Ed Sheeran, soluci¨®n complaciente y timorata

El disco ¡Â planteaba un reto interesante en la carrera de Ed Sheeran. Convertido ya en estrella de alcance masivo gracias a su pop ligero y a un perfil de correcci¨®n pol¨ªtica apta para todos los p¨²blicos y sensibilidades, el artista ingl¨¦s ten¨ªa en su nuevo disco una buena oportunidad para dar un paso firme y reivindicarse como autor inquieto y atrevido capaz de trascender su propia f¨®rmula. Pero en contra de las expectativas m¨¢s aventuradas y esperanzadas, Sheeran ha optado por una soluci¨®n m¨¢s conservadora, complaciente y timorata.

Artista: Ed Sheeran

Disco: ¡Â

Sello: Warner

Calificaci¨®n: 5 sobre 10

¡Â es, en realidad, un ¨¢lbum de consenso, una versi¨®n pulida y actualizada de sus dos anteriores trabajos. Sin sorpresas, sin salidas de tono, sin riesgos ni huidas hacia delante, sin novedades resaltables en el frente. Se tiene la sensaci¨®n escuchando buena parte de su recorrido que el cantante de Yorkshire no ha querido salir de su zona de comodidad por miedo a desilusionar o desconcertar a sus seguidores, no por falta de ganas de abrir nuevas v¨ªas de exploraci¨®n sonora. Y ese planteamiento convierte cualquier atisbo de ruptura y crecimiento en una an¨¦cdota inconclusa, en un intento de probar cosas nuevas permanentemente lastrado por la timidez y el v¨¦rtigo.

Por ejemplo. Cuando Sheeran juega a ser una versi¨®n contempor¨¢nea de Paul Simon ¨Cla africanista Bibia be ye ye¨C, cuando se suma a la fiebre del tropicalismo pop ¨CShame on you flirtea con el ¨²ltimo Justin Bieber; Barcelona y su facilona ristra de t¨®picos recuerda a Vampire Weekend¨C, cuando abraza sin disimulo las influencias celtas ¨CGalway girl¨C o cuando se lanza en carpa a las redes del rock ¨¦pico ¨CCastle on the hill mezcla sin disimulo a U2, The Killers y Muse¨C, entonces parece evidente la intenci¨®n de abrir su receta musical a nuevas ideas y afluentes. As¨ª lo confirma la lista de colaboradores del ¨¢lbum: Benny Blanco, Jessie Ware, Steve Mac o Ryan Tedder, entre muchas otras firmas ilustres del universo pop.

La intenci¨®n est¨¢ muy presente, repartida a lo largo de todo el recorrido, el problema es que la materializa con muchas reservas y cautela, como si le diera miedo ir un paso m¨¢s all¨¢ de esa perspectiva de control y seguridad que lo contamina todo. La versi¨®n m¨¢s ecl¨¦ctica y, digamos, experimental de ¡Â es un puedo-y-no-quiero, circunstancia que en ocasiones puede resultar m¨¢s decepcionante que cuando quieres y no puedes.

Y evidentemente estos indicios de expansi¨®n sonora, a todas luces fallidos e insuficientes, palidecen ante aquellos momentos en que Sheeran invoca su registro m¨¢s asentado, pragm¨¢tico y popular. Es en las baladas, unas veces con aires de g¨®spel ¨Cla magn¨ªfica Happier¨C, otras con arreglos de cuerda majestuosos ¨CPerfect presenta candidatura a triunfar como tema central de la pr¨®xima comedia rom¨¢ntica de ¨¦xito¨C y otras con el folk como sello distintivo ¨CHearts don¡¯t break around here¨C, donde el m¨²sico se siente m¨¢s confiado y autorizado y donde consigue extraer m¨¢s r¨¦ditos de su talento vocal y compositivo. Es su versi¨®n m¨¢s acomodada y funcional, ese folk-pop introspectivo y emocional con tendencia a la l¨¢grima y el desgarro confesional que le ha reportado incesantes comparaciones con Adele, pero que a la postre acaba resultando demasiado autocomplaciente y predecible en un momento en que ya le tenemos perfectamente tomada la matr¨ªcula a su discurso.