Sonrisas dentadas

La sonrisa de Artur Mas durante las penas de telediario persigue fastidiar a quienes quieren verlo hundido, cabizbajo, resollando de rabia despu¨¦s de haber sido descabalgado por la CUP, vapuleado por el 3% e inhabilitado por el Supremo de Catalu?a. No caer¨¢ la breva. Siempre risue?o en pantalla, no hay castigo que le entristezca, ni contrariedad que le desanime: eternamente astuto y contento. El rictus, inamovible.

Si la cara es el espejo del alma, la sucesi¨®n de caretos exhibiendo dientes en la programaci¨®n de televisi¨®n permite asomarse a la mismidad del ser humano y cruzar apuestas sobre verdades e imposturas. Mas quiere irse de Espa?a y cuando no puede y le atizan en la cresta, pulsa el bot¨®n de sonre¨ªr. La sonrisilla de Irene Montero mientras nos salva del capital y de los poderosos resulta entra?able, propia de su noviciado en asuntos de Estado.

¡°En Podemos llevamos la sonrisa por bandera. Es posible cambiar las cosas desde las instituciones y hay que hacerlo con una sonrisa¡±, declar¨® a Radio Arlaz¨®n. La estira con vehemencia en las entrevistas de las cadenas generalistas, y no la pierde cuando dicta c¨¢tedra desde el parvulario y juega alegremente con las cosas de comer.

Los desfiles de sonrisas dentadas en los informativos trascendieron la pol¨ªtica para incorporar a personajes de la far¨¢ndula, la banca, la empresa y los amigos de lo ajeno. El rating de la programaci¨®n cotiza al alza desde que la crisis econ¨®mica revent¨® las cloacas y sus habitantes rinden cuentas en sede judicial. Todos los cap¨ªtulos se emiten tambi¨¦n en horario infantil para que los ni?os aprendan que la corrupci¨®n es una cosa muy mala.

No hay serie m¨¢s vista, ni m¨¢s renovada desde hace, al menos, seis temporadas. A pesar de los pesares, los reos y luminarias pol¨ªticas siguen sonriendo a destiempo porque sabi¨¦ndose en el candelabro quieren aparecer gozosos. Si Mas mostrara aflicci¨®n, y la marisabidilla Montero no lo fuera tanto, ganar¨ªan mucho en pantalla.