Si los pianistas hablasen
Varios libros recogen reflexiones sobre la m¨²sica de int¨¦rpretes como Brendel, Rhodes y Richter
La cita "escribir sobre m¨²sica es como bailar de arquitectura" se atribuye tanto a Frank Zappa como a Elvis Costello. Independientemente de qui¨¦n la acu?ase, la frase nos hace ver que toda ¨¦cfrasis o ejercicio de intermedialidad en que las palabras buscan representar otras disciplinas art¨ªsticas es arduo, y m¨¢s todav¨ªa la tarea de escribir sobre el arte de combinar el sonido con el ritmo. A¨²n as¨ª, algunos pianistas decidieron escribir sus opiniones y reflexiones al respecto, y muchos otros pasaron horas conversando sobre interpretaci¨®n musical y est¨¦tica con diversos agentes culturales.
Entre los textos publicados en castellano que recogen este valioso material se encuentra Sobre la m¨²sica (Acantilado, 2016), una colecci¨®n de ensayos y escritos del pianista austriaco ¡ªaunque naci¨® en la entonces Checoslovaquia (en Moravia)¡ª Alfred Brendel, quien, en el pr¨®logo, adem¨¢s de se?alar su necesidad de aclarar su pensamiento y articular su propia percepci¨®n, hace ver d¨®nde radica su deseo de escribir: "Est¨¢ el placer de saltar por encima de la propia sombra y dejarse llevar por la tentaci¨®n de poner en palabras algo que en teor¨ªa comienza donde el lenguaje acaba". Como vemos, estos escritos surgen principalmente de preguntas y de un deseo de compartir con los mel¨®manos, sean estos int¨¦rpretes o no, la fascinaci¨®n por el lenguaje sonoro.
Est¨¢ el placer dejarse llevar por la tentaci¨®n de poner en palabras algo que en teor¨ªa comienza donde el lenguaje acaba Alfred Brendel
Distinto es el caso del brit¨¢nico James Rhodes en Instrumental (Blackie Books, 2015) y Toca el piano (Blackie Books, 2016). Muy querido por el p¨²blico que acude a sus espect¨¢culos, que suelen estar a caballo entre el concierto y la conferencia, Rhodes, al escribir sobre el piano y su repertorio, lo hace insistiendo en el poder de resiliencia que poseen las obras de los compositores a los que ama. Su escritura tambi¨¦n busca sacarlos de su reducto elitista al que los j¨®venes, o aquellos sin formaci¨®n musical cl¨¢sica, no osan entrar por no sentirse bien recibidos.
Su segundo libro es, lisa y llanamente, un manual de iniciaci¨®n al piano y al lenguaje musical, pues incluye nociones de solfeo. En ¨¦l, Rhodes invita a sus lectores a apagar el m¨®vil y ponerse manos a la obra, que en este caso es el primer preludio de El clave bien temperado de J. S. Bach. Si siguen sus instrucciones, les promete que ser¨¢n capaces de interpretarlo. Su entusiasmo es contagioso hasta el final del texto, donde da la enhorabuena a aquellos que hayan logrado tocar el preludio: "En vez de ense?arles a tus amigos las mil fotos que has hecho en tus ¨²ltimas vacaciones en Sicilia, o de formar espirales con calabacines y zanahorias para una cena, ?les puedes tocar esta pieza!".
En el caso de los pianistas que optaron por la conversaci¨®n, son sus interlocutores quienes se encargaron de llevar al papel sus comentarios. El escritor ucraniano Yuri Bor¨ªsov lo hizo con su compatriota, el pianista Sviatoslav Richter. En el libro Por el camino de Richter (Acantilado, 2015), Bor¨ªsov da voz al pianista, recogiendo las opiniones de este sobre su repertorio ¨Cla Fantas¨ªa op. 17 de Schumann y sus saltos le parecen "una maldici¨®n"¨C y sus explicaciones acerca de los m¨¦todos extravagantes que ideaba para abordar los pasajes m¨¢s dif¨ªciles ("?Quiere apostarse algo a que si los toco nueve veces seguidas con luz fallar¨¦, pero si lo hago a oscuras me saldr¨¢n bien?").
?Quiere apostarse algo a que si los toco nueve veces seguidas con luz fallar¨¦, pero si lo hago a oscuras me saldr¨¢n bien? Sviatoslav Richter
El texto da fe de que Richter estaba particularmente dotado para la asociaci¨®n libre, pues las obras musicales que mejor conoc¨ªa le suger¨ªan v¨ªvidas escenas que deseaba poner en palabras. Su idea del final del Carnaval de Viena schumanniano era la del "despacho de un famoso doctor vien¨¦s" que podr¨ªa muy bien tratarse de Freud ¨Csin importarle incurrir en un anacronismo¨C, pues Richter visualiza que en la pieza musical: "una multitud de ansiosos pacientes, con sus neurosis y sue?os, acude a ¨¦l. Todos ellos le cuentan su historia, aunque el doctor no se deja ver. Por supuesto, todos llevan m¨¢scara (...)". Por su parte, las Escenas de ni?os, tambi¨¦n de Schumann, y el ?lbum para la juventud de Tchaikosvky le generaban im¨¢genes tan inquietantes como esta: "me siento inc¨®modo incluso escuch¨¢ndolos: enseguida se me aparece la cara de una ni?a de piernitas cortas, con un lazo".
Ver y escuchar hablar a Richter es un lujo ahora accesible para todos gracias al documental El enigma (1998), dirigido por Bruno Monsaingeon, autor que tambi¨¦n se ha ocupado de la edici¨®n ¨Cque ¨¦l prefiere llamar "montaje"¨C de Glenn Gould. No, no soy en absoluto un exc¨¦ntrico (Acantilado 2017), una serie de conversaciones con el pianista m¨¢s emblem¨¢tico del siglo XX, al que hemos escuchado no solamente tocar sino tambi¨¦n canturrear a Bach en su grabaci¨®n de las Variaciones Goldberg. El libro incluye adem¨¢s algunos art¨ªculos y entrevistas escritos por el pianista canadiense donde aparecen sus opiniones contundentes sobre diversos aspectos de la interpretaci¨®n musical, por ejemplo, contra la idea de convertirse en esclavo del piano. Gould asegura que no se acercaba al instrumento durante las 48 horas previas a una grabaci¨®n, cosa que lo emparenta con el cat¨®lico devoto que, antes de comulgar, pasa un tiempo sin comer por respeto a la Sagrada Forma.
Defensor a ultranza de la m¨²sica grabada, estos textos recogen muchas de sus reflexiones al respecto. Recordemos que el m¨¢s tecn¨®filo de los pianistas fue tambi¨¦n un artista sonoro con varias piezas radiof¨®nicas en su haber, por ejemplo su c¨¦lebre "documental contrapunt¨ªstico" ¨Cas¨ª lo denomin¨®¨C The idea of North (1967), en el que las voces de distintas personas relatan su experiencia como habitantes en zonas septentrionales del planeta.
Y por ¨²ltimo, para quienes echaran de menos la representaci¨®n gr¨¢fica de la personalidad de este m¨ªstico del piano, la ilustradora Sandrine Revel ha creado Glenn Gould, una vida a contratiempo (Astiberri, 2016). Por medio de sus trazos, galardonados con el Premio Art¨¦misia de c¨®mic, Revel sit¨²a al m¨²sico en atm¨®sferas de tonos tenues y frente a cielos grises, inspirados muy probablemente por la cita del propio Gould que cierra el libro: "Cre¨ªa firmemente que todo el mundo compart¨ªa mi pasi¨®n por el cielo nublado. Me sorprendi¨® mucho darme cuenta de que algunas personas prefer¨ªan el sol".
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