Gernika: el laboratorio del terror
Xabier Irujo documenta con rigurosa informaci¨®n y escalofriantes testimonios el bombardeo de la villa vizca¨ªna y concluye sin vacilaciones que lo orden¨® Franco
El bombardeo de un ¨²nico avi¨®n, el Old Carthusian, contra el palacio del emir de Kabul y alg¨²n edificio gubernamental, sobre los que descarg¨® 344 kilos de bombas, bast¨® para inclinar a favor de Inglaterra la tercera guerra afgana (mayo de 1919) sin ?sufrir una sola baja. El ministro de Guerra, Winston Chur?chill, hab¨ªa encontrado el arma barata y eficaz que buscaba para sanear la econom¨ªa de un imperio en bancarrota, que a¨²n ten¨ªa 1,2 millones de soldados movilizados y era propietario de 800.000 caballos y mulos, sin renunciar al control de inmensos territorios a los que hab¨ªa agregado los despojos del Imperio Otomano en Mesopotamia. En los a?os siguientes recurrir¨ªa al ataque a¨¦reo para doblegar diversas insurrecciones tribales en Somalia e Irak. El terror que llegaba por el ?aire ten¨ªa un tremendo efecto desmoralizador a muy bajo coste.
Gernika, tras ser bombardeada por la legi¨®n C¨®ndor. | SYGMA
A la luz de estos hechos, todas las potencias europeas desarrollaron ambiciosos programas de rearme a¨¦reo en el periodo de entreguerras. Alemania lo hizo clandestinamente, porque se lo prohib¨ªa el Tratado de Versalles, hasta que se quit¨® la careta en 1934 al anunciar la creaci¨®n de la Luftwaffe al mando de Hermann Goering. La guerra civil espa?ola iba a proporcionarle un campo de operaciones ideal para desplegar nuevas t¨¦cnicas de ataque y mostrar a Hitler la capacidad devastadora de la aviaci¨®n, a fin de desviar a la Luftwaffe el ingente presupuesto de la Armada.
Gernika fue el laboratorio que conjug¨® los intereses de Franco y de Goering. Ning¨²n suceso de la guerra civil espa?ola ha merecido tantas monograf¨ªas como el bombardeo de Gernika (26-4-1937), del que van a cumplirse 80 a?os. La ¨²ltima lleva la firma de Xabier Irujo, hijo del exilio vasco de posguerra, codirector del Center for Basque Studies de la Universidad de Nevada, historiador que ha rastreado con minuciosidad forense todos los archivos que pudieran contener alguna brizna de informaci¨®n sobre aquel tr¨¢gico acontecimiento en Alemania, Italia, Espa?a, Reino Unido, Estados Unidos. Un centenar de p¨¢ginas de documentos rigurosamente referenciados y un ¨ªndice bibliogr¨¢fico de 140 t¨ªtulos avalan una obra dif¨ªcil de rebatir.
Desde esa diversidad documental, el historiador responde sin vacilaciones a la pregunta de qui¨¦n ?orden¨® el bombardeo: Franco. No sobreviven ¨®rdenes escritas, las que hubiera fueron destruidas, pero el rastreo de Irujo registra, entre otras cosas, un telegrama de 6-11-1936 al comandante militar de Baleares en el que Franco le corrige a prop¨®sito del bombardeo del puerto de Alicante: ¡°No deber¨¢ en lo sucesivo realizar esta clase de bombardeos por propia iniciativa, someti¨¦ndolos previamente a mi aprobaci¨®n¡±. Nadie, salvo ¨¦l, pod¨ªa ordenar una ?operaci¨®n de esta naturaleza. Su presencia en Vitoria durante la campa?a del Pa¨ªs Vasco, que culmin¨® con la ocupaci¨®n de Bilbao (19-6-?1937), da idea del control personal que ejerc¨ªa.
?Por qu¨¦ Gernika? Porque reun¨ªa las mejores condiciones para un bombardeo de terror que el jefe de la Luftwaffe, Hermann Goering, quer¨ªa ensayar sobre poblaciones civiles con vistas a la guerra mundial que se avecinaba. Era una ciudad abierta, sin defensa antia¨¦rea, sin aviones enemigos, sin riesgos. Y ten¨ªa un alto valor simb¨®lico para el pueblo ?vasco, con el consiguiente efecto desmoralizador que acarrear¨ªa su destrucci¨®n. El uso de bombas de gran calibre (hasta 250 kilos), seguidas de artefactos incendiarios en sucesivas oleadas que culminar¨ªan con el ametrallamiento de los supervivientes, sirvi¨® de pauta al bombardeo de ?Varsovia en septiembre de 1939. El general Wolfram von ?Richthofen aplicar¨ªa en la capital polaca el experimento que hab¨ªa ensayado en la villa vizca¨ªna y cuyo resultado resumi¨® as¨ª en su diario: ¡°Por lo dem¨¢s, paz en Guernica¡±.
Irujo describe el n¨²mero de aviones, sus modelos, los aeropuertos de donde partieron, las cargas explosivas, sus respectivas misiones, los jefes de escuadrilla. Participaron al menos 60 aviones (un 20% de la flota rebelde), soltaron m¨¢s de 40 toneladas de bombas durante tres horas, destruyeron totalmente el 85% de los inmuebles y causaron en torno a 2.000 muertes entre las 10.000 personas que abarrotaban el pueblo por tratarse de un d¨ªa de mercado. A los datos fr¨ªos se suman decenas de testimonios que conforman un retablo escalofriante sobre el terror que llov¨ªa del cielo, una imagen que a?os despu¨¦s repetir¨¢n a Svetlana Alexi¨¦vich los ni?os bielorrusos bombardeados por la aviaci¨®n nazi.
El objetivo proclamado por el bando franquista habr¨ªa sido destruir un puente que ni siquiera fue alcanzado y por el que transitaron dos d¨ªas despu¨¦s las tropas rebeldes. La patra?a de que Gernika hab¨ªa sido incendiada por los soldados vascos en su retirada fue desmontada tiempo atr¨¢s, pero algunos ep¨ªgonos de la historiograf¨ªa franquista siguen empe?ados en mantener que Franco nada tuvo que ver con el bombardeo, que habr¨ªa sido iniciativa aut¨®noma de la Legi¨®n C¨®ndor. As¨ª lo afirma Roberto Mu?oz en su obra reci¨¦n publicada Guernica, una nueva historia. Uno de sus argumentos es que no existe ninguna orden de ataque firmada por Franco. Si por eso fuera, gran parte de la Guerra Civil habr¨ªa sido obra de teloneros.
Gernika. Xabier Irujo. Pr¨®logo de ?ngel Vi?as. Cr¨ªtica, 2017. 381 p¨¢ginas. 22,90 euros.