Will Eisner: del superh¨¦roe al c¨®mic literario
Exposiciones y reediciones celebran el centenario del autor de 'The Spirit' e inventor de la novela gr¨¢fica
Estas palabras fueron pronunciadas hace 76 a?os: ¡°Vivimos una ¨¦poca muy gr¨¢fica y visual, y la gente ya no est¨¢ dispuesta como antes a dedicar tiempo a la lectura de textos largos¡±. Queda claro su car¨¢cter premonitorio. Son unas declaraciones realizadas en 1941 por Will Eisner al coleccionista y experto en comics John Benson, recogidas por el diario estadounidense The Philadelphia Record. Hac¨ªa un a?o que este pintor, ilustrador, guionista y editor, uno de los m¨¢s grandes genios que ha regalado la historia del c¨®mic, hab¨ªa dado vida a su personaje fetiche, el superh¨¦roe The Spirit, en una cadena de peri¨®dicos de EE UU. Sin embargo a¨²n faltaban casi cuatro d¨¦cadas para que pusiera los cimientos de lo que ser¨ªa un nuevo g¨¦nero dentro del mundo de la historieta y, al cabo, una nueva forma de expresi¨®n narrativa: la novela gr¨¢fica, que nace con su libro Contrato con Dios en 1978.
Ma?ana lunes se cumplir¨¢n 100 a?os del nacimiento de Will Eisner (Brooklyn, Nueva York, 1917¨CLauderdale Lakes, Florida, 2005), y sus lectores y sus editores lo celebran con exposiciones, reediciones de sus cl¨¢sicos y nuevos t¨ªtulos. El Museo del C¨®mic de Angulema (Francia) y la Sociedad de Ilustradores de Nueva York acogen de forma paralela la Exposici¨®n del Centenario, con una mareante profusi¨®n de originales que abarca 70 a?os de carrera. El cat¨¢logo de la doble muestra, en edici¨®n biling¨¹e franc¨¦s-ingl¨¦s, es un tesoro para cualquier seguidor de Eisner (puede adquirirse por 49 euros en www.willeisner.com) . En Espa?a, Norma Editorial reeditar¨¢ obras clave como la trilog¨ªa de Contrato con Dios, Nueva York. La vida en la gran ciudad, La vida en vi?etas o La conspiraci¨®n. La pr¨®xima edici¨®n del Sal¨®n del C¨®mic de Barcelona acoger¨¢, adem¨¢s, una exposici¨®n sobre el autor.
Ya era una rutilante estrella en Estados Unidos y en el extranjero cuando escribe y dibuja A Contract with God. Se podr¨ªa haber dedicado a sestear junto a la piscina de su casa de Florida y vivir de rentas gracias a The Spirit, aquel superh¨¦roe enmascarado, seductor, algo tontorr¨®n y sin poderes, un antih¨¦roe m¨¢s bien, ¡°un joven de clase media que lucha contra el crimen¡±, seg¨²n su propio creador.
Pero Will Eisner ten¨ªa una misi¨®n, y era precisamente esa: inventarse un g¨¦nero y demostrar que con pocas palabras bien dichas, una maestr¨ªa sin falla en el dibujo y una extraordinaria capacidad de s¨ªntesis y de puesta en p¨¢gina pod¨ªan contarse las historias m¨¢s complejas y s¨®rdidas. Es decir, Contrato con Dios y toda su desoladora marea de hijas muertas, pobres perros de la lluvia, la miseria econ¨®mica de la Depresi¨®n post-29 y toda las dosis de miseria y dignidad morales que uno quiera imaginar, todo ello incrustado entre los tenements del Bronx. Un canto juda¨ªsta y una oda contra el antisemitismo. Hab¨ªa nacido el c¨®mic para adultos y este hijo de inmigrantes jud¨ªos sin mucha fortuna lograba ejecutar su plan: ¡°Editar un c¨®mic que, en las tiendas de libros, se exponga en el departamento de novela y no en el de entretenimiento y libros infantiles¡±.
Hay que decir que los argumentos le dieron la raz¨®n. Sobre todo en la saga de The Spirit utiliz¨® el tradicional cimiento de la novela negra y el thriller salpicados de malvados y femmes fatales pero aderezados con una marcada distanciaci¨®n ir¨®nica y, en general, una vocaci¨®n de pintura psicol¨®gica y sociol¨®gica. En cuanto a sus novelas gr¨¢ficas, Eisner quiere contar el qu¨¦ pero adem¨¢s le obsesiona el c¨®mo: pobres diablos errando bajo la lluvia como met¨¢foras de soledad en mitad de la muchedumbre, el perenne trasfondo del juda¨ªsmo (su dimensi¨®n no desmerece un ¨¢pice de la de grandes narradores jud¨ªos estadounidenses del siglo XX como Saul Bellow, Philip Roth, Woody Allen o Isaac Bashevis Singer), la impotencia del d¨¦bil ante el poderoso, la hecatombe familiar¡ todo perfumado con algunos efluvios de humor negro para diluir la tragedia.
En lo formal, un artista con may¨²sculas a bordo de una mesa de dibujante: su forma de disponer las vi?etas revolucion¨® el g¨¦nero; sus ins¨®litos encuadres y perspectivas se aproximaron en ocasiones a la herramienta cinematogr¨¢fica de un Hitchcock o de un Welles; su grafismo, su rotulaci¨®n, sus escenograf¨ªas urbanas de callejones, s¨®tanos, escaleras y ropa tendida; sus inquietantes efectos de sombreado gracias al uso de pinceles, solo pinceles japoneses de primera calidad, como los cientos que le compr¨® a su proveedor habitual en cuanto supo que Pearl Harbour hab¨ªa sido atacado,sabedor de que durante mucho no podr¨ªa encontrarlos en Estados Unidos.
1997: aquella ma?ana en El Escorial
Eisner consideraba los comics "una aut¨¦ntica forma literaria, no una ristra de chistes, porque para hacer uno bueno hay que controlar al m¨¢ximo la forma y el contenido tanto en el dibujo como en el texto", seg¨²n explic¨® durante su visita a los cursos de verano de la Universidad Complutense en El Escorial en 1997. Hab¨ªan pasado dos d¨¦cadas desde la publicaci¨®n de Contrato con Dios y su autor iba m¨¢s lejos: "Las novelas gr¨¢ficas son el futuro de la literatura", dijo en aquella visita a Espa?a. No ha sido para tanto, pero este y otras t¨ªtulos como Viaje al coraz¨®n de la tormenta, La avenida Dropsie, Big City o La conspiraci¨®n han dejado clara la doble condici¨®n de obras maestras de la historieta y aut¨¦ntica literatura en vi?etas.
¡°Muchos a¨²n no se han dado cuenta del potencial del c¨®mic, creen que es un juego de ni?os, pero un d¨ªa ver¨¢n que estamos ante una forma art¨ªstica y literaria de primer orden¡ ?qu¨¦ opina la gente de los comics, aqu¨ª en Espa?a?¡±, comentaba y preguntaba aquella ma?ana de 1997 el autor de Los comics y el arte secuencial en un aparte con el periodista, mientras le dedicaba la primera edici¨®n espa?ola (Toutain) de Contrato con Dios. Charlar diez minutos a solas con un afable, sabio y bienhumorado Will Eisner de 80 a?os era v¨¦rtelas con Spirit y con Frimme Hersh, con Little Nemo y con Popeye, con Corto Malt¨¦s y con Tintin, con el Mayor Fatal y con Burne Hogarth¡ era, a secas, v¨¦rtelas con la historia viva de los tebeos.
Babelia
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