Roca Rey, dos orejas, imaginativo y fresco, el torero preferido de Valencia
El Fandi cort¨® una oreja y Manzanares pas¨® desapercibido, ante una corrida de poco trap¨ªo
La corrida de N¨²?ez del Cuvillo, remendada sobre la marcha con un sobrero de Victoriano del R¨ªo, que sustituy¨® al del hierro titular, fue corrida a modo de lo que se lleva cuando aparecen las figuras. Corrida de justa presencia, con alg¨²n que otro toro de imagen anovillada, y de gran santidad para la lidia. Muy noble, d¨®cil, sin plantear problemas. Sosa y sin emoci¨®n tambi¨¦n. Aunque hubo toro, como por ejemplo el quinto, al que masacraron en varas, sin venir a cuento, para llegar a la muleta mortecino y sin nada que ofrecer.
Roca Rey es, ahora mismo, el torero de Valencia. Cualquier cosa que proponga es recibida con algarab¨ªa. Con todas las bendiciones posibles. Y el torero lo agradece con respuesta incondicional. Al tercero, toro anovillado, le hizo un quite de frente por detr¨¢s en r¨¦plica a uno por delantales de Fandi. La faena la abri¨® con cuatro estatuarios y una trincherilla. Aperitivo servido para que la gente entrara en apetito. Lo que vino despu¨¦s fue un derroche de frescura, de seguridad, pero de toreo a goteo. Alg¨²n natural, alg¨²n derechazo, hasta que llegaron los efectos especiales que tanto calan en el tendido. Para entonces el de Cuvillo ya estaba m¨¢s parado que en movimiento. Las manoletinas finales y la estocada sin puntilla fueron el punto y final deseado por el tendido. Faena decorosa ante toro indecoroso.
Al sexto lo tore¨® bien con el capote de salida. Y con imaginaci¨®n en un quite: saltilleras y toreo a una mano, para rematar por alto de la misma guisa. Por rogerinas llev¨® al toro al caballo, para que se cumpliera un mero tr¨¢mite. Ya con la muleta, de nuevo la frescura, la sangre fr¨ªa, fue determinante para calar en la gente. El toro, sin estar nada por la labor, colabor¨® a que Roca Rey se sintiera a gusto. Esta vez no hubo goteo de muletazos, sino una porf¨ªa cercana porque en definitiva era lo ¨²nico que pod¨ªa salvar el trance. Y lo ¨²nico posible ante toro tan mortecino como el que cerr¨® esta corrida.
CUVILLO, DEL R?O / FANDI, MANZANARES, REY
Cinco toros de N¨²?ez del Cuvillo y uno, el 5?, sobrero sustituto del titular, de Victoriano del R¨ªo, de trap¨ªo justo, con pocas fuerzas y muy d¨®ciles.
El Fandi: estocada trasera tirando la muleta (silencio); _aviso_ estocada (oreja).
Jos¨¦ Mar¨ªa Manzanares: pinchazo y estocada (silencio); pinchazo y estocada (silencio).
Andr¨¦s Roca Rey: estocada sin puntilla (oreja); pinchazo _aviso_ y estocada (oreja).
Plaza de Valencia, 16 de marzo, S¨¦ptima de Fallas. Lleno.
El Fandi fue banderillas y poco m¨¢s. Ocho pares en total, cuatro a cada toro. Los del primero muy desiguales de colocaci¨®n; los del cuarto, mejor ejecutados y colocados. En los ocho pares, un portento f¨ªsico. En el toro que abri¨® la corrida, Fandi se enrol¨® en las filas del toreo populista, sin disimulos. Toro d¨®cil, sin nada dentro que ofrecer como toro bravo. Cuando intent¨® el toreo fundamental, la cosa qued¨® en nada por aqu¨ª y nada por all¨¢. En el cuarto, el populismo sigui¨® en escena. Los rodillazos iniciales dieron paso a intentos por mantener al toro en pie. Solo cuando llegaron los circulares la faena tom¨® otro rumbo, el que la gente, en fin, esperaba. Pero pes¨® una faena larga, sin emoci¨®n por ninguna parte. Mat¨® de estocada certera y el premio le lleg¨®. A sus dos toros, Fandi los recibi¨® con largas de rodillas que tampoco aportaron demasiada emoci¨®n al asunto.
Manzanares pas¨® de puntillas. Muy gris toda la tarde. Tantos intentos vanos al segundo, hasta que la gente se cans¨® y acab¨® protestando. Con el quinto bis, castigado de manera exagerada, tampoco la cosa tom¨® forma. Ni por los toros, ni por la actitud ab¨²lica del diestro.
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