Lovecraft, el arque¨®logo y maestro del terror
El escritor del horror c¨®smico muri¨® hace justo 80 a?os. Su obra no deja de reeditarse
En su biograf¨ªa H.P. Lovecraft: Contra el mundo, contra la vida (1991, editado en espa?ol por Siruela, 2006), una rareza previa a sus primeras boutades literarias, Michel Houellebecq analiza la obra y vida del c¨¦lebre ermita?o de Providence, de cuya muerte se cumplen hoy 80 a?os. Explorando su afici¨®n por la construcci¨®n edilicia de laber¨ªnticos pasadizos, el enfant terrible en ciernes persigue esa obsesi¨®n con los miedos arcanos, las geometr¨ªas no euclidianas y la fobia al mestizaje cultural. Pero quiz¨¢s la arquitectura, como una disciplina aplicada al h¨¢bitat humano, esa raza a la que tanto parec¨ªa despreciar Lovecraft, le haga menos m¨¦rito que la arqueolog¨ªa, una descripci¨®n materialista del pasado que alumbra el futuro, a su ficci¨®n. Una obra considerada como un g¨¦nero en s¨ª mismo: el terror c¨®smico.
Un subg¨¦nero entre el terror y la ciencia ficci¨®n que a trav¨¦s de un implacable materialismo gn¨®stico elude los recursos del terror psicol¨®gico para abandonar a sus protagonistas como marionetas de un destino manipulado por malignas deidades intergal¨¢cticas, minimizando la condici¨®n humana a una consecuencia del azar y el capricho c¨®smico. Una primera lectura materializa no solo nuestros temores m¨¢s at¨¢vicos, tambi¨¦n nos asoma a un vertiginoso abismo antihumanista, como cuando Carl Sagan, otro c¨¦lebre ¡°materialista¡±, le asigna al Homo Sapiens el ¨²ltimo minuto del ¨²ltimo d¨ªa de su c¨¦lebre calendario c¨®smico con una cordial sonrisa en los labios.
A pesar de ese visceral racismo que le hac¨ªa retorcerse ante el mestizaje cultural que la inevitable modernizaci¨®n de EE. UU. a comienzos del siglo XX aceleraba, del nulo espacio asignado a los personajes femeninos, as¨ª como de su hipertr¨®fico abuso de adjetivos y adverbios que le imprimen un estilo algo pretencioso y arcaizante, H. P. Lovecraft es uno de los pocos autores del pasado siglo al que puede atribuirse la capacidad demi¨²rgica de la creaci¨®n de una mitolog¨ªa propia. Una cantera de ficci¨®n inagotable, por su propia imprecisi¨®n a veces, y tambi¨¦n por la amplificada red de ac¨®litos con los que mantuvo una constante retroalimentaci¨®n mutua: el famoso C¨ªrculo de Lovecraft. Formado por autores Robert Bloch, August Derleth, Robert E. Howard y Clark Ashton Smith, entre otros, nucleados en torno a la m¨ªtica revista pulp Weird Tales. Estratos de ficci¨®n sedimentada por el mismo Lovecraft al incluir, en un excurso borgeano, a sus propios precursores, los escritores que lo inspiraron: Lord Dunsany, Ambrose Bierce, Arthur Machen, Robert w. Chambers y Algernon Blackwood. La edici¨®n de Alianza de Los mitos de Cthulhu. Lovecraft y otros (1969, 2011) con pr¨®logo y edici¨®n Rafael Llopis ofrece un estratificado mapa de ruta por esta concentraci¨®n significativa de horror c¨®smico. Adem¨¢s de las ya cl¨¢sicas ediciones de bolsillo de Alianza, Alpha Decay ha publicado una nueva traducci¨®n de la que es considerada su obra m¨¢s paradigm¨¢tica La llamada de Cthulhu (1926) as¨ª como una pieza rara, La b¨²squeda en sue?os de Kaddath, la desconocida (1927), ambas con pr¨®logos de Javier Calvo.
Sin embargo, a esta, ¡°acumulaci¨®n primitiva¡± siguiendo con la jerga materialista, la cantera lovecraftiana a¨²n sigue creciendo, por la acumulaci¨®n infinita de reescrituras tanto en la literatura, el c¨®mic, los videojuegos, la filosof¨ªa, el cine, as¨ª como uno de los inspiradores de la llamada criptoarqueolog¨ªa que colm¨® los c¨ªrculos del misterio y la investigaci¨®n paranormal de los 70 y 80 con la creaci¨®n de ese misterioso culto a ancestrales deidades extraterrestres, como afirma Jason Colavito en H.P. Lovecraft: The Cult of Alien Gods and the Extraterrestrial Pop Culture (2005). Un yacimiento donde han hundido sus picos y palas escritores de raza anfibia entre el c¨®mic y la ficci¨®n como el incombustible Alan Moore en su saga Providence (Panini, 2016) o el prol¨ªfico Neil Gaiman en su hilarante relato Cthulhu. Tambi¨¦n Erik Kriek adapt¨® algunas de sus historias en Lovecraft: Desde el M¨¢s All¨¢ (La C¨²pula, 2012) donde con un manierismo pulp hace latir de nuevo una amenaza c¨®smica y silenciosa en sus lectores.
Adem¨¢s de los diversos medios y g¨¦neros de la ficci¨®n contempor¨¢nea, la filosof¨ªa actual tambi¨¦n sigue excavando en esa mina, en apariencia, inagotable. As¨ª es como uno de los te¨®ricos afines al realismo especulativo como Eugene Tacker promueve el terrorismo ontol¨®gico en su serie de Horror of Philosophy. Ensayos como En el polvo de este planeta (Materia oscura, 2015) o Pesimismo c¨®smico (Melusina, 2017) alumbran reminiscencias al antihumanismo nihilista de Lovecraft. Tambi¨¦n la afamada bi¨®loga feminista Donna Haraway recuper¨® a la deidad arcana con cabeza cefal¨®poda y alas de drag¨®n, Cthulhu, para especular sobre un futuro posible despu¨¦s de la cat¨¢strofe ecol¨®gica irreversible en Staying with The Trouble: Making Kin in the Cthulucene (Duke University Press, 2016). As¨ª es como su obra y, sobre todo, su legado, parece seguir invoc¨¢ndonos, desde las capas subterr¨¢neas de nuestros actuales temores inconscientes y colectivos, como esos alien¨ªgenas dioses primigenios enterrados hace eones bajo nuestros pies, para alertarnos sobre este presente de progreso acelerado, tan denostado en su propia ¨¦poca, por ese remilgado se?orito de provincias que fue H.P. Lovecraft.
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