El testimonio de la persecuci¨®n nazi encontrado en un mercadillo franc¨¦s
¡®Una librer¨ªa en Berl¨ªn¡¯ es el relato autobiogr¨¢fico de una jud¨ªa polaca durante el Holocausto, redescubierto en 2010 y reeditado ahora con pr¨®logo de Patrick Modiano
El ¨²nico libro que firm¨® Fran?oise Frenkel llevaba 70 a?os extraviado. Reapareci¨® en un mercadillo de Niza en 2010, cuando fue encontrado por un bibli¨®filo intrigado por su sobria portada y su enigm¨¢tico t¨ªtulo: Rien o¨´ poser la t¨ºte (Ning¨²n sitio donde reclinar la cabeza). Al abrirlo, descubri¨® el testimonio de una jud¨ªa polaca, fundadora de la primera librer¨ªa francesa de Berl¨ªn en 1921, que cruz¨® el continente escapando a la persecuci¨®n de los nazis. De la capital alemana a Par¨ªs, y de ah¨ª hasta Niza, desde donde lograr¨¢ cruzar la frontera con Suiza tras dos intentos fallidos. Seis a?os despu¨¦s de ese descubrimiento, llega a las librer¨ªas traducido como Una librer¨ªa en Berl¨ªn (Seix Barral), tras haberse convertido en uno de los fen¨®menos del a?o pasado en Francia.
Frenkel muri¨® en enero de 1975. No dej¨® ning¨²n rastro tras ella, salvo un pu?ado de documentos: su partida de nacimiento, su firma en el registro de la frontera suiza, un expediente de indemnizaci¨®n por los bienes que le embargaron los nazis. Estaban encerrados en un ba¨²l que conten¨ªa un abrigo de piel de nutria, una gabardina negra, dos vestidos de punto, un paraguas, dos pares de zapatos y dos m¨¢quinas de escribir. Eso es todo lo que se sabe de ella. A d¨ªa de hoy, no se ha encontrado ninguna fotograf¨ªa de la autora. ¡°?En realidad hace falta saber m¨¢s? No lo creo¡±, pregunta y contesta Patrick Modiano, Nobel de Literatura en 2014 y gran experto en los d¨ªas de la ocupaci¨®n nazi, en el pr¨®logo del libro. ¡°La gran singularidad de Una librer¨ªa en Berl¨ªn?es justamente que no podamos identificar a su autora de una manera precisa¡±, a?ade Modiano. Fran?oise Frenkel podr¨ªa ser uno de los personajes del novelista, siempre con el rostro empa?ado por la niebla de la memoria.
La autora concluy¨® el manuscrito de Una librer¨ªa en Berl¨ªn en 1944 a la orilla del Lago de los Cuatro Cantones, en el coraz¨®n de Suiza, donde la extinta editorial Jeheber lo publicar¨ªa un a?o m¨¢s tarde. Sinti¨¦ndose, por fin, a salvo, Frenkel tom¨® la pluma para reflejar su experiencia. Pero lo hizo con una inhabitual contenci¨®n. M¨¢s que una denuncia de la persecuci¨®n y la vida en la clandestinidad a lo largo de su periplo, la obra est¨¢ pensada como un homenaje ¡°a los hombres de buena voluntad y valent¨ªa inagotable¡± que lograron ¡°resistir hasta el final¡±. La escritora dej¨® los pasajes m¨¢s traum¨¢ticos de su existencia al margen de sus p¨¢ginas. Frenkel se esfuerza en subrayar la generosidad de los extra?os. Insin¨²a los comportamientos mezquinos con un ir¨®nico desd¨¦n. El nombre de su marido, Simon Rachenstein, deportado a Auschwitz en 1942, ni siquiera aparece mencionado.
Tambi¨¦n es un relato sobre su pasi¨®n por la literatura, que sinti¨® desde una edad muy temprana, cuando Frenkel ¡°pod¨ªa pasar las horas muertas hojeando un libro con im¨¢genes o un gran volumen ilustrado¡±. Su librer¨ªa, La Maison du Livre, fue algo parecido a un templo. Frenkel la define incluso como su ¡°raz¨®n de ser¡±. Por ella pasaron Andr¨¦ Gide, Apollinaire o Colette. En la Alemania franc¨®foba de despu¨¦s del Tratado de Versalles, ese espacio se convirti¨® en un lugar ¡°de olvido y desahogo, donde uno respiraba libremente¡±. Frenkel tambi¨¦n firma una carta de amor a la cultura francesa y los valores universalistas con los que sigue asociada. Su aut¨¦ntico nombre de pila era Frymeta, que convirti¨® en Fran?oise por el apego que sent¨ªa por su patria imaginaria.
Una librer¨ªa en Berl¨ªn, que ya ha sido traducido a siete idiomas, volvi¨® a la vida gracias al esfuerzo de Thomas Simonnet, de la editorial Gallimard ¡ªdonde es editor de L¡¯Arbal¨¨te, colecci¨®n hist¨®rica donde publicaron Sartre y Jean Genet¡ª y Fr¨¦d¨¦ric Maria, consultor editorial para la francesa P.O.L. y la espa?ola Acantilado. ¡°Varias editoriales se interesaron por ¨¦l, pero algunas aspiraban a introducir cambios. Yo me negu¨¦ a tocar el manuscrito¡±, afirma el segundo. Solo alguna expresi¨®n en desuso ha sido modificada para favorecer su comprensi¨®n. Maria tambi¨¦n se encarg¨® de seguir la pista a Frenkel para verificar la autenticidad del texto y recabar una serie de documentos hist¨®ricos que aparecen publicados al final del libro.
Para Maria, el valor de este texto es incalculable. ¡°Frenkel nunca dice expl¨ªcitamente que es jud¨ªa, pero se erige en portavoz de ese pueblo que busca la tierra prometida¡±, asegura sobre esta desconocida escritora. Puede que descubrir las p¨¢ginas legadas por una mujer sobre la que no exist¨ªa una sola referencia en Internet hasta 2010 no hagan m¨¢s que intensificar la experiencia de la lectura. ¡°Prefiero no conocer el rostro de Frenkel, ni las peripecias de su vida tras la guerra, ni la fecha de su muerte¡±, afirma Modiano en su prefacio. ¡°De ese modo, su libro ser¨¢ siempre para m¨ª la carta de una desconocida, olvidada en la lista de correos desde hace una eternidad y que parece que recibes por error, aunque tal vez eras, en realidad, su destinatario¡±.
Literatura resucitada
Los testimonios sobre la Segunda Guerra Mundial cotizan al alza en el mercado literario, cada vez m¨¢s atra¨ªdo por los manuscritos in¨¦ditos y los libros redescubiertos. Antes que Fran?oise Frenkel estuvo Ir¨¨ne Nemirovsky y su Suite francesa, novela inconclusa de un millar de p¨¢ginas que fue encontrada en una vieja maleta por sus hijas. Ser¨ªa publicada en 2004 con un ¨¦xito apote¨®sico: hoy supera los 3 millones de ejemplares vendidos en el mundo, con adaptaci¨®n hollywoodiense incluida. Por su parte, Anagrama edit¨® en 2008 el Diario de H¨¦l¨¨ne Berr, el cuaderno autobiogr¨¢fico firmado por una estudiante jud¨ªa en la Sorbona, tambi¨¦n prologado por Patrick Modiano.
Adem¨¢s, durante la d¨¦cada pasada se reedit¨® Una mujer en Berl¨ªn, el relato an¨®nimo de una joven alemana entre los escombros de la capital alemana en 1945, al que parece referirse el t¨ªtulo espa?ol de la obra de Frenkel. La editorial francesa prefiri¨® ce?irse al original para evitar acusaciones de oportunismo. "Hemos sido particularmente transparentes y escrupulosos", sostiene el editor Thomas Simonnet, que justifica esta reedici¨®n por "la importancia del libro como documento hist¨®rico, pero tambi¨¦n su valor literario". El estilo de Frenkel, l¨ªmpido pero incisivo, distingue a una autora rigurosa y capaz de dar con algo muy dif¨ªcil para todo escritor: la distancia precisa respecto a su propia historia.
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