez Montalb¨¢n.
Planeta ya ha dicho que se trata de una estrategia para acercar el personaje a las nuevas generaciones de lectores ¡ªque al parecer existen¡ª y, de paso, acompa?ar el relanzamiento de la serie original. Es seguro que el enorme talento de Zan¨®n le har¨¢ rebasar con holgura el list¨®n del encargo, pero lo interesante hoy por hoy es que se trata de una herramienta promocional. Nada que objetar al respecto, tambi¨¦n la Eneida de Virgilio fue una herramienta para el emperador Augusto. De hecho, se agradece que se haya invocado el comercio antes que la literatura. Nada m¨¢s chirriante que el marketing camuflado de idealismo. Todos sabemos que si se tratase de esto ¨²ltimo, los herederos de Stieg Larsson, Ian Fleming, Raymond Chandler o Agatha Christie habr¨ªan liberado a Lisbeth Salander, James Bond, Philip Marlowe o Hercules Poirot para todo aquel que quisiera prolongarles la vida en lugar de encargar sus secuelas oficiales a David Lagercrantz, William Boyd, John Banville y Sophie Hannah.
Algunos actores de Hollywood han empezado a protegerse de un hipot¨¦tico renacimiento digital como el de Peter Cushing ¡ªmuerto en 1994¡ª en la gal¨¢ctica Rogue One. Puede que un d¨ªa los escritores hagan lo mismo con sus creaciones. La f¨®rmula dr¨¢stica es matarlos. Es lo que hizo Cervantes para evitar las tentaciones de nuevos avellanedas. Los inmortales no necesitan resucitar.
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