La gesta heroica de D¨¢vila Miura y otros ¡®detalles¡¯ de la Feria de San Isidro
Paquirri y Cayetano reciben el regalo inmerecido de estar en Las Ventas sin m¨¦ritos para ello
?Por lo general, a los periodistas nos tira m¨¢s la gesta de una figura de relumbr¨®n; por ejemplo, el anuncio de Talavante con victorinos en Madrid (¡°?Qu¨¦ tal, Alex?¡±, ¡°Hola¡±, responde el torero en el hall de un hotel cualquiera o en el patio de cuadrillas de una plaza perdida, con esa sonrisa extra?a del diestro extreme?o de la que no puedes deducir si te ha conocido o no), que la de otro torero que no concede al plumilla pretencioso la gracia gratificante de presumir de un amigo en las alturas.
Y honra a Talavante -quede claro- que sea el ¨²nico de la parte alta del escalaf¨®n que se ha dignado dar un paso al frente junto a la manifiesta hu¨ªda de sus compa?eros de camada. Es una verg¨¹enza sonrojante que toreros j¨®venes como Roca Rey y L¨®pez Sim¨®n, veteranos como Ponce, Castella, Manzanares, El Juli, Perera y Morante, y aspirantes a la gloria como Gin¨¦s Mar¨ªn, ?lvaro Lorenzo, Joaqu¨ªn Gald¨®s, Garrido o Varea sean incapaces de sorprender a los aficionados con un detalle de torero que se quiere comer el mundo, que llega con aire de barrer a sus competidores, que pretende ser torero de ¨¦poca. Es decepcionante y descorazonador que todos busquen el amparo de carteles bonitos, de toros de garant¨ªas, de fechas de claveles¡ Pero en el pecado llevan la penitencia; no provocan el entusiasmo ni largas colas en las taquillas. Aspiran a ser grandes, pero solo uno m¨¢s entre ellos, y decadentes en su incomprensible e inaceptable comodidad.
Bueno, a lo que se iba¡
Una de las sorpresas m¨¢s sobresalientes de este San Isidro es que un torero que se retir¨® de los ruedos en 2006 -hace ya once a?os- decida reaparecer por un d¨ªa y lo haga en Madrid y ante toros de Miura. Este que lo es se quita el sombrero y rinde un homenaje de respeto y admiraci¨®n hacia un torero como la copa de un pino, un figur¨®n del toreo, un ejemplo para la torer¨ªa andante del siglo XXI. Su nombre es Eduardo D¨¢vila Miura, que se gan¨® en activo un merecido prestigio profesional, y que desde la veteran¨ªa ha protagonizado con ¨¦xito dos reapariciones instant¨¢neas, en la Feria de Abril de 2015, y en los Sanfermines de 2016, y en ambas ocasiones con toros del hierro de su familia.
Es sonrojante que toreros veteranos y j¨®venes aspirantes a la gloria sean incapaces de sorprender a los aficionados
Toreros as¨ª no quedan; y si los hay, est¨¢n desaparecidos. Toreros as¨ª son grandes de verdad, dan lustre a la tauromaquia y se convierten en s¨ª mismos en referentes del h¨¦roe por antonomasia.
Que tenga que salir un se?or retirado a hacer el pase¨ªllo en Las Ventas con los impresionantes toros de Miura es solo un detalle de c¨®mo est¨¢ fiesta. Si hubiera figuras de verdad, habr¨ªa bofetadas para acompa?ar al maestro D¨¢vila el 11 de junio.
Esta misma ma?ana, un buen aficionado comentaba que el gesto del torero sevillano le parec¨ªa una locura. Claro que lo es. Pero desde cu¨¢ndo una figura del toreo es un hombre cuerdo. Honor, gloria y suerte para ese loco maravilloso que vuelve a vestirse de luces para que nuestros corazones palpiten a un ritmo desacostumbrado mientras el suyo se mantiene templado (?ojal¨¢!) para que pueda pensar delante de los astifinos pitones de los inciertos toros de Miura.
Y un par de detalles finales sobre los carteles isidriles.
Que tenga que salir un se?or retirado para anunciarse con toros de Miura es un detalle de la situaci¨®n actual de la fiesta
Primero: magn¨ªfica la idea del nuevo empresario madrile?o de presentar la feria en el transcurso de una gala musical en el ruedo vente?o. El ciclo taurino m¨¢s largo e importante del mundo mereci¨® siempre algo m¨¢s, mucho m¨¢s, que una simple rueda de prensa.
Lo triste es que el toreo -toreros, empresarios, ganaderos, aficionados, medios de comunicaci¨®n, etc- carezca de la fortaleza necesaria para que la televisi¨®n p¨²blica retransmita en directo un evento de inter¨¦s capital para los millones de espa?oles interesados en la tauromaquia. Otra vez, lo pol¨ªticamente correcto invalida el supuesto apoyo a la fiesta del partido que gobierna.
Y segundo: los hermanos Rivera Ord¨®?ez, Francisco y Cayetano, deben rezar lo que sepan y dar las gracias al ser superior que consideren por la prebenda recibida, que no es otra que estar bien colocados en San Isidro sin m¨¦ritos para ello.
Francisco, que alcanz¨® la gloria vestido de luces, hace a?os que no es ni sombra de lo que fue; su vuelta a los ruedos solo deja el recuerdo de una grav¨ªsima cornada y tardes para el olvido. Que pueda despedirse de Madrid sin que nadie lo haya pedido es un regalo excesivo.
Es triste que el toreo carezca de fuerza para que la TV p¨²blica retransmita la gala de presentaci¨®n de San Isidro
Y Cayetano aparece en los carteles como si fuera el mes¨ªas prometido cuando no es m¨¢s que un singular torero venido muy a menos por su desmedido af¨¢n por huir de serios compromiso. Que su nombre aparezca en la corrida de Juan Pedro Domecq y en la de la Cultura es una tomadura de pelo del no menos singular empresario Sim¨®n Casas.
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