Jiro Taniguchi, el dibujante que rompi¨® las barreras del manga
El autor japon¨¦s, fallecido el s¨¢bado, supo convertir historias cotidianas en universales con un dibujo perfecto
Jiro Taniguchi, el dibujante japon¨¦s fallecido el s¨¢bado a los 69 a?os, fue el principal divulgador del manga fuera de su pa¨ªs y un autor que logr¨® dotar a sus tebeos de una poes¨ªa de la vida cotidiana que cautiv¨® a millones de lectores en todo el mundo. Una visita a un cementerio, un paseo junto a un r¨ªo, una conversaci¨®n en la yerba, un cuenco de ramen... Cualquier cosa se convert¨ªa bajo los trazos de este artista en una experiencia est¨¦tica y vital ¨²nica.
Fue tambi¨¦n un autor de mangas de aventuras, muy populares en su pa¨ªs, pero su gran salto creativo y est¨¦tico se produjo con obras como El gourmet solitario, Barrio lejano, El almanaque de mi padre, El caminante o Los a?os dulces. Taniguchi era un dibujante minucioso, que nunca utiliz¨® ordenador, y supo reflejar las calles del Jap¨®n actual, pero tambi¨¦n la historia de su pa¨ªs. El Festival del C¨®mic de Angulema, que le rindi¨® un homenaje en 2015, le defini¨® como "el m¨¢s transversal y ecum¨¦nico" de los dibujantes japoneses por su capacidad para unir diferentes tradiciones de tebeo sin abandonar nunca el manga.
Ninguna obra resume su estilo de una manera tan precisa como Barrio lejano, que Ponent Mon reedit¨® recientemente (junto a Astiberri es la editorial espa?ola en la que se encuentran la mayor¨ªa de sus tebeos). En Francia su ¨¦xito fue tan contundente que se realiz¨® una versi¨®n cinematogr¨¢fica y una obra de teatro. Relata la historia de un hombre que se confunde de tren, en un acto fallido que le lleva a la ciudad de su infancia. Decide, ya que est¨¢ all¨ª, acercarse al cementerio donde reposa su madre. Se queda dormido y, cuando despierta, ha regresado a su adolescencia, aunque conserva todos los recuerdos de un adulto. ?Conseguir¨¢ cambiar lo que entonces sali¨® mal?
El tebeo es a la vez una reflexi¨®n sobre los recuerdos y los remordimientos, un c¨®mic fant¨¢stico ¡ªpuesto que implica un viaje en el tiempo¡ª sin fantas¨ªa y una magn¨ªfica recreaci¨®n de Jap¨®n en dos ¨¦pocas diferentes, cuidada hasta los m¨¢s m¨ªnimos detalles. Es una de esas raras obras maestras a la que se puede volver y una otra vez. Sus mangas ofrecen un viaje temporal similar: sin quererlo, nos enfrentan con nuestros propios recuerdos, gracias a la profunda empat¨ªa que emanan.
Cuando anunci¨® el s¨¢bado su fallecimiento, la editorial francesa Casterman emiti¨® un comunicado en el que aseguraba que "el humanismo que marc¨® su trabajo resultar¨¢ muy familiar a sus lectores, pero el hombre en s¨ª era mucho menos conocido, porque su car¨¢cter era muy reservado y quer¨ªa que su trabajo hablase por s¨ª mismo". Esa humildad queda reflejada en sus vi?etas y en sus historias, en la precisi¨®n cristalina de su trazo y en su capacidad para hacer que sus lectores se metan en el pellejo de unos personajes.
"No s¨¦ por qu¨¦ he tenido tanto ¨¦xito fuera de Jap¨®n", reflexionaba en 2012 en una entrevista en Tokio con la agencia AFP. "Quiz¨¢s porque mi trabajo se acerca a los c¨®mics occidentales, que segu¨ª durante m¨¢s de 30 a?os y que han influido mi subsconsciente", agreg¨®. La misma agencia citaba al dibujante Vincent Lefran?ois, un comiquero franc¨¦s residente en Jap¨®n que ha adaptado alguna de sus obras: "El ritmo de su narraci¨®n, su trazo realista y puro, su econom¨ªa de medios, su ¨¦nfasis sin caricaturas permitieron que muchos lectores occidentales superasen los prejuicios sobre el manga".
Nacido en Tottori, en el sur del pa¨ªs, en 1947, dos a?os despu¨¦s del final de la II Guerra Mundial cuando Jap¨®n se estaba recuperando de una destrucci¨®n total, era imposible que su obra no reflejase la historia contempor¨¢nea, pero lo hace de forma sutil, mucho m¨¢s a trav¨¦s de sus personajes que de tesis. Sus protagonistas tratan de adaptarse a un mundo que cambia demasiado r¨¢pido y tambi¨¦n a los profundos e implacables c¨®digos sociales japoneses.
El almanaque de mi padre (Planeta) es seguramente su c¨®mic que mejor refleja la transformaci¨®n de Jap¨®n durante la posguerra, a trav¨¦s de la historia de una familia, pero los dos tomos de El Gourmet solitario (Astiberri) describe con fidelidad el Jap¨®n actual. La historia no puede ser m¨¢s sencilla: relata las comidas de un viajante de comercio, glot¨®n, que siempre se ve obligado a comer en sitios diferentes. Aparte de dar una lecci¨®n inolvidable de gastronom¨ªa, Taniguichi describe todas las normas que rigen la comida en Jap¨®n, la relaci¨®n entre los clientes y los cocineros y artesanos, pero tambi¨¦n el delicado equilibrio entre los ingredientes. Lo que parece sencillo nunca lo es, ni en la vida ni en la obra de ese maestro inolvidable de los tebeos.
Babelia
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