Segunda oportunidad para Annemarie y Ella
Un libro muy emotivo recrea la relaci¨®n entre las viajeras escritoras Schwarzenbach y Maillart
Annemarie Schwarzenbach y Ella Maillart, las dos grandes viajeras suizas, unieron sus destinos en un viaje mano a mano a Afganist¨¢n a bordo de un Ford Roadster 18 CV matr¨ªcula GR 2111. Partieron de Ginebra el 6 de junio de 1939 y la experiencia se convertir¨ªa en una aventura legendaria. Cada una escribi¨® un libro, de muy distinto signo, sobre el viaje, considerados ambos cl¨¢sicos de la literatura del g¨¦nero, y con el tiempo incluso se ha realizado una pel¨ªcula sobre el episodio. Eran dos mujeres muy diferentes. Schwarzenbach, de una rara belleza andr¨®gina, proced¨ªa de una rica familia de industriales, presentaba un fuerte desequilibrio fruto de una acusada hipersensibilidad, una madre posesiva, la adicci¨®n a la morfina y la frecuentaci¨®n de compa?¨ªas tan complejas y disolutas como los hijos de Thomas Mann, Klaus y Erika.
Cinco a?os mayor, Maillart, de familia liberal, consumada deportista -miembro del equipo ol¨ªmpico suizo de vela en 1924 y del equipo nacional de ski-, era al contrario una persona centrada, serena y nada proclive a los dramatismos. Se conocieron poco antes de marcharse juntas en Zurich en 1938 y concluido el viaje, excepto cinco d¨ªas que pasaron juntas en la India, al acabar, no volvieron a verse nunca m¨¢s, aunque no dejaron de escribirse hasta la muerte de Annemarie, en 1942 (Ella vivir¨ªa hasta los 94 a?os -viaj¨® al T¨ªbet a los 83-). Si hubo algo entre ellas m¨¢s que amistad -Schwarzenbach era lesbiana, Maillart nunca se cas¨® ni tuvo hijos- es algo que nunca se ha sabido.
Ahora un libro ins¨®lito y documentad¨ªsimo que han escrito a cuatro manos la escritora Montse Barderi y la actriz Emma Vilarasau recrea desde la ficci¨®n la relaci¨®n entre las dos mujeres, invent¨¢ndoles una hermosa historia de amor. Caminos para un reencuentro, Cam¨ª d'anada i tornada en la edici¨®n original catalana (Ediciones Huso y Columna, respectivamente) se plantea como un cruce de cartas entre Annemarie y Ella a partir del final de la aventura afgana. Fan irredento de la Schwarzenbach y su sed de absoluto digna de Lawrence de Arabia, y admirador de Maillart, he de confesar que me acerqu¨¦ al libro con mucha prevenci¨®n. Sin embargo, me ha parecido un prodigio de sensibilidad y una dign¨ªsima vuelta de tuerca emocional sobre la historia de esas dos fascinantes mujeres. Barderi y Vilarasau insuflan una dimensi¨®n amorosa a la relaci¨®n que es dudoso que tuviera: Maillart acab¨® hasta las narices de las complejidades psicol¨®gicas de su compa?era (de volante al menos) y de sus reca¨ªdas en la droga. Pero la versi¨®n resulta maravillosa. ¡°En realidad aqu¨ª tampoco llegan a consumar la relaci¨®n¡±, explica Vilarasau, en el bar de la sala Villarroel donde hablamos mientras espera a que se inicie la representaci¨®n de La mare, que protagoniza. A la actriz le cuesta creer que estas dos mujeres tan libres, inteligentes, maduras y vividas, que se encuentran solas en medio de semejante viaje, "no tuvieran al menos una noche tonta".
Las cartas inventadas revelan una velada de deseo en la que estuvieron a punto de amarse. "No tenemos la sensaci¨®n de haberlas traicionado", se?ala Barderi. "Ni creemos que ofendamos a nadie, es un homenaje". En todo caso, a lo que asistimos los lectores es a una relaci¨®n epistolar de creciente emotividad y en la que Schwarzenbach llega a renunciar a su mism¨ªsima esencia, a su malditismo, a todo lo que nos la hace tan fascinante, por el coraz¨®n de su amiga. Los pasajes en que explica c¨®mo ha matado a su ¨¢ngel -a Annemarie se la conoc¨ªa como el ¨¢ngel devastado y el ¨¢ngel inconsolable-, lo mejor de s¨ª misma, sacrific¨¢ndolo en aras del amor, resultan de un lirismo digno de las mejores p¨¢ginas de la propia viajera. Y observar como la equilibrada, racional, desapasionada Ella le declara a su vez su amor a su ex compa?era de viaje es tremendamente turbador. "Les hemos dado una segunda oportunidad, a ellas y a la vida", apuntan las autoras. Vilarasau y Barder¨ª quieren llevar este cruce de cartas al teatro (que era la idea original antes de que lo convirtieran en novela epistolar). La Vilarasau tiene claro que ella va a hacer de Maillart, la mujer sensata. Queda encontrar una actriz que ponga rostro, cuerpo y voz a nuestro tan amado ¨¢ngel inconsolable. Ah¨ª es nada.
Babelia
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