Reconocible Farhadi, pero...

Desgraciadamente, el nombre del director iran¨ª Asghar Farhadi le puede sonar al gran p¨²blico no en funci¨®n de las historias que ha contado su cine, sino por el salvaje veto de Trump, interrumpido en nombre de la sensatez por los jueces, a que los ciudadanos de siete pa¨ªses musulmanes pisen Estados Unidos. El viajante, la ¨²ltima entrega de Farhadi, estaba nominada para el Oscar a la mejor pel¨ªcula de habla extranjera, pero parad¨®jica, artera y enloquecidamente, no le permitir¨ªan recoger el premio a su creador en el caso de que lo lograra. El viajante gan¨®, pero el consecuente mosqueo de su director le aconsej¨® no estar presente en el lugar donde antes le prohib¨ªan estar. Imagino que a la bestia parda que pretende desgobernar el mundo no le har¨ªa ni pu?etera gracia que los snobs de Hollywood hayan galardonado la obra de un sucio musulm¨¢n, aunque dudo que la cinefilia con un m¨ªnimo de paladar forme parte de las aficiones de Trump, de persona tan cultivada.

Admitiendo mis razonados prejuicios con el infinito e hiperpromocionado cine iran¨ª que sufr¨ª durante a?os en los festivales, me qued¨¦ asombrado hace tiempo en la Berlinale ante el arte y la complejidad que desprend¨ªa la obra maestra de Asghar Farhadi Nader y Simin. Una separaci¨®n, una pel¨ªcula asfixiante y dura en la que todos sus desdichados personajes poseen razones para sus actos. Nada es lo que inicialmente parece en la tortuosa historia de un matrimonio que se est¨¢ separando, su hija adolescente, el padre de ¨¦l, enfermo de alzh¨¦imer, la asistenta embarazada que debe cuidarle y su implacable marido. Farhadi hablaba con lenguaje poderoso de las luces y las tinieblas de algo llamado humanidad, contagiando al espectador el desasosiego, la ira, la confusi¨®n y los anhelos de los acorralados personajes. A continuaci¨®n, Farhadi se traslada a Par¨ªs para rodar El pasado, pero las se?as de identidad de su mundo permanecen inequ¨ªvocas. Los asuntos del coraz¨®n, el reencuentro de las antiguas parejas, siguen sangrando, les rodea la oscuridad, los enigmas acabar¨¢n en derrumbe emocional.

Vi El viajante en el ¨²ltimo festival de Cannes. No son los festivales el lugar id¨®neo para disfrutar del cine. La saturaci¨®n y las prisas pueden nublar tu juicio. Yo, al menos, necesito revisar esas pel¨ªculas (solo algunas, el masoquismo pertenece a mis vicios) cuando se estrenan en mi ciudad. Y en ocasiones, constato que mi entusiasmo inicial no era para tanto o que la primera vez no me enter¨¦ de sus virtudes. En Cannes, me cost¨® bastante entrar en lo que me estaba contando Farhadi. Pero despu¨¦s el tono opresivo, la angustia, el misterio, la sensaci¨®n de que todo va mal y que acabar¨¢ mucho peor lograron engancharme. Cuenta las grietas con las que comienza el final de una pareja. Interpretan en su tiempo libre Muerte de un viajante, se instalan provisionalmente en una casa en la que se desatar¨¢ su crisis definitiva al tener que huir de la suya por peligro de derrumbe, recibir¨¢n la visita pegajosa del miedo por medio de un extra?o que se ha colado por equivocaci¨®n en su intimidad, el caos sentimental se acelerar¨¢.

Lo que antes me atrap¨® progresivamente ahora me afecta poco, noto cierta fatiga en la nueva cita con la historia de un fracaso. Ser¨¢ que he dormido fatal. Despu¨¦s de los a?os tengo muy viva la triste historia de Nader y Simin. Dudo que guarde memoria de esta dolorida pareja. Cosas raras que me pasan con el cine. Pero sigo esperando con notable inter¨¦s la nueva pel¨ªcula de este director tan personal. Que se rodar¨¢ en Espa?a.